Setecientas personas asistidas por el botón ‘salvavidas’ de Cruz Roja

Una persona mayor o con problemas de movilidad se cae en el baño de su casa sin que ningún familiar esté presente en ese momento para asistirle. Se lleva entonces la mano al cuello y pulsa un botón. En cuestión de segundos se activa de forma automática el altavoz para que la persona pueda comunicarse con quien esté disponible al otro lado de la línea, desde cualquier parte de la casa. Es ahí cuando el operador de turno de Cruz Roja da cuenta de la situación y resuelve el problema. Esta cadena de hechos resume de forma breve en qué consiste el programa de teleasistencia de la Cruz Roja, que en Compostela llega a los 700 usuarios según las últimas cifras de las que dispone la organización, recabadas hace un par de meses.

Ahora, junto a otros programas de asistencia que ofrece Cruz Roja en la ciudad, como el de atención a las personas sin hogar, acaba de renovar su colaboración con el ayuntamiento de Santiago. Concretamente, el Concello aporta 85.000 euros con cargo a sus presupuestos generales de 2021 a repartir entre los programas de asistencia y ayuda a personas que viven en la calle. También se destinan 100.000 euros, cofinanciados por la Deputación da Coruña, al desarrollo del recién estrenado Servizo Municipal de Urxencias Sociais (SEMUS). Tal y como explica la coordinadora de Cruz Roja en la capital gallega, Rocío Ovalle, el servicio de teleasistencia aumenta así su financiación respecto al año anterior, pasando de 50 teleasistencias financiadas por el Ayuntamiento a 60. En este aumento se incluyen las que se realizan a través del teléfono móvil –teleasistencia GSM– ya que, al contrario de lo que ocurría antes, ya no es necesario disponer de teléfono fijo para utilizarlo. “La ampliación del convenio para atender a estos colectivos y el convenio del SEMUS representa para nosotros un momento importante porque nos permite atender a más población, sobre todo a aquella en situaciones críticas cuando lo requieran”, explica Ovalle. Todas las peticiones de ayuda que se reciben por esta vía se atienden en un primer momento desde A Coruña, sin ser derivadas a otras sedes nacionales, ya que la proximidad geográfica y lingüística se considera clave para la atención a determinados usuarios. Desde allí se coordina cualquier actuación o desplazamiento que se requiera.

Los usuarios de teleasistencia en la capital gallega son, en su mayoría, personas mayores que viven solas para las que este servicio supone un apoyo para permanecer en su domicilio en condiciones de seguridad. “En muchos casos tienen hijos que viven fuera, y la mayoría prefieren quedarse en sus casas con sus rutinas. Es una buena opción porque además garantizas la socialización”, indica la responsable de Cruz Roja. De hecho, aunque la mayor parte de avisos que recibe el centro de coordinación son caídas, también hay usuarios que pulsan el botón en busca de un rato de conversación.

También reciben este servicio en Compostela algunas personas con discapacidad y otras que, sin ser mayores, lo han requerido por algún otro motivo de cara a sentirse más seguros. Entre las funciones que cumple este servicio también se incluye la de ser una especie de voz de la conciencia: una de las tareas rutinarias es el recordatorio de toma de medicación dada la edad de los usuarios. A mayores, se les hacen llamadas periódicas para llevar un seguimiento de su estado de ánimo y salud, y hasta se les felicita por sus cumpleaños. “Esto puede parecer una tontería pero resulta muy importante”, insiste Rocío Ovalle.

El funcionamiento es muy sencillo: un simple aparato que se instala en el domicilio y un collar para pulsarlo cuando se necesite, que activa el resto del protocolo. Tal y como explicó el ayuntamiento tras la firma de los convenios con Cruz Roja, el servicio es gratuito para los usuarios que acrediten ser mayores de 65 años; vivir o pasar gran parte del día solos o con otra persona de edad y características similares, incluso cuando viven con otras personas; estar empadronados en el Ayuntamiento de Santiago; tener cubiertas las necesidades básicas de vivienda, alimentación, higiene personal y del hogar y tener condiciones de vida adecuadas; así como contar con los servicios telefónicos fijos o móviles requeridos para el funcionamiento del sistema.

Pese a que la pandemia ha hecho que cifras como las de ayuda a personas sin recursos o llamadas al Teléfono de la Esperanza aumenten, en el caso concreto de la teleasistencia la capital gallega no ha registrado una gran subida. De hecho, muchas familias decidieron reorganizarse y algunos de los antiguos usuarios se trasladaron a vivir con sus hijos durante los últimos meses. Por ello, el saldo se ha quedado prácticamente igual teniendo en cuenta las altas de nuevos usuarios y las bajas registradas por las causas citadas.