Santiago desierta, con solo algunos paseantes y unas pocas terrazas con clientes
La mayoría de los compostelanos optó ayer por quedarse en casa // Los que se animaron a salir cumplieron las restricciones // Ni la Puerta Santa de la Catedral gozó de gran afluencia
El creciente aumento de casos de COVID en Santiago empieza a hacer mella entre los compostelanos y eso se nota en las calles. Así, el casco histórico ofrecía ayer una imagen bastante desangelada, con unos cuantos ciudadanos que se animaron a dar un paso, mayoritariamente de forma individual o en pareja.
Ni siquiera la Puerta Santa atrajo a la gente. Solo unos pocos se animaron a entrar en la Catedral para ganar la indulgencia plenaria, aprovechando el Año Santo. Además, hay que recordar que el templo luce un aspecto completamente renovado, lo que supone un aliciente más.
El día gris no acompañó demasiado. Tampoco en la Alameda, punto muy concurrido los domingos, había mucha gente. Algunos haciendo deporte, corriendo alrededor de la Herradura, patinando o montando en bicicleta. Ésta última, por cierto, está cobrando un gran protagonismo desde la primera ola de la pandemia, puesto que son muchos los que han recuperado sus bicis para ponerse en forma o incluso como medio de transporte, puesto que no te obliga a viajar junto a otras personas.
Las zonas más concurridas fueron las terrazas de algunos establecimientos hosteleros, sobre todo las de Porta Faxeira o la ubicada en la Alameda. Éstas contrastaban con las de la plaza de A Quintana sin apenas clientes.
Eso sí, en todas ellas los santiagueses cumplieron con la normativa vigente, llevando puesta la mascarilla en todo momento, salvo cuando estaban consumiendo algo o sin fumar. Asimismo, las mesas solo estuvieron ocupadas como máximo por cuatro personas.
GRAN INCREMENTO DE REPARTIDORES. Además, en los últimos tiempos se percibe en la capital gallega un gran aumento de repartidores de empresas de comida a domicilio, principalmente, a partir del mediodía.
Y es que son muchos los compostelanos que no quieren dejar en la estacada a la hostelería y que aportan su granito de arena realizando pedidos para que los negocios locales puedan subsistir, a pesar de esta dura crisis sanitaria del coronavirus.
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