Santiago apuesta por Ofelia pese a sus polémicas en los cocinados de ‘MasterChef’

Ofelia Hentschel sigue peleando en las cocinas de MasterChef. Lo hace con todo el entusiasmo y entrega pese a las críticas de muchos de sus compañeros, que la censuran por su comportamiento espontáneo y por querer ferver en todos os pucheiros. Un titular de EL CORREO que ayer suscitó numerosos apoyos para la compostelana. Y es que, a pesar de su intensísima personalidad, la santiaguesa de 29 años no deja de ganar adeptos en el concurso culinario. Cuenta con el apoyo de Teresa Abalde, semifinalista de edición de 2019, quien ayer compartió en sus redes sociales el desayuno de su amiga Missestilos en compañía de la edición papel de este periódico, que incluía un reportaje sobre la compostelana.

También lo hizo la propia María Rey (con otra foto que la concursante compartió en sus perfiles), la instagramer que presentó a Ofelia y Teresa en una comida de amigas que tuvo lugar en A Maceta este martes, el mismo día que se emitió el tercer programa de la novena edición del talent culinario. En ese capítulo, Ofelia volvió a generar polémica entre sus compañeros, que están de ella hasta el gorro. Sin embargo, parece contar con el respaldo del programa que se emite en La Uno de Televisión Española y también de alguno de los jueces, como el multiestrellado Jordi Cruz. La joven compostelana es consciente de las críticas del resto de concursantes, pero parece que poco le afectan para seguir adelante. Es más, las acepta siempre con la mejor de sus sonrisas y en ningún momento muestra ningún tipo de rencor por comentarios fuera de lugar que podrían molestar a cualquier persona. Por otro lado, se defiende bien en los fogones, una destreza que, además, manifiesta con total humildad y tratando de pasar completamente desapercibida. Una mantequilla de trufa negra le sirvió para salvarse en la prueba de eliminación de la última entrega del programa. El jurado la felicitó por la elaboración, pero la santiaguesa no se libró de un nuevo lío, cuando uno de sus compañeros, Arnau, catalán muy competitivo, la acusó de copiarle en la elección del hongo. No obstante, su elaboración fue un desastre y la que sacó adelante la compostelana le supuso inmediatamente subir a la galería de la continuidad.

Lo cierto es que su lluvia de comentarios hacia todo lo que se mueve, provocando una gran tensión entre sus compañeros e incluso caóticos cocinados, sobre todo en las pruebas grupales, solapa sus cualidades en las artes del cocinado, pero la verdad que es que se defiende notablemente y con dotes en las pruebas individuales, sobre todo en las de eliminación.

Además, aporta a esta edición, bastante seriota, un toque divertido. Es decir, lo que la televisión busca. De ahí que cuente con el apoyo del juez más duro, Jordi Cruz, quien en el último programa pidió más respeto para la compostelana y lanzó un mensaje a los concursantes: menos pico y más pala.