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Año 2050

    Viajo en el tiempo: año 2050. Todos deprimidos. Eso dice la televisión. Y lo dice, naturalmente, un presentador deprimido. En su caso, al ser una depresión con síntomas psicóticos, delira un poco entre frase y frase. Nada que no ocurriera también en 2021. Los anuncios posteriores al telediario también están deprimidos. Anuncios sobre coches lentos, pesados y que se estropean a menudo. Anuncios de colonias que alejan a cualquiera. Anuncios de juguetes que hacen llorar a los niños. Anuncios de cruceros en los que el barco se hunde. Anuncios de paquetes turísticos en hoteles destartalados. Anuncios de prendas de ropa que sientan mal.

    Por lo menos sienten, dice el presentador del programa que ponen a continuación: “Equipo de Investigación: profundizando en los sentimientos depresivos”. De eso se trata, de sentir. Todos sienten. Lo suyo, claro. Al de al lado que le den. A mí me llega con lo mío. Que además estoy deprimido. Y vaya círculo vicioso...

    ¿Quién se ofrece a parar la rueda? Te hace falta un psicólogo. Venga, todos al psicólogo. Y como los psicólogos también están deprimidos, las sesiones son monólogos o silencios sin fin. Y todos nos deprimimos aún más.

    Unos pocos que están a salvo de la nueva plaga se dedican a narcisear a sus pacientes y les incitan, por si no fuera suficiente, a sentirse a sí mismos un poco más, a profundizar en ellos, a encontrar a ese pobre niño que no fue escuchado y tratado como debería, porque entre otras cosas, sus padres, sus profesores, y su entorno en general, pues claro, tenían depresión y no estaban capacitados para entenderlos. Y a la siguiente sesión, más.

    Por supuesto que tienes derecho a estar deprimido, te mereces mucho más de lo que la vida te ha dado, te lo mereces todo. A estar deprimido, también. Siguiente programa: “Informe depresión: ¿meremos estar deprimidos? Descifrando señales de radio de otros mundos”.

    El presentador, a la contra, se muestra eufórico. Me pregunto si no es más que una fachada que encubre desesperanza o una fase maníaca de algún proceso bipolar. Asegura que en Alfa Centauri nos están señalando el camino a través de mensajes encriptados. Pero debemos abrir nuestras mentes para desentrañarlos; la verdad está ahí fuera. El hombre se muestra entusiasmado.

    De pronto unos cuantos depresionistas entran en el plató y lo obligan a sentir, a mirar hacia dentro, a conectarse consigo mismo. Y el hombre llora. Apago la televisión. Regreso al presente. Deprimido.

    22 ene 2021 / 00:00
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