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Un niño se nos ha dado

    AUNQUE EN LOS MOMENTOS ACTUALES ha bajado mucho en Occidente la natalidad, sin embargo, cuando nace un niño no se produce ningún cambio importante en la nación, sino que ese acontecimiento pertenece a la vida ordinaria. Aun siendo esto lo normal, el niño cuyo nacimiento da el nombre a la “Navidad” que celebramos en estas fechas, no es un niño cualquiera, aunque haya nacido en una gruta, por no haber sitio en el mesón.

    Celebramos hoy, pues, el nacimiento del Hijo de Dios. El hombre reconocía hasta entonces muchos dioses, a los que daba culto. Sin embargo, el pueblo de Israel, descendiente de Jacob, adoraba tan solo a un Dios, personal y lleno de vida, que había creado todo y que se hacía presente a los creyentes como un ser misericordioso y fiel, lento a la cólera y rico en piedad, siempre leal. A lo largo de la historia, fue dirigiéndose a los antepasados del pueblo por medio de los profetas; pero al llegar la plenitud de los tiempos, lo hizo por su propio Hijo, que nació de una doncella virgen, siendo en todo semejante a nosotros, menos en el pecado.

    Al nacer en una gruta, por medio de un ángel se apareció el Señor a unos pastores, que eran gente considerada por ese pueblo como pecadora pública, y les anunció el nacimiento de ese Niño, que les abría las puertas de la esperanza. Ellos fueron a adorarle, y le ofrecieron dones. Pero el Señor se revelará también a los pueblos paganos, en este caso por medio de una estrella, que percibieron unos Magos, del Oriente. Estos acudirán a ver al Niño, y habrán de adorarle. De ese modo se abrirán las puertas al mundo gentil, para que en el futuro sean miembros de la Iglesia, que ese Niño iba a establecer, asentándola sobre Doce Apóstoles.

    La Navidad no es, pues, una fiesta cualquiera. Si los pueblos cristianos la celebramos en estos días con la unión de los diversos miembros de la familia, es porque Dios se nos hizo presente de modo bien sensible. Por ello queremos nosotros llevar a la práctica el mandato nuevo que Jesús nos transmitió: que todos somos hermanos e hijos del mismo Padre Celestial.

    24 dic 2022 / 01:00
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