Sigue agonizando el Campus Vida a la espera del prometido ‘lavado de cara’

La Alameda, el callejón de Derecho, Galeras... hay muchos caminos que llevan al Campus Sur, al llamado Campus Vida, y cada acceso por el que uno entra tiene algo en común: una estampa de abandono que se detecta a poco que uno fije la vista. Es el campus universitario de la ciudad más transitado, ya que engloba el mayor número de facultades, y dista bastante de la imagen de los complejos perfectos que vemos en algunas películas. A la maleza, las aceras levantadas o los baches en la carretera se suman edificios en mal estado, bancos en los que resulta poco apetecible sentarse o letreros en los que hay que intuir la lista de las direcciones, porque las letras están casi borradas.

El acuerdo al que llegaron la Universidade de Santiago y el Concello a finales del pasado año pretendía que las obras comenzasen en el primer trimestre. Ninguno de los planes previstos llegó a ejecutarse y, tras los meses de estado de alarma, tampoco se ha detectado movimiento. La humanización, como se denomina el proyecto, incluye mejoras de iluminación, limpieza de los árboles que invaden las aceras, arreglo de los socavones... Además, se pretende mejorar la considerada como ‘senda segura’ entre las principales facultades, bibliotecas como la Concepción Arenal y residencias como la de Monte da Condesa o Fonseca. El proyecto incluye también, como una de las actuaciones principales, eliminar plazas de aparcamiento en las pistas que van a Derecho y Farmacia. En ellas, los coches tienen disponible una franja central para aparcar que no solo resta visibilidad y espacio, sino que hace complicado el tránsito de los buses urbanos.

Basta con pasearse por delante de la Facultad de Farmacia para comprobar que todo sigue como estaba. Algunas aceras están totalmente levantadas o llenas de maleza y sin visibilidad por las copas de los árboles. “Las personas que van en silla de ruedas lo tienen bastante complicado para llegar a algunas de las facultades. Suelen tener que meterse por detrás de Farmacia, porque por aquí es imposible”, cuenta una trabajadora de los servicios a estudiantes que tiene el Campus. Ese “aquí” al que se refiere son las aceras que pasan por delante de Políticas, Farmacia, Matemáticas o Ingeniería, hasta llegar al final, a Psicología.

“Esta es la peor zona de todas con diferencia”, explica. Los bolardos torcidos, las señales a medio caer y las franjas en aceras y bordillos hacen que sea muy sencillo tropezar.

La plaza central que forman la avenida Novoa Santos y Doutor Ángel Jorge Echeverri no es muy transitable entre la gravilla y la maleza. Y a esto hay que sumarle que los coches no lo tienen mucho más fácil que los peatones. Muy cerca de esa zona, en la rúa dos Feáns o en la avenida de Vigo, los baches son viejos conocidos, como cuenta un estudiante: “desde hace seis o siete años recuerdo esto siempre así. Suelo aparcar por la zona tanto de día como de noche, y lo único bueno es que ya sé dónde están los baches. Cuando hay poca luz, si no conoces la zona, no te libras”. A estos problemas, se suma el del alcantarillado, con inundaciones siempre que llueve con intensidad.