Viacrucis de un paciente con depresión que busca psicólogo

Un vecino de Santiago se ha dirigido a este periódico para denunciar la situación “surrealista” que vivió el pasado viernes al intentar conseguir cita en una clínica psiquiátrica de la ciudad con el objetivo de ser tratado, a nivel psicológico, de una grave depresión que arrastra desde hace tiempo.

Las cuitas del afectado comenzaron cuando se puso en contacto telefónico con el citado centro especializado y allí le comentaron que el único psiquiatra en plantilla tenía todas las citas cubiertas hasta enero del próximo año, por lo que no tendría más remedio que esperar hasta entonces. Él, según narra, intentó hacerles comprender que en realidad lo que necesitaba era, por recomendación de su psiquiatra habitual, asistencia psicológica, pero la respuesta que obtuvo fue siempre la misma; es decir: que en la clínica solo trabajaba un psiquiatra y que tenía el cupo lleno hasta el primer mes del próximo año.

Dicho vecino señala que si acudió a ese centro fue porque así se lo recomendó su especialista habitual bajo la premisa de que necesitaba de forma urgente “apoyo terapéutico con un psicólogo especializado en traumas”. El mismo doctor le aconsejó contactar con una clínica en la que conocía a una especialista en psiquiatría que a la vez le podría recomendar un buen psicólogo.

Tras la infructuosa llamada telefónica, el afectado decidió ir personalmente al complejo sanitario para explicar su caso y allí le respondieron más o menos lo mismo. Tras aclararle que la psiquiatra a la que había hecho mención su doctor habitual no trabajaba allí desde hace ya varios años, le volvieron a insistir en que el único especialista en plantilla no podría atenderle por estar saturado de trabajo en las próximas semanas.

La mujer del paciente, que le acompañó hasta la clínica pero se quedó esperando en el coche, se preocupó mucho al verlo aparecer hundido y lloroso, por lo que decidió pedir ella misma explicaciones al centro. “El trato que me dispensaron fue idéntico”, señala el afectado, e incluso se negaron a entregarle “una hoja de reclamación ante la imposibilidad de cualquier entendimiento. Fue una experiencia surrealista, hasta el punto de que ambas partes, la clínica y mi esposa, llamaron a la Policía Local cada uno por su cuenta para que mediara en el asunto”.

Efectivamente, al lugar de los hechos acudieron dos patrullas de policía local “y dos agentes hablaron con mi esposa y conmigo respectivamente, tras lo que acordamos entre todos poner una reclamación más adelante tras dejar pasar unas horas y tranquilizarnos”.

Sobre este episodio en concreto, el matrimonio solo tiene palabras de profundo agradecimiento sobre el comportamiento ejemplar de los agentes que mediaron en el asunto, y de hecho si decidió hacer público este caso en EL CORREO GALLEGO fue únicamente para agradecer el trato que recibieron por parte de la Policía Municipal.

“Los tres agentes que se presentaron tuvieron un comportamiento impecable, y especialmente al que habló conmigo quiero darle las gracias por su comprensión, por la entereza que trató de transmitirme y por su buen juicio. De corazón, muchas gracias por su apoyo y por sus esfuerzos en confortar a una persona que se encontraba perdida y desesperada”, concluye el afectado.