El músico de Fontiñas que a sus 25 años agota entradas se llama Ortiga
“Para vivir de la música, trabajo a fuego”, explica Manuel González, vecino del barrio de Fontiñas (Santiago). En este atípico verano, ha agotado entradas en sus conciertos de la Praza da Quintana y de Valencia.
Tiene 25 años, se crió entre grupos de rock pero un día decidió abrazar parte del sonido latino que reina en esas verbenas que hoy lloran la ausencia de las orquestas que avivan tanta fiesta en Galicia.
“Hace unos años descubrí el movimiento de la cumbia peruana y nos comenzamos a interesar en ello. Se empezó a poner un poco de moda en algunos locales de Santiago, como el Embora, donde pinchaban a veces ese tipo de cosas. Vi que me gustaba y empecé a escuchar a grupos como Los Mirlos o a Elvis Crespo...”, cuenta el músico compostelano en charla con EL CORREO.
El año pasado, plasmó esa fusión en un disco titulado Chicho & sus Chichas, editado por el sello vigués Ernie Records, discográfica que encuentra en Ortiga un puente hacia esa música urbana cuyos sold outs tapan la boca a los puristas.
En su estilo cabe igual el autotune que el merengue sabrosón o unos teclados de pachanga con barraca y feria, cultura verbenera donde se levanta la fiesta y caen fronteras.
Actuó este mes en Valencia, arropado por João a la guitarra porque una lesión impide su habitual esquema de hombre orquesta.
“João es de las pocas personas que puede dar a nivel personal y musical lo que necesita la banda... Es un ninja de la música... yo no tanto. Todavía tengo mucho que aprender”.
Veinteañero que sobrevive sin Whatsapp (“uso SMS, Instagram y llamadas”, aclara), estudió guitarra con el citado João. Además, se formó en la escuela de música A Casa do Rock, en Santiago.
“Ahí aprendí a trabajar de forma más reglada, ya que soy bastante disperso...”, explica para describir un rasgo que sella al preguntar por los planes de cara a su próximo disco.
”Es probable, molaría sacar algo en equis momento pero luego, por una cosa u otra, cumplo los planes pocas veces... porque voy según venga el aire”, asegura sobre un presente musical con un ayer cercano en formato dúo llamado Esteban y Manuel, cuyo disco La banda sonora de tu día a día, fue publicado en 2017 por el sello independiente santiagués La Melona.
De momento, a Ortiga el viento le llevó anoche hasta Pontevedra (Urbana Pontevedra) y mañana a Carballo (Orballo Cultural), el 28 de agosto a Vigo (La Iguana Club), el 4 de septiembre a Menorca (Cranc Festival), el 12 a Vilaxoán (Festival Revenidas), el 13 a Lugo (Caudal Fest), el 19 a Baiona (Barbeira SeaSon Fest) y el 12 de diciembre a Madrid (Mercado del Diseño).
“Tocar lejos de tu casa y que la gente vaya a verte es mucho más de lo que me espero... En Galicia nuestra música funciona más porque el imaginario está más ligado a lo que hacemos y en las letras hablo de cosas un poco de aquí pero fuera noto que la peña también se lo pasa bien”, indica un Ortiga cuya frescura supera ciertas limitaciones o apreturas de producción.
Aparte de este proyecto en solitario, trabaja con Boyanka Kostova, un dúo de música urbana que cruza el trap con el folk gallego.
Salvando distancias lógicas, por edad y personalidad de cada quien. Ortiga recuerda algo a un Gincho menos cosmopolita o al Manu Chao que generó cierta urticaria cuando se bajó del punk para latinizarse.
Este músico compostelano que viste camisas imposibles salvo en Valencia donde lució una camiseta del Pau Gasol de Memphis (“Si alguien tiene una barata del Obradoiro o el Compos que me avise”, dice)... canta alegres cumbias que baña en letras con cierto humor.
“Lo importante es estar contento con lo que hace uno”, cuenta resuelto quien, “al margen de la actual situación de la covid”, añora los días de Santiago donde “había un par de conciertos cada noche”. Y añade: “No soy político pero es una pena”.