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¿Cuál fue la misión de España en Afganistán?

Afganistán ha vivido en el aislamiento durante siglos, y debido a los conflictos armados de las últimas cuatro décadas, la población civil del país no ha mantenido literalmente ningún contacto con el resto del mundo, de la misma manera que la población civil del resto del mundo tampoco ha mantenido ningún contacto directo con los pueblos de Afganistán. En esta situación de desconexión total con el mundo, y debido además a la falta de acceso a la educación, la única imagen que estos pueblos han tenido del exterior ha sido la que le han inculcado los mulás y los imanes desde las mezquitas. Según ellos básicamente el mundo se divide en dos partes: el mundo del islam, en el que está incluido Afganistán, y el resto del mundo, del que forman parte Occidente y Europa. El panorama que los mulás ofrecen de él a sus seguidores es totalmente simplista y enormemente peyorativo. Por una parte identifican a todas esas sociedades con conductas francamente licenciosas, que unidas a la difusión del vicio, amenazan no solo al propio islam, sino que están llevando al resto del mundo al hundimiento moral global. Se dejan de lado todos los logros conseguidos por Europa y Occidente, o se reducen a medios para lograr unos placeres a corto plazo, que tendrán su correspondiente castigo en el más allá. En la actualidad, no solo los extremistas y los fundamentalistas, sino también la mayoría de la población, consulta a los imanes y mulás sobre todas las cosas de la vida, incluyendo naturalmente la política. Según el informe Afghanistan in 2019: A Survey of the Afghan People, elaborado por la Asian Foundation: “Este año (2019) el 57,4 % de los encuestados reconocen que los líderes religiosos deben ser consultados en todo lo que se refiere a la política”.

Desde comienzos de la segunda mitad del siglo XX Afganistán sufrió una serie de experiencias traumáticas. Los seguidores de la URSS dieron un golpe de estado en 1978 y en el 1979 los soviéticos invadieron el país. Tras diez años de guerra entre los muyahidines y el gobierno apoyado por la URSS, el Ejército Rojo dejó el país y el gobierno comunista fue derribado por los muyahidines, pero la guerra civil continuó hasta que los talibanes se hicieron con el poder, establecieron vínculos con Al-Qaeda y le dieron acogida en el país. Inmediatamente Arabia Saudí y Pakistán reconocieron como legítimo el nuevo Emirato islámico de los talibanes como representante de Afganistán, y continuó siéndolo hasta que, tras los atentados del 11-S, los EE. UU. invadieron el país en 2001.

La resolución 1386/2001 del Consejo de Seguridad de la ONU: “Apoyando los esfuerzos internacionales de erradicación del terrorismo, en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas”, autorizó a la comunidad internacional a intervenir en Afganistán y a crear la ISAF (International Security Assistance Forces), y la resolución 1519/2003 del Consejo de Seguridad de la ONU autorizó: “La prórroga del mandato de la ISAF para intentar ayudar, en la medida en que las fuerzas disponibles lo permitan, el apoyo a la Autoridad Transitoria Afgana... y al resto de las autoridades del país, así como al personal de la ONU y de las restantes organizaciones de cooperación internacional en su labor de reconstrucción, en sus esfuerzos de ayuda humanitaria y en la creación de un entorno seguro”.

Cuando la ISAF inició su lucha contra los talibanes el país era un ejemplo de ‘Estado fallido’. Se llama así a aquel país en el que se han destruido todas las estructuras organizativas, en el que han dejado de funcional las instituciones, en el que la población civil sufre pobreza extrema, impulsada por la corrupción política, y en el que las minas diseminadas por el terreno ponen en constante peligro tanto la cría del ganado como el desarrollo de la agricultura. Ante tan desastrosa situación la comunidad internacional introdujo en su agenda el nuevo concepto de ‘construcción de la paz’, que debería intentar conseguir que Afganistán se valiese en el futuro por sus propios medios. Y para luchar contra la contrainsurgencia y facilitar la reconstrucción se crearon los PRT (Provincial Reconstruction Team), o equipos de reconstrucción provincial. El objetivo de los PRT era pacificar el país e intentar favorecer su desarrollo económico y lograr que la autoridad del Gobierno legítimo estuviese presente en todo el territorio. Con ese fin se crearon 26 PRT, distribuidos entre los miembros de la OTAN y algunos otros países a los que se asignaron sus misiones en 26 de las 34 provincias de Afganistán. Cada PRT fue responsable de la ayuda humanitaria y del desarrollo de programas políticos y militares.

