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Ben Jelloun: nueva crónica negra del insomnio

EN EL AMPLIO TERRITORIO de la francofonía, que tiene en Marruecos y Argelia dos inexorables referencias, el marroquí Tahar Ben Jelloun, que ha cultivado todos los géneros literarios ( aunque la novela ha sido su ámbito preferido) desde El niño de arena (1985), su primer gran éxito, pronto seguido por La noche sagrada (1987), galardonado con el Premio Goncourt, ha creado una amplia y temáticamente diversa narrativa cuya más reciente muestra es El insomnio (Ed. Cabaret Voltaire, 2022), editada por Gallimard en 2019 y ahora mismo aparecida en castellano en expresiva traducción de Malika Embarek López.

Es, sin duda, Ben Jelloun, intelectual y escritor actual de elevado rango, afincado en París en 2009 tras una breve temporada retornado en Marruecos. Ambas civilizaciones, árabe y europea, se enfrentan, conflictivas, en sus novelas, que no ocultan (tampoco lo hace El insomnio) sus duras críticas al país marroquí, encenagado en la corrupción, el atraso, el racismo, la indisciplina, el fanatismo o las irritantes diferencias socioeconómicas que el escritor sigue fustigando mientras no oculta su admiración por Occidente.

El insomnio es, en el conjunto su historia, una novela de trama enraizada en una serie episódica que nos llega desde la rara figura de un solitario, obsesivo y chiflado personaje: “un hombre menesteroso y algo desabrido... un gris guionista que en su momento tocó cierta gloria en Hollywood...un individuo sobreviviente entre la locura y la cordura, la verdad y la falsedad, el crimen y la compasión”. Una serie, en fin, de criminales sucesos forzados por el insomnio de quien resulta ser a la vez criminal y compasivo, pícaro y sobreviviente metido en no pocas tropelías, entre muchas de las cuales el erotismo es casi una constante.

Rara novela que juega con el lector, que lo despista y deja fuera de juego, pero que, entre el encadenamiento del absurdo, de muertes que alivian a los afectados y obscenas miradas a la mujer, entrevera severas críticas al país en particular y a ciertas tradiciones de profundo arraigo popular en el mundo árabe. Para ello se vale el escritor de un plural inventario de personajes a quienes la pericia del espabilado guionista libera de la dolorosa y con frecuencia dilatada antesala de la muerte.

El primero de ellos (grotescos, avaros, delincuentes, rijosos, etc) es su propia madre – “He matado a mi madre”...arranca el curso de la acción lo que nos trae con inmediatez a la memoria el inicio de El extranjero de Albert Camus, si bien la deriva de ambas obras nada tiene que ver, La denuncia de la deficiente situación de la medicina guarda relación con la condición de psiquiatra del escritor, que en Papá, ¿qué es el racismo? Censura dicha lacra para nada ajena a la realidad social árabe.

No es, desde luego, El insomnio, con su humorístico desparpajo y su fantasía burlona y delirante, uno de los más acreditados títulos de Ben Jelloun que sin embargo acierta en su acercamiento y caracterización de la vida del pueblo marroquí. Lo hace con una prosa ligera y eficaz expresivamente en las que sobrenadan algunas referencias literarias y cinematográficas contemporáneas que conectan con el cosmos narrativo de esta ficción en la que se arraciman figuras, sucesos, escenarios y anécdotas en clave distendida y heterogénea, fusión de vida y literatura. Entretetiene y hasta divierte

15 oct 2022 / 01:00
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