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Maleteros surtidos con bidones y filas indias ante las gasolineras

Tras el anuncio de la retirada de los 20 céntimos de ayuda en combustible para 2023, las monumentales colas para repostar en los últimos días hacen peligrar la circulación

Tras la revelación de que los últimos días de diciembre serán también sus homólogos de vigencia para la ayuda de 20 céntimos en el precio del combustible, parece que la idea de aprovechar las últimas jornadas de descuento se ha vuelto popular entre los conductores, en tanto que largas colas de vehículos se han vuelto la estampa habitual frente a las gasolineras. Una situación que se acrecenta especialmente en aquellos puntos que sostienen una mayor concentración de estaciones de servicio, en donde estas aglomeraciones llegan a taponar puntos de acceso y salida de las vías.

Casi como si el anuncio que el Gobierno lanzó este martes en el que confirmaba la desaparición del descuento de 20 céntimos en el precio de la gasolina hubiese hecho saltar las alarmas, la tarea de realizar un repostaje se ha vuelto todo un reto para los conductores en cuestión de pocos días. Está claro que no resulta agradable desembarazarse de la medida nueve meses después de que entrara en vigor como ayuda para paliar las subidas en el coste de los combustibles -concretamente, el 1 de abril- y cuando semejaba muy a tono con otras relacionadas con el transporte a las que tampoco les ha faltado protagonismo; nombradamente, la gratuidad de los abonos de corta-media distancia en trenes de Renfe y los descuentos en una variedad de trayectos, así como en autocar de viaje y en las tarjetas y bonos de bus urbano, que sí continuarán vigentes durante todo el 2023.

Este descuento de 20 céntimos en el combustible sí permanecerá activo en el caso del transporte profesional por carretera (agricultores, pescadores o navieras) con una diferencia: en lugar de hacerse efectivo en la propia estación de servicio, el importe total del descuento se abonará al final de cada mes. No obstante, como se venía diciendo, la noticia ha hecho que buena parte del resto de conductores, particulares, se eche a la carrera para rellenar el depósito en estos últimos días del año -y de la rebaja-.

ESPERAS DE RIESGO. Que esta situación de surgimiento espontáneo de demanda provocaría abarrotamientos en las gasolineras era, seguramente, previsible nada más conocerse la retirada del descuento, pero el problema más grave viene cuando las filas de coches a la espera acaban invadiendo tramos de vía delicados, como intersecciones o rotondas. Tal es el caso de la que da acceso a la rúa de Polonia, en el polígono de Costa Vella, en la que se encuentra una estación low-cost y donde ayer apenas halló respiro la interminable fila india de vehículos a sus puertas. La dificultad para maniobrar frente a dichas acumulaciones, especialmente en puntos críticos para la circulación; junto a la lluvia y los fuertes vientos que imperan en estas jornadas, demanda especial cautela al volante con miras a ahorrar en disgustos durante las vísperas de Nochevieja.

Con todo, y visto lo visto, resulta comprensible que más de uno haya optado por cargar con unos bidones extra en el maletero de cara a sacar el máximo partido de su repostaje. Los conductores saben bien que el mercado de los combustibles no perdona, y toda reducción en sus costes es bien recibida por los bolsillos de los usuarios de vehículo particular. Pero ahora, sabiendo el dato de que esos veinte céntimos de menos entran en periodo de contrarreloj, toca doblar la precaución frente al peligro de las acumulaciones.

30 dic 2022 / 01:00
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