Viviendas tuteladas para quince personas que no tenían hogar

Cuando se decretó el estado de alarma uno de los problemas a los que tuvo que hacer frente el Ayuntamiento de Santiago fue el de las personas que no podían confinarse porque no tenían un hogar, sino que vivían en la calle, y ocasionalmente pernoctaban en el albergue.

Fue necesario realizar una campaña y buscar la colaboración del Seminario Menor, para que durante el tiempo en el que las salidas a la calle estaban limitadas a la adquisición de los productos de primera necesidad y la presencia en un espacio público podía ser motivo de sanción.

La solución adoptada fue alojar a estas personas en las dependencias del albergue del Seminario Menor hasta que se levantaron las restricciones, algo que no resultó fácil, según explica la concejala de Benestar Social, Mila Castro, por las reticencias de algunas de estas personas hacia este tipo de solución.

En paralelo, y mientras se garantizaba una solución temporal para el alojamiento de estas personas hasta que se permitiera la libre salida a la calle, explica que también se estuvo trabajando en una solución más duradera para su situación.

De hecho, el departamento municipal procedió a la contratación de una persona más con el objetivo de que se dedicara expresamente a la atención del problema de estas personas sin hogar, y analizar cuáles eran sus necesidades.

Así, una vez que se levantaron las restricciones, y a través de asociaciones de interés social, se buscó la integración de estas personas en viviendas de titularidad municipal tuteladas, para que dispusieran de una residencia sin las restricciones que supondría su integración en una institución o en un centro de gestión pública con una normativa mucho más rígida.

Una parte de las personas que permanecieron alojadas en el Seminario era procedente de otros puntos, y una vez levantadas las limitaciones en el verano, regresaron a sus puntos de origen, pero una parte importante de los que vivían en Santiago sí encontraron hogar en una de estas viviendas.

En concreto, señaló, quince personas ya tienen residencia en uno de estos tres pisos tutelados, lo que les ha supuesto una importante mejora en sus condiciones de vida. Sin embargo, sigue existiendo el problema de otras personas que continúan pernoctando en la calle, y a los que explicó que se continúa prestando atención con recorridos nocturnos para atender las necesidades fundamentales que puedan tener.

Uno de los objetivos del nuevo Centro Integral de Servicios Sociales es precisamente buscar soluciones para esta situación, pero también para toda clase de situaciones de riesgo de exclusión social, y no solo por motivos exclusivamente económicos.