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Un cúmulo de incertezas convierte las marquesinas en salas de espera

Los usuarios del transporte urbano de Santiago encuentran a diario contradicciones entre los tiempos de llegada que dicta la aplicación oficial y los reales // Varios letreros electrónicos llevan meses apagados

Se ha convertido en habitual que la experiencia de tomar un autobús en Compostela se torne agridulce para la buena parte de sus vecinos que, cada día, no encuentran en el transporte urbano la certeza horaria que les exigen sus rutinas. En su lugar, les toca lidiar con un cúmulo de retrasos repentinos, súbitos acelerones e indicaciones contradictorias por parte de las que deberían ser sus fuentes fiables de información a la hora de planificar sus viajes.

LETREROS INSERVIBLES. Representa un buen ejemplo de esta problemática el caso de los universitarios que estudian en el campus norte y utilizan las líneas conectoras con el centro urbano, que hacen parada tras las facultades de Filología y Ciencias de la Comunicación, en la avenida de Castelao. Cada cambio de hora de cada jornada lectiva, nutridos grupos de estudiantes confluyen en esta marquesina a la espera, mayormente, de las líneas 5 y 15 para volver a sus domicilios. Y en su caso, y en el del resto de usuarios de la parada, hace tiempo que el letrero electrónico que un día sirvió para anunciar los tiempos de espera del transporte urbano dejó de ser una ayuda en su propósito.

Hubo un tiempo en que este dispositivo y sus homólogos repartidos por toda la urbe mostraban un seguimiento de los minutos restantes de cada uno de sus trayectos vinculados. La posibilidad de conocer este dato, determinante para el usuario a la hora de sentarse a esperar, hacía que multitud de miradas confluyesen en la pantalla. Pero, volviendo al caso concreto del letrero de Castelao, este yace apagado desde hace meses -si no años, como es el caso de otros-. Los vecinos del barrio recuerdan que, tras sufrir su primer apagón de larga duración, experimentó un breve aliento de vida que duró unas semanas antes de volver a su negrura habitual.

RETRASOS IMPREVISTOS Y AUTOBUSES ‘FANTASMA’. Frente a esta situación, lo razonable sería echar mano de la aplicación móvil oficial a disposición de los usuarios del transporte urbano y que, en teoría, permite realizar un seguimiento preciso de los tiempos de llegada de las diferentes líneas a la parada de elección, así como de sus horarios generales. Sin embargo, con más frecuencia de la que debería, esto tampoco resulta recomendable.

Y es que, en cuanto a lo que consultar las frecuencias de los buses se refiere, si la aplicación acertará o no con las indicaciones que proporciona es siempre la gran incógnita ya que, cuando falla, las consecuencias pueden ir desde retrasos de diez, quince o veinte minutos hasta autobuses fantasma que parecen hacer pellas de su paso por la parada de turno. Explican usuarios de la aplicación que, cuando se da este último caso, desaparecen sin previo aviso del listado de “próximas llegadas”, dejando a quienes serían sus pasajeros en estado de confusión y contemplando cómo en sus pantallas los “minutos restantes” pasan de cinco a cincuenta. Todo esto, sin haber presenciado rastro alguno del autocar y obligados a decidir entre esperar el paso del siguiente o darse por vencidos y optar por dar un paseo a pie.

Lamentablemente, sin una opción confiable a la que asistir, los usuarios del transporte urbano solo pueden permanecer expectantes a que ambos sistemas reciban unas muy esperadas correciones.

07 nov 2022 / 01:00
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