El precio de la luz nos obligará a ponernos las pilas
Sinceramente, ya no entiendo nada, pero nada de nada.
Si ya nos costaba interpretar el recibo de la luz, un auténtico galimatías, el Gobierno nos lo complicó aún más con esa extraña tarificación de la energía por tramos y horas que tantos quebraderos de cabeza nos está dando.
Pero iba a tener sus ventajas, íbamos a ahorrar cientos de euros en nuestra factura eléctrica con un poco de sacrificio, cuidado o atención a la hora de poner a funcionar nuestros electrodomésticos.
¡Nuestro gozo en un pozo!
Resulta que ahora tenemos uno de los precios de la energía más caros de Europa y esperen, porque aún está por llegar el invierno de verdad y ya verán cuando se dispare el consumo en calefacción.
No se crean, yo ya lo pensé el otro día: todos aquellos que antes estaban en contra del cambio horario de otoño y primavera, me supongo que ahora rectificarán y recibirán como agua de mayo que se racionalicen los horarios de forma acorde a las horas de sol, o de luz, mejor dicho, porque aquí sol en invierno, más bien muy poquito.
Sin embargo, un estudio de la Comisión Europea cifra en 300 millones de euros el ahorro de un país como España gracias a estas medidas. Y cuánto dinero menos gasta un hogar como el suyo gracias al cambio horario, pues tan solo seis euros, una miaja, el chocolate del loro o como ustedes quieran calificarlo.
El caso es que nuestra recibo se está disparando de una manera salvaje a pesar de los pesares y de nuestros desvelos horarios por poner el lavavajillas después de las doce de la noche, levantarnos una hora antes para encender la lavadora a las siete de la mañana o no cocinar pasteles ni hacer gratinados para evitar poner el horno.
¡Coño!, si hasta hay personas que ponen horarios a los niños para jugar con sus consolas si son eléctricas.
Hasta ahí todo normal, dentro del desquicie energético al que nos hemos tenido que acostumbrar.
Pero ahora resulta que nos informan de que es mejor utilizar los electrodomésticos entre las tres y las cuatro de la tarde porque es más barato que de madrugada, o que los fines de semana ya no sale tan rentable hacer todas las coladas de la semana.
Y tiene lógica, porque a esa hora es cuando más energía fotovoltaica se genera y por tanto la generación de energía a esa hora resulta más barata de producir.
En fin, que aquí nadie sale a decirnos cómo tenemos que hacer para no convertirnos en unos primos y pagar nuestros platos y los de los demás. Todo eso mientras las grandes generadoras y comercializadoras se tiran los trastos entre ellas y con el Gobierno para dilucidar de quién es la culpa del desorbitado precio de la luz y determinar si alguien se está llenando los bolsillos gracias a la desinformación que sufrimos los consumidores.
La verdad, no sé cómo vamos a hacer. Porque mientras nuestros gobernantes se pelean en Bruselas intentando hacer lobbys para acaparar gas -al parecer el principal culpable de esta crisis- y claman en el desierto continental para que la Unión Europea tome medidas, a nosotros nos seguirán sangrando económicamente.
Porque tengamos una cosa en cuenta, una verdad como un puño: aquí alguien se está forrando, se está haciendo de oro, no sé si las empresas generadoras de electricidad, las responsables del transporte de la misma, las comercializadoras, los países productores de gas o nuestro Gobierno con los impuestos que conllevan los recibos, pero que alguien está hinchando su patrimonio de manera desmesurada, eso seguro.
Ya les comenté en varias ocasiones que soy partidario de la racionalización horaria por estaciones, del cambio bianual. Pero ahora lo que ya estoy disfrutando en la horita de más que voy a dormir este domingo, sesenta minutitos más en la cama durante los cuales ni voy a poner el microondas, ni la tele, ni el lavavajillas, ni la lavadora.
No sé si hacerme con una fresquera como aquellas que teníamos en mi casa cuando era niño, aún recuerdo cuando acompañaba a mi madre a comprar las barras de hielo, cuánto pesaban las condenadas y como quedaban las manos por el frío.
¿Ustedes qué opinan?
Supongo que se encuentran en la misma tesitura y con los mismos dilemas.
Ahora si que nos tenemos que quedar a media luz.
1 ¡Crisis! Anda que la que tienen montada en el Gobierno de coalición. Que si patatín, que si patatán. El caso es que se pasan el día discutiendo por esto o por aquello y la casa sin barrer y España sin gobernar.
2 Problemas. Ahora las bofetadas entre el ala socialista y los miembros de Unidas Podemos son a cuenta, primero, de la reforma laboral y su derogación, como quieren los podemitas, o lavado de cara, como pretenden Pedro Sánchez y Nadia Calviño siguiendo las directrices que se marcan desde Bruselas. El otro eje de conflicto son los presupuesto y la pugna con los socios independentistas y nacionalistas, esos descamisados que no permiten que nuestro presidente duerma a pierna suelta en su magnífico colchón de la Moncloa.
3 Tranquilidad. Pero que nadie se eche las manos a la cabeza, que seguro que habrá acuerdo total y completo, todo por el enorme amor a la poltrona y chupeteo que tienen unos y otros. Aquí lo de Portugal por ahora no se va a dar. Mucho teatro.
premio Más que merecido ha sido el Premio Nacional de las Letras que el jueves se otorgó al coruñés/leonés José María Merino, un genio en cuanto a la creación fantástica literaria. Merino nos sumerge a través de su pluma en mundo maravillosos e increíbles, con tal maestría que una vez que se entra resulta imposible salir antes de llegar al final de todas y cada una de sus obras.
cop26 Arranca la Cumbre del Clima, que en esta ocasión se celebra en Glasgow. Pero no hay nada que celebrar, ya que no se reducen los niveles de CO2 ni de ningún otro gas de efecto invernadero. Y a nuestros gobernantes parece no importarles más que para hacer declaraciones grandilocuentes. Es decir, nos dirigimos hacia un cataclismo medioambiental que llegará antes de lo que pensamos.
Ya saben que me gustan los pájaros, pero de los que tienen alas. Los otros, los de la cara dura, los listillos, despabilados, sabiondos, abusadores..., esos no me agradan nada de nada, me dan dolor de barriga y me provocan náuseas. Y no vean cuántos hay, tantos, tantos que en ocasiones parece que se nubla el cielo. ¿Cuántas veces tuvo usted que lidiar, sufrir, aguantar o soportar a algunos de esos cucos, zorros avispados, alimañas, bestias, sabandijas o bichos? El quid no está en torearlos o sortearlos, sino en evitar que nos dejen secuelas esos inmundos vampiros que lo único que buscan es vivir o trepar a cuenta de los demás, aprovecharse de la buena fe, de la solidaridad, la bondad, la amistad o la camaradería. Y todos sabemos quienes conforman esa bandada de cuervos negros y premonitorios, con perdón para los cuervos. Así es la vida, un sinvivir.