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Volviendo la vista atrás

    PARECE SER QUE HAY UN MOMENTO en que las personas tenemos la necesidad de reflexionar sobre nuestra vida. Ello suele ocurrir después de haber constatado, con cierto asombro e incredulidad, que el camino ya no tiene vuelta; como dicen que dijo Villamediana ‘esto es hecho, confesión’.

    No será porque no estuviéramos advertidos; el asunto de la brevedad de la vida es un tema recurrente de la poesía de todos los tiempos; yo mismo recuerdo como leí de adolescente aquella estrofa de Manrique que comienza Pues si vemos lo presente / como en un punto s’es ido / e acabado... y que no transcribo entera para no entristecer al posible lector, pero no por ello dejé de sorprenderme al encontrarme jubilado un buen día del año de gracia de 2019. Por otro lado los paseos invernales por la Alameda y las radiaciones hipnóticas que emite la Berenguela favorecen ese estado introspectivo necesario para darse a la reflexión vital.

    El asunto que viene a continuación es, inevitablemente, evaluar lo que ha sido nuestra vida y aquí de manera fatal entramos en terreno pantanoso e incómodo, porque si Ortega llevaba razón la sustancia del hombre es su fracasar y en eso muchos, si somos sinceros, estaremos de acuerdo.

    Recuerdo al respecto un texto brillante de Eça de Queirós, lleno de ironía y medias verdades sobre el fondo del asunto que trataba pero luminoso en otros aspectos. El tema era la defensa del grupo de amigos que habían fundado una especie de club, Os vençidos da vida, dedicados en apariencia a cenar juntos y cultivar la amistad. Dice Eça: Si un sujeto marcha por la vida con el ideal supremo de ser oficial de peluquería, este buen hombre es un triunfador desde el momento en el que consigue tener en sus manos una hermosa cabellera y las tijeras para cortarla, aunque cruce por el Chiado cabizbajo y con las botas torcidas.

    Por otro lado, si alguien, a sus veinte años decide ser millonario, un poeta sublime, un general invencible, un dominador de hombres (o de mujeres, según las circunstancias), y si a pesar de todos los esfuerzos y envites se queda a medio camino del millón, del poema o del mando, él es para todos los efectos un vencido, un muerto de la vida...

    Aquí se aprecia bien como la consideración de la vida propia depende las expectativas previas. Yo tengo el convencimiento de que Eça, uno de los grandes escritores europeos del XIX, se consideraba a sí mismo un fracasado, pero eso nos llevaría muy lejos y no viene ahora a cuento. El caso es que todas estas reflexiones me las provocó una necrológica que leí en un periódico hace poco. Se trataba del obituario de Allan McDonald, un ingeniero que trabajó para la NASA y en el que se citaba una frase suya: El tiempo atenúa el arrepentimiento por las cosas que hicimos. Pero el remordimiento por las que no hicimos es inconsolable.

    Posiblemente esta reflexión se la provocara el terrible accidente del Challenger, a cuyo lanzamiento él se había opuesto, pero yo creo que esta idea puede extenderse de modo general a muchas de nuestras acciones y omisiones. Así pues tenemos dos importantes cuestiones para evaluar: las expectativas y las acciones subsiguientes. Y casi a continuación llega la pregunta que se repite constantemente en tertulias, artículos y conversaciones de amigos: ¿Cuándo se jodió el Perú? Debe ser que Ortega no se equivocaba.

    Si nuestro vistazo al pasado es problemático, mirar hacia adelante es peliagudo. No me voy a extender hablando de esos relojes con sentencias latinas sobre las horas ‘omnes vulnerant ultima necat’ (porque todas las horas hieren y la última mata), o cualquier poema de los infinitos que se podrían considerar como apropiados, aunque si diré que mi favorito es ‘El dios abandona a Antonio’, de Cavafis, que de estas cosas sabía mucho.

    Acabaré con un fado que he escuchado muchas veces en la voz de Joana Amendoeira:

    “Todas as horas são breves

    todos os días são horas

    todo o amor que me deves

    aumenta quando demoras

    Porque, amigos míos, si he de ser sincero a mí en realidad me hubiera gustado ser fadista.

    24 oct 2021 / 00:23
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