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“La ilusión de restablecer la normalidad del diabético y obeso”

salud. Nos dicen que la obesidad en Galicia se ha convertido en una de las principales pandemias. Las estadísticas expresan que Galicia cuenta con el porcentaje de población con parámetros de obesidad por encima de 35 Kg/m2 más alto de España y se aproxima a cifras del país rey, Estados Unidos. Estamos percibiendo además que otras de las grandes enfermedades presentes en nuestra sociedad, la diabetes -con una altísima tasa de complicaciones graves, como infartos, accidentes cerebrales, fracasos del riñón, pérdida de extremidades por gangrena, ...-, crece y lo hace conforme nuestra sociedad “pesa más” y “envejece más”.

Nos bombardean con informaciones que nos hacen preguntarnos si nuestro sobrepeso se encuentra dentro de parámetros “de enfermedad”. Rápidamente vamos a cualquier aplicación en la red e introducimos nuestra talla y peso y nos dice que grado de sobrepeso o que nivel de obesidad tenemos a través del llamado índice de masa corporal ... la mágica cifra de 35 ... ¡parece que nos acercamos!

Nos preguntamos que significa el adjetivo “mórbida” asociado al sustantivo obesidad: nos