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Contemplando como eje principal el códice ‘Dioscórides de Cibo y Mattioli’, M. Moleiro, la editorial madrileña especializada en clonar códices, atlas y mapas escritos y pintados entre los siglos VIII y XVI, expone un libro de estudios con las ilustraciones medicinales de todos los tiempos TEXTO Susana Martínez

Historia del mundo y de la botánica en la muestra de Manuel Moleiro

Tomando como eje principal el códice Dioscórides de Cibo y Mattioli, M Moleiro, una de las editoriales más prestigiosas en todo el mundo especializada en clonar códices, atlas y mapas escritos y pintados entre los siglos VIII y XVI, presenta en el Real Jardín Botánico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas -CSIC- en Madrid, la exposición Plantas y flores curativas en los códices iluminados (siglos X-XVI), que se puede visitar en el Pabllón villanueva hasta el 22 de mayo.

En el extraordinario códice, Gherardo Cibo (1512-1600), destacado artista y botánico, recoge una selección de textos botánicos y médicos tomados de los Discorsi, del famoso médico sienés Pietro Andrea Mattioli (1500-1577), ilustrándolos con más de 160 miniaturas de plantas y paisajes que se encuentran entre las más bellas del Renacimiento.

En sus Discorsi, Mattioli tradujo al italiano el De Materia Médica de Dioscórides (siglo I d.C.), añadiendo extensos comentarios a partir de su experiencia directa y de la tradición médica, tanto culta como popular. La obra se convirtió en un recurso imprescindible para los médicos y herboristas que no conocían las lenguas clásicas. Por su parte, Cibo, gran lector y admirador de la obra de Mattioli, copió pasajes enteros con letra clara y aportando sus propias observaciones, anécdotas y leyendas, e ilustrándolos con imágenes botánicas realistas y refinadas. En sus espléndidas miniaturas se aprecian las diversas especies de plantas destacadas en primer plano, en paisajes coloridos que retratan su hábitat natural.

El manuscrito de Gherardo Cibo es una reelaboración inusual de la obra impresa de Mattioli que “deslumbra por la belleza de sus miniaturas. Es una contibución artística de gran originalidad, tanto por la incipiente ciencia moderna como para la historia de la ilustración botánica y paisajística”, señalan desde la editorial.

Homenaje a la ciencia botánica y a la medicina antigua. La réplica de Manuel Moleiro de ese códice, que se puede ver en la muestra, se acompaña de un amplio volumen de estudios a cargo de un equipo de expertos internacional. Con ello, la edición no solo permite observar una obra maestra de la historia del arte, sino que también permite contextualizar los conocimientos botánicos y médicos que transmite el manuscrito.

La exposición es un homenaje a la ciencia botánica y a la medicina antigua preservadas en los códices iluminados. “Cada folio de los manuscritos expuestos nos recuerda el largo camino que recorrió la humanidad para entender la riqueza del mundo vegetal y sus beneficios para la salud, un viaje en el que el conocimiento médico fue siempre de la mano del arte: la descripción de una planta requería siempre de una inequívoca y minuciosa ilustración”, señala la editorial en un comunicado.

Además del ya mencionado Dioscórides de Cibo y Mattioli, la exposición recoge un testimonio del avance del conocimiento científico en esa etapa. Así, el herbario de las Grandes horas de Ana de Bretaña (1503-1508) contiene la primera ilustración de la calabaza en Europa, recién llegada de América.

Pero, según señalan sus editores, ya con anterioridad, la Edad Media dejó un legado científico y artístico de valor incalculable, preservado en una rica variedad de manuscritos.

Las raíces de la sabiduría griega están presentes a través de obras como el Theriaka y Alexipharmaka (S. X) de Nicandro, cuyo texto sobre los venenos de origen vegetal, animal y mineral y sus antídotos datan del s. II a.C. Todo un tratado de farmacología, ilustrado con originales miniaturas de estilo bizantino.

“Con el paso del tiempo, la mezcla de cultura que conformaba la sociedad medieval generó cierta confusión en la denominación de las plantas medicinales”, explican desde la editorial M Moleiro. Por ello, resultaba fundamental disponer de una herramienta común de comunicación, por lo que nacieron los “tesauros” ilustrados de botánica. Un ejemplo singular de estas obras es el Tactatus de Herbis (c. 1400), “una auténtica antología gráfica de la medicina”, indican.

Del ‘Tacuinum Sanitatis’ al Libro de los Medicamentos Simples. También ocupó un lugar primordial el Tacuinum Sanitatis, un tratado de salud muy difundido en los siglos XIV y XV cuyo contenido sigue demostrando una gran actualidad. Basado en las tablas que el médico cristiano nacido en Bagdad Ibn Butlân escribió en el siglo XI durante una epidemia de peste. Así, como explican desde M. Moleiro, la obra gira en torno a seis elementos -y su equilibrio-, para mantener la salud y evitar el estrés: la comida y bebida, el aire y el ambiente, el ejercicio y el reposo, el sueño y la vigilia, las secreciones y excreciones de los humores y los movimientos o afectos del ánimo. La obra se ilustró con escenas de recolección de hierbas, plantas y frutos, elaboración artesana y venta de productos... Un bellísimo álbum que nos da una visión muy completa de la vida cotidiana en la Edad Media.

Con el Renacimiento italiano se inician nuevas traducciones, estudios y comentarios a obras botánicas de los padres de la medicina: se trata de una verdadera época de redescubrimientos médicos. A este momento clave se adscribe el Libro de los Medicamentos Simples. Su texto, que hunde sus raíces en la Antigüedad clásica, está ilustrado con pinturas realistas propias de ese periodo. Tal es la trascendencia de este códice que el emperador Carlos V no dudó en dejar bien patente su firma en tres de sus folios.

Selección de obras. De este modo, la exposición se complementa con una selección de obras maestras ligadas a la ciencia y al arte desde muy diversas áreas. Desde tratados de alquimia (considerado el origen de la química moderna), la astrología (pensada en la Edad Media como fundamental para la práctica médica), hasta obras de cinegética (cuyo desarrollo exigía un estudio exhaustivo del medio natural).

Coincidiendo este año 2022 con la culminación del V Centenario de la Primera Circunnavegación de la Tierra la muestra se cierra con la Cartografía de los Descubrimientos, “lujosamente decorada con flora y fauna exótica, espejo de las novedades que el ‘Nuevo Mundo’ trajo a los europeos”, explican los editores.

En total, la exposición reúne en torno a una treintena de tesoros bibliográficos que representan los pilares sobre los que se fundamenta nuestra cultura. Sus originales se conservan en las bibliotecas y museos más importantes del mundo: Metropolitan Museum of Art, Morgan Library & Museum, British Library, Bibliothèque Nationale de France, Arquivo Nacional da Torre do Tombo.

10 abr 2022 / 00:49
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