“Me encantaría devolver el ciclo al casco viejo”
Como cada año, tras terminar el verano, llega a Santiago uno de los ciclos de cine más importantes de España y un auténtico referente en Galicia. Curtocircuíto se celebrará este año entre el día 3 y el 11 de octubre y concentrará una gran cantidad de actividades, proyecciones y coloquios que prometen hacer las delicias de los cinéfilos de la ciudad. Todo apunta a que este año el ciclo será ligeramente diferente al de ediciones anteriores, aunque el objetivo es que, de forma presencial o telemática, conserve su carácter habitual.
Pela del Álamo, director del ciclo, explica las claves de esta edición de Curtocircuíto, que promete ser inolvidable.
¿Qué retos presenta el ciclo para este año?
Claramente el reto es ser capaces de hacer una programación online que la gente perciba como un punto de encuentro tan interesante como el presencial. Por eso vamos a hacer, no solo proyecciones, sino también actividades en las que el público podrá participar. Si finamente se pude desarrollar una parte presencial, queremos demostrar que la cultura es segura. Hay que hacer una distinción entre el ocio nocturno y la programación cultural, que se puede hacer respetando todos los protocolos de seguridad.
¿Cómo planteáis los eventos presenciales?
Queremos realizar un modelo mixto, siempre y cuando no restrinjan las actividades en las próximas semanas. La parte presencial se desarrollará bajo unos estrictos protocolos de seguridad higiénico-sanitaria. Todo para demostrar, como ya están haciendo otros festivales, que es seguro programar cultura en estos momentos tan complicados.
¿Cuál es la parte más difícil de dirigir Curtocircuíto?
Sin duda, lo más complicado es conseguir un equilibrio en la programación. Un equilibrio entre un cine que guste al público general y el cine que nosotros queremos defender y que no funciona tanto como entretenimiento, sino como una oportunidad para que el asistente aprenda, piense y evolucione. Ese equilibrio entre lo más artístico y lo popular, es lo más difícil de conseguir.
¿Es posible hacer que el cine menos ‘mainstream’ sea atractivo al gran público, o está condenado a sectores minoritarios?
Creo al 100 % que este cine más artístico es susceptible de gustar al público general, lo que es necesario es un trabajo de educación del espectador. La gente tiene que entender que puede venir al cine no solo a entretenerse, sino a descubrir. Es una cuestión de asistir con una expectativa diferente que cuando se va a una sala comercial. Si uno se deja seducir, va a disfrutar porque la programación es buena.
Se va a estrenar ‘Lúa Vermella’, ¿puede anunciar algún estreno más?
Este año la programación presencial va a ser mínima, porque no queremos arriesgarnos a tener que suspenderla. Esto afecta directamente a los estrenos. Lúa Vermella será el plato principal dentro de las presentaciones, pero también exhibiremos de forma presencial todas las competiciones de esta edición.
Hábleme de la película.
Lúa Vermella con el tiempo supondrá un hito en el cine español. Es un largometraje que parte de lo documental para, no solo ir hacia la ficción, sino que es capaz de construir un relato cercano a la fantasía y al realismo mágico, sin abandonar los preceptos del cine documental. Es una vuelta de tuerca a los géneros.
¿Qué actividades le han marcado en el tiempo que lleva como director?
Tengo dos. La primera, el coloquio posterior a las películas del fotógrafo Alberto García- Alix. Creo que fue uno de los coloquios más bonitos y emocionantes que haya visto nunca. Y el segundo, la retrospectiva que le dedicamos en 2014 a Mike Hoolboom, fue uno de los cineastas más humanos y sinceros que yo he tenido la oportunidad de conocer.
¿Cree que este ciclo de cortometrajes podría hacerse en otro lugar que no fuera Compostela?
Curtocitrcuíto empezó haciéndose en las plazas de la zona vieja. Ese formato es el que le daba razón de ser, por eso creo firmemente que, manteniendo la programación de los teatros, el festival debe recuperar aquel modelo utilizando las plazas de la zona vieja como anfiteatros naturales. Considero que ese posible modelo de Curtocircuíto, pondría en valor tanto al festival como a la ciudad, porque pocas urbes tienen estos escenarios naturales y tenemos que aprovecharlos.
¿Por qué no se hace?
Bueno, lo estamos planteando. Es un modelo por el que tendrían que apostar las autoridades de la ciudad. Yo estaría encantado de que lo hicieran.
¿Hay mucha cultura audiovisual en Santiago?
Si bien Compostela siempre ha sido un núcleo cultural, que un festival como Cineuropa lleve más de 30 años funcionando, ha generado una militancia cinéfila muy fuerte. Es algo que siempre hemos aprovechado.
El ciclo está ganando cada vez más relevancia, ¿qué le falta en estos momentos?
Curtocircuíto es un referente estatal consolidado. Para que fuera un referente europeo, el festival necesitaría un plan estratégico sustentado por las instituciones.
¿Qué previsiones tienes para la edición de este año?
Es un año incierto. Hay seis festivales de cine unos detrás de otros en Galicia. Es muy difícil prever que va a hacer el público. Somos prudentes y haremos bien nuestro trabajo a la espera de que la gente se anime.