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Don José Espiño Matos, buen amigo, mejor sacerdote

QUERIDO DON JOSÉ: tu muerte me recuerda a su vez, a otros dos sacerdotes queridos por mí, por mi familia y todos los feligreses. Uno, D. Ramón Macías, que tu lloraste su muerte, pero, por una dolencia, no pudiste asistir al funeral. Otro, el tío del anterior, D. Ramón Macías Ramos ¡Descansen en Paz!

Yo quisiera aludir en este artículo a alguna de tus muchas cualidades, que por tu carácter humilde, pueden pasar desapercibidas. La primera es el gran “bagaje cultural” que tenías.

En los paseos, en las charlas contigo, a mí me admiraba la facilidad con que desentrañabas el origen de las palabras, p.ej. el origen de Bandeira, de Carboeiro, de Campomarzo (Campo-Marte), Penouxil (penó Xil, pagó el maltrato que dio a un peregrino que iba Camino de Santiago). Penouxil y Campomarzo son grandes extensiones de monte, labradío, prado, que si en otro tiempo los conociesen Homero, Virgilio, hoy –aquellas zonas de belleza- serían conocidas en el mundo entero (estas tierras están cerca de la casa de mi amigo y compañero José Luis Colmeiro).

El Señor Obispo de Tui Vigo (Don Luis Quinteiro Fiuza) me contó lo siguiente. Era fiesta en Camanzo. Y nos juntamos los dos (cura y obispo) en el atrio solemne de aquella magnifica iglesia (conventual). Huelga decir que Camanzo está cerca de Cruces; de suyo el galleguista Dr. Sixto Seco al nombrar obispo a Don Luis Quinteiro decía (lleno de alegría): un obispo venido de Villa de Cruces.

Pues mi amigo (el obispo de Tui Vigo) me decía: mientras no comenzó la función religiosa empezamos a hablar sobre cosas de teología y salió el misterio de la Trinidad (que era una materia que yo explicaba en el Seminario) y Don José ¡qué manera de razonar! ¡qué capacidad mental! Casi me enseña a mí nuevos aspectos a considerar en el Misterio. Yo lo sabía, pues con nueve años me enseñó a mi análisis gramatical y otras materias. Dada su inteligencia y sabiduría bien podría ocupar en la ciudad de Lugo una cátedra en el seminario y en magisterio; podía haber sida canónigo e incluso obispo, que no lo haría nada mal.

Dejó escrito algún libro y pudo haber escrito muchos más. De estos sabios ocultos, dice nuestra Rosalía: “¡Oh gloria!, deidad vana cual todas las deidades... ¡Cuantos te han alcanzado que no te merecían/ y cuantos cuyo nombre debiste hacer eterno/ en brazos del olvido más triste y más profundo/ perdidos para siempre duermen el postrer sueño!

Otra de sus grandes aficiones era viajar a Tierra Santa o a los Santos Lugares, esta vez, en uno de los últimos viajes, lo acompañé yo. No se hartaba nunca de ver el Santo Sepulcro. Aunque no se conserva el original de la época de Constantino (S. IV), sigue siendo el más importante santuario cristiano de Jerusalén; Don José daba también su importancia al Cenáculo, Calvario, etc. Él sabía bien que los santos lugares, eran la cuna y culmen de la religión cristiana. Visitamos también la actual ciudad Jordana de Petra: en un tiempo fue importante centro de caravanas y rica ciudad comercial. Notable arquitectura rupestre (templos, tumbas etc.). Patrimonio de la humanidad en 1975.

Le rogamos Don José que en el más allá nos prepare un sitio lo más cercano a usted y a Dios.

Que descanse en paz, como dirían –hace muchísimos años- los pobladores de la Antigua Roma (probablemente los etruscos) ¡Que la tierra le sea leve!

Para terminar serán mejor las palabras de un poeta:

“Un día no serás, y nunca el mundo sabrá que pudo ser siempre más feliz con solo retenerte.

Yo soy ese testigo que canta, sin furor, tanta demencia.

Soy yo quien ha vivido la desventura de tu muerte, eso que nadie ni tan siguiera tú, sospecha que ha ocurrido”.

24 ene 2023 / 01:00
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