Ofrece su farol de más de 200 años para dar luz a las Tanxugueiras

Se llama Antonio Lavandeira y es vecino de la parroquia compostelana de San Lázaro. Se declara fan absoluto de las Tanxugueiras y el pasado sábado, cuando supo que no representarían a España en el Festival de Eurovisión, se llevó un tremendo disgusto. Le gusta la música tradicional gallega y el espectáculo de este trío de éxito le ha dejado asombrado. Por eso no se explica cómo el jurado no se ha decantado por una puesta en escena tan original, autóctona y que además representa la convivencia de lenguas oficiales de España.

Cuando se enteró de que las gallegas habían arrasado en el televoto del público, a Antonio le invadió una sensación de impotencia; y por eso se puso en contacto con esta Redacción para llegar hacer un mensaje de ánimo a las artistas y también para ofrecerles la luz de su farol centenario.

Se trata de un farol de navegación de “máis de douscentos anos”, asegura. “Quero que as Tanxugueiras sintan a luz deste farol centenario porque elas pasarán á historia e o seu nome será recordado para sempre, incluso dentro de douscentos anos, tantos como ten este farol mariñeioro”, sentencia el hombre emocionado, antes de hablar de la historia de su tesoro.

“Chegou a min hai máis de cincuenta anos. Calculo que ten uns douscentos e era o típico farol que levaban os barcos para facer sinais durante a navegación”, explica.

Es de la marcha Anchor y algún día sirvió como sistema de comunicación entre embarcaciones. Antonio Lavandeira lo guarda en su casa como un gran tesoro y no duda en ofrecerlo para fotografiarlo. “Se o quere ver Feijóo, tamén pode; e incluso facerse unha foto con el”, afirma.

En el ámbito marinero, existían antiguamente varios tipos de faroles: como el de la carne, una especie de jaula que se colgaba en algún punto exterior del buque para que estuviese ventilada la carne fresca y conservara mientras se iba consumiendo;

Los faroles de dotación eran los que se empleaban para mantener de noche a bordo las luces que a cada buque le correspondían por reglamento; mientras que los de situación eran luces que se empleaban de noche las embarcaciones de vela o vapor a fin de evitar los abordajes.

Antonio no sabe cuántos mares cruzó su apreciado farol pero está convencido de que ayudó a muchos marineros.