Persona afable, culta y muy cercana

Sus años de dedicación universitaria los cumplió como el mejor, siendo el orden y la meticulosidad de antropólogo su pasión. Ejerció la enseñanza de la Anatomía con enorme dignidad y con el respeto de todos.

Cuando el presidente Fraga le nombró asesor especial de Cultura del presidente de la Xunta se abrieron alguna ampollas, pero José Carro Otero supo aplicar el ungüento adecuado con la elegancia que siempre le caracterizó. Y realizó una actividad frenética que enriqueció su labor y las de todas las instituciones que fue implicando con su quehacer.

Su elección como presidente de la Real Academia de Medicina tampoco dejó de ser una inicial sorpresa. Y de nuevo el profesor Carro mostró sus dotes para ejercer tan alta distinción y la Academia llegó a vivir los mejores momentos de su historia casi bicentenaria.

Sus trabajos académicos y, sobre todo, las colaboraciones culturales en EL CORREO GALLEGO dan cuenta de su inquietud, capacidad y constancia para animar, encarar y tratar todos los temas relacionados con la Historia y la Medicina.

Y su presencia en todos los rincones de Compostela en cualquier día de cualquier año, darán siempre fe de la querencia a su pueblo, a sus costumbres y a la historia de todas las gentes que, por una u otra razón, llevan a Santiago y a Galicia en un rincón de su alma.

Profesor Carro, te vamos a echar mucho de menos.