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Extenso análisis sobre ‘Juan Carlos I, el Faruk español’, obra de Ramos

Publicado por Mundiediciones, el periodista se adentra en este libro en la vida del rey emérito

El último libro de Fernando Ramos, editado por Mundiediciones, titulado Juan Carlos I, el Faruk español (Orígenes, episodios, sucedidos, lances y conflictos del monarca honorífico) tiene dos partes bien diferenciadas: La primera, de contenido histórico y jurídico, es una recapitulación del proceso que llevó a Juan Carlos a la jefatura del Estado, como sucesor a título de rey, del creador de una nueva monarquía de carácter electivo, que como destacó su fundador “no debe nada al pasado”.

De ahí que, como el propio José María Pemán destacaba, don Juan Carlos fue adoptado por Franco como hacían los emperadores romanos en su tiempo. En este sentido, no se debe olvidar que el conde de Barcelona reclamaba que la Corona fuera rehabilitada en su persona a través de un referéndum que esperaba ganar, y que se sintió traicionado por su hijo, al que retiró la placa de “príncipe de Asturias”, título que Francisco Franco transformó en “Príncipe de España”.

La segunda parte de la obra de Fernando Ramos es como un gran reportaje periodístico, una recapitulación ordenada de los diversos episodios que sobrevienen desde el momento en el que la prensa deja de mirar para otro lado, y se van descubriendo los comportamientos adoptados por Juan Carlos I que no se corresponden con lo que se espera del jefe de Estado de un país democrático.

Aunque Juan Carlos I y el exrey Faruk de Egipto son personajes distintos, existen numerosas coincidencias en lo que se refiere a su frívolo estilo de vida, el primero tras ser expulsado del trono y el segundo tras su forzada abdicación para intentar salvar la Corona, a juicio del autor.

Desde que abandonó el trono, Juan Carlos de Borbón ha venido pasando tres cuartas partes del año de fiesta continuada de aquí para allá, según apunta el periodista, que añade que se sabe, y apenas en parte, cómo y quién ha pagado sus viajes, al tiempo que dejaba de cumplir sus obligaciones fiscales, pese a haber insistido una y otra vez, cuando ya tenía montada una estructura evasora, de que asumía la ejemplaridad que los españoles demandaban por parte de los poderes públicos.

Es pues, en ese plano de la frivolidad, en el que asegura que as dos figuras presentan tantas coincidencias.

Como en todos los libros de este tipo, la subjetividad interpretativa del autor se deja sentir en el relato de los hechos; pero estos sucesos son ciertos y fueron siendo conocidos poco a poco. La subjetividad inevitable puede estar, no ya en la recapitulación de los hechos, que son incontrovertibles, sino en el modo de ordenarlos y narrarlos.

Ramos, periodista de prestigio, ocupó varios años la delegación de EL CORREO en Vigo y hoy es columnista en las páginas de opinión de este diario. Se jubiló en fecha reciente como profesor en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación en la Universidad de Vigo. Antes ocupó la presidencia de la Asociación de la Prensa en la ciudad olívica y participó en actividades sociales y culturales relacionadas con su profesión.

El último libro de Fernando Ramos, editado por Mundiediciones, titulado “Juan Carlos I, el Faruk español” (Orígenes, episodios, sucedidos, lances y conflictos del monarca honorífico) tiene dos partes bien diferenciadas: La primera, de contenido histórico y jurídico, es una recapitulación del proceso que llevó a Juan Carlos a la jefatura del Estado, como sucesor a título de Rey, del creador de una nueva monarquía de carácter electivo, que como destacó su fundador “no debe nada al pasado”. De ahí que, como el propio José María Pemán destacó, Juan Carlos fue adoptado por Franco como hacían los emperadores romanos en su tiempo. No se debe olvidar el conde de Barcelona, reclamaba que la Corona fuera rehabilitada en su persona a través de un referéndum que esperaba ganar y que se sintió traicionado por su hijo, al que retiró la placa de “príncipe de Asturias”, título que Franco transformó en “Príncipe de España”.

La segunda parte es como un gran reportaje periodístico, una recapitulación ordenada de los diversos episodios que sobrevienen desde el momento en que la prensa deja de mirar para otro lado, y se van descubriendo los comportamientos de Juan Carlos I que no se corresponden con lo que se espera de un rey de un país democrático. Aunque Juan Carlos I y el ex rey Faruk de Egipto son personajes distintos, existen numerosas coincidencias en su frívolo estilo de vida, el primero tras ser expulsado del trono y el segundo tras su forzada abdicación para salvar la Corona, a juicio del autor. Desde que dejó el trono, Juan Carlos ha venido pasando tres cuartas partes del año de fiesta continuada de aquí para allá. Sabemos, y apenas en parte, cómo y quién ha pagado sus viajes, al tiempo que dejaba de cumplir sus obligaciones fiscales, pese a haber insistido, cuando ya tenía montada una estructura evasora, de que asumía la ejemplaridad que los españoles demandaban a los poderes públicos. Es pues, en ese plano de la frivolidad, en que las dos figuras presentan tantas coincidencias.

Es evidente que, como en todos los libros de este tipo, la propia subjetividad interpretativa del autor se deja sentir en el relato de los hechos; pero estos sucesos son ciertos y fueron siendo conocidos poco a poco. La subjetividad inevitable puede estar no ya en la recapitulación de los hechos, que son incontrovertibles, sino en el modo de ordenarlos y narrarlos.

06 ago 2022 / 22:44
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