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Catálogos razonados

    Estamos asistiendo a la popularidad de los catálogos razonados; con frecuencia saltan a las páginas de los medios de comunicación noticias sobre su desarrollo y publicación, a veces envueltas en el debate y la controversia.

    Fruto del estudio y la investigación, los principios que deben regir su realización son el rigor, la precisión, y la prudencia a la hora de hacer esa labor de catalogación y atribución sobre la obra de un artista porque no cabe duda que un mal uso de esa información puede causar daños de difícil reparación.

    Ante todo, un catálogo razonado es una herramienta de trabajo de naturaleza científica. Su vocación de servicio va más allá de lo que pueda aportar a los profesionales de los museos, historiadores de arte, especialistas, galeristas, marchands y coleccionistas, que tengan entre sus objetivos la formación constante. Su razón de ser es la recopilación de la producción de un autor o autora, y puede ser sobre una materia concreta o un periodo cronológico determinado. Tradicionalmente, historiadores de arte, museos y fundaciones llevan a cabo esa labor por medio de los correspondientes equipos de conservación, elaborando primeramente inventarios, y apoyados por especialistas en la obra de la figura a estudiar; en casos concretos, con el soporte ofrecido por los titulares de derecho. No obstante, y en cuanto a la información que éstos puedan proporcionar, no siempre es fidedigna, especialmente cuando los herederos no han tenido contacto, ni conocimientos suficientes para ejercer esa gran responsabilidad.

    Publicados los resultados en forma de libro, generalmente los catálogos razonados no se limitan a una sola tirada y, por la dificultad que entraña, esa labor se puede prolongar durante años o décadas. Tan ardua tarea suele divulgarse por medio de sucesivas ediciones, a veces sobre la base de diferentes grupos de trabajo, y en diversas etapas. Es oportuno mencionar como, en distintas ocasiones, se han producido, en el transcurso de su elaboración y en las conclusiones finales, conflictos de intereses, de tal calibre que incluso han llegado hasta los tribunales.

    Pero, ante todo, hay que tener en consideración que la construcción de un catálogo razonado es un trabajo en continua evolución y, por ese motivo, los contenidos y atribuciones pueden cambiar y modificarse ante la llegada de nuevos hallazgos. En la actualidad, algunos se están proyectando en formato digital, con el fin de de facilitar la divulgación e incorporación de los datos procedentes de las recientes investigaciones realizadas por estudiosos y especialistas en la materia, que pueden dar lugar a variaciones y alternaciones de lo anteriormente efectuado. Y en cuanto a ese soporte, la Fundación Gala y Salvador Dalí ha optado por dar esa dimensión al trabajo que sus equipos están llevando a cabo en torno a la catalogación razonada de la obra pictórica y escultórica de Salvador Dalí.

    Sin embargo, y en cualquiera que sea la opción planteada, la labor indagadora debe tener en su más pura esencia la disciplina, la objetividad y la imparcialidad, garantizadas por el equipo de dirección y coordinación, que debe ostentar una contrastada profesionalidad, deseable e imprescindible la honestidad. E igualmente conocedores en profundidad del tema a estudiar, de actitud abierta y dispuestos a investigar en áreas desconocidas. La finalidad del catálogo razonado es la de aportar luz, y para nada entorpecer el transcurso de la historia del arte, en base a otros motivos que se alejen de lo que es la pesquisa, la búsqueda de la excelencia. En esa intención se han de ofrecer todas las explicaciones: introducciones completas y valoraciones estéticas de las obras, datos precisos sobre cada una de ellas, documentación pertinente, bocetos preparatorios, escritos, cartas o fotografías. Del mismo modo, será necesario el conocimiento de las circunstancias de creación de cada pieza, su datación, la técnica empleada, su bibliografía e historial de exposiciones. Y en ese conjunto de verdades existe la figura relevante de la provenance de la obra, en cualquiera de sus modalidades que se demuestra por el recorrido detallado de la misma, por el paso de un propietario a otro. Pero, a pesar de ello, aunque el catálogo razonado es pieza esencial para dar a conocer la obra de un artista, no siempre ofrece toda la información posible ni puede fijar en su totalidad la producción de cada autor.

    06 jun 2022 / 01:00
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