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vivencia emocionante. A sus 87 años, Manuel María de Mena acaba de recorrer de nuevo el Camino por tercera vez desde que es octogenario // Afincado en Madrid, en esta ocasión vino desde Ponferrada junto a su nieto Mark // En Arzúa se sumaron a la aventura uno de sus hijos y una nieta TEXTO Julia Escobar

Tres generaciones comparten la grata experiencia de peregrinar en familia

Es la tercera vez que Manuel María de Mena Aguilar realiza el Camino de Santiago. Tras jubilarse, después de casi 25 años como administrador de loterías, empezó a caminar más y se propuso realizar la Ruta Jacobea.

A sus 81 años se puso en marcha y, como relata a EL CORREO, “la primera vez mis hijos no me dejaron hacerlo solo y se vino un sobrino conmigo”. Al querer repetir la experiencia, este octogenario afirma que, pasados tres años, quiso volver. Entre risas cuenta que directamente “les dije a mis hijos que a la semana partiría y todos me dijeron: Buen Camino. Nadie se opuso porque ya sabían que sería capaz de hacerlo”.

Ahora, con 87 años, es la tercera vez que hace el peregrinaje. En esta ocasión, Manuel, acompañado de su nieto Mark, de quince años, eligió la ruta del Camino Francés, saliendo desde Ponferrada. Un abuelo aventurero, confiesa que en esta ocasión “he sido yo el que tenía un poco de miedo a venir solo y reconozco que he pedido ayuda para que alguien me acompañara”. Aunque, con tono serio, expresa que “a lo mejor a los noventa tengo el valor suficiente para decir que me voy a Santiago solo, y en lugar de tardar una semana, lo hago en quince días, me da igual, no tengo ninguna prisa”.

Mark ya había hecho el año pasado la peregrinación hacia Compostela, pero entonces fue desde Tui, y hablando en familia planearon hacer el Camino Francés. Manuel, sincero, afirma que su nieto “desde entonces me ha estado dando la tabarra todo el año hasta que lo hemos hecho”. Oriundos de Madrid, ambos empezaron esta experiencia en cuanto Mark terminó las clases. Era viernes y ese mismo sábado se subieron a un autobús para iniciar el peregrinaje desde Ponferrada. Sin embargo, no sabían la sorpresa que se encontrarían en Arzúa, cuando apareció su hijo Luis (tío de Mark), de 51 años, y la hija mayor de este, María (nieta de Manuel), de 18, para continuar la Ruta a su lado.

Familia Unida. Tres generaciones peregrinando a Santiago. EL CORREO conversó con todos ellos, y Luis confiesa que, para mantener en secreto la singular peregrinación, solo lo sabía una de sus hermanas. La misma que ayudó a su padre para organizar el itinerario durante la semana. El objetivo de Luis se cumplió a la perfección, porque cuando a su padre se le pregunta ¿cuál ha sido la experiencia más gratificante en este peregrinaje?, la respuesta es rotunda: “Sin duda alguna el encuentro del viernes noche con mi hijo. No tenía ni idea de que estuviese planeando todo esto”.

Razones. Manuel ve absurdo el hecho de que algunos peregrinos realicen el Camino solo para hacer deporte. A su parecer, “eso mismo lo pueden hacer en sus ciudades, sus alrededores, sin perder el tiempo ni realizar los esfuerzos que requiere en algunos momentos, y desde luego se ahorran un coste económico importante”. Sin embargo, si se hace por un motivo religioso, como es su caso, animaría a todos con unas palabras de aliento, diciéndoles: “Tira para adelante y no mires, camina”. Ya lo decía el poeta español, Antonio Machado; caminante, no hay camino, se hace camino al andar.

La lección de vida más importante tras años de peregrinación para este octogenario es siempre la misma: “Si pudiera, lo volvería a hacer”. Por su parte, Luis expresa que “yo creo que cada camino es diferente” y destaca que “una vez estuve hablando con el párroco de Sahagún y me dijo que cada uno tiene que hacer un camino interior. Razón no le faltaba, porque lo empiezas de una manera y como dedicas numerosas horas a la reflexión, tus pensamientos se van transformando”. Además, “la verdad es que entrar en la plaza del Obradoiro y ver lo preciosa que está siempre la Catedral es una alegría”.

Se repetirá. Los cuatro miembros de la familia de Mena llegaron a Santiago el domingo, justo para la misa de las doce en la Catedral, a la que asistieron. El mayor del grupo espera que “si Dios quiere, cuando cumpla los noventa lo volveré a hacer”. Luis confiesa que siempre que entra a la casa del Señor en la capital gallega “lo último al irme es pedirle al Santo que me traiga de vuelta”. Por otro lado, su hija María ya tiene en mente volver en mayo del año que viene con su hermana Inés. Otro de los jóvenes miembros de la familia, su primo Mark, se siente extremadamente dichoso porque “la experiencia de hacer el Camino con mi abuelo es única. Soy consciente de que muy poca gente puede hacer esto con los suyos, y yo soy un afortunado”.

05 jul 2022 / 00:00
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