A España, como miembro de la OTAN, le correspondió actuar en la provincia de Badghis con su PRT entre los años 2005 y 2013. El PRT español se formó con la ayuda de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y con el destacamento militar, responsable de dar seguridad y estabilidad a la provincia, al propio personal de la AECID y de entrenar al Ejército Nacional de Afganistán y a la Policía Nacional afgana. Pero, al contrario que otros PRT, que desarrollaron operaciones militares ofensivas, el PRT español únicamente desempeñó misiones de protección y defensa estratégica.

El destacamento español desplegado en Badghis mantuvo la seguridad de la provincia y entrenó a los reclutas aspirantes a formar parte del Ejército Nacional afgano, a la par que la Guardia Civil se encargó de la misión de formación y entrenamiento de la futura Policía Nacional afgana. Y es que en esa provincia, al igual que en el resto de Afganistán, no existía previamente una verdadera policía, razón por la cual la Guardia Civil y el ejército tuvieron que comenzar desde cero. Impartieron cursos, proporcionaron apoyo logístico, e hicieron ejercicios y maniobras para capacitar a las fuerzas de seguridad y al ejército afganos para sus futuras misiones, y para poder enfrentarse a todo tipo de contingencias. A pesar de muchas dificultades, a lo largo de dos años la Guardia Civil formó a unos 2.000 policías en Badghis y el ejército consiguió capacitar como soldados a 3.000 futuros miembros del Ejército Nacional afgano.

Cumpliendo los mandatos de la Conferencia de Bonn de 2001 y de la de Londres de 2006, España se encargó de proporcionar fondos para el desarrollo de Afganistán tanto para financiar los proyectos globales como para hacerlo con la propia AECID, que trabajó en coordinación con la ANDS (Afghanistán National Development Stategy), que estaba encuadrada dentro del programa de la ONU para el logro de los objetivos del Milenio. La provincia de Badghis se compone de una mayoría de población tayika y pastún, con un pequeño número de habitantes de grupos minoritarios, como los uzbekos, los turcomanos, los baloch y los hazaras; y es una de las provincias más pobres y más aisladas del país.

Cuando el PRT español llegó a Badghis la provincia era extremadamente pobre, no había ninguna cobertura sanitaria, ni ninguna escuela, ni había casi comunicación entre la capital de la provincia y sus distritos. Durante su misión en ella el PRT español se centró en proporcionar ayuda humanitaria para cubrir las necesidades básicas de la población. Construyó más de 160 kilómetros de carreteras para intercomunicar la provincia, y gracias a ellas los habitantes pudieron tener acceso a la sanidad y hacer que sus productos pudiesen llegar a los mercados para su venta. Según los testimonios de los habitantes de la zona actuales, gracias a la presencia del PRT español en Badghis miles de niños y niñas pudieron ir a las nuevas escuelas recién construidas y hacerlo de un modo seguro. Por primera vez se pudo ir a un hospital desde los diferentes pueblos y la tasa de mortalidad infantil se redujo notoriamente, gracias al hospital provincial y a los centros de salud locales construidos en ella.

Todo esto, a pesar de que trabajar en Afganistán no es nada fácil. Allí dicen los mulás: “El coronavirus es una conjura de los enemigos del islam, y solo es una amenaza para los infieles, pero no para los musulmanes”, y miles y miles de sus seguidores se lo creen. Piénsese además en la dificultad añadida que tuvo que suponer el trabajar en una provincia aislada. Esto no debió ser nada fácil. Pero, a pesar de todas las dificultades , y del escaso tiempo que duró su misión, los habitantes de la provincia siguen diciendo que las actividades del PRT español en ayuda humanitaria, en salud pública, infraestructuras, educación y lucha por la igualdad de género, en administraciones públicas y en desarrollo rural fueron muy beneficiosas. para la mayoría de los habitantes. De hecho tras la partida del PRT en 2013 ya no ha habido apreciables mejoras. No está claro qué parte de la responsabilidad de este parón pudo deberse a los talibanes, pero lo que sí es evidente es que el gobierno afgano no ha hecho nada por la provincia desde que se fue el PRT español.

13 abr 2021 / 01:00
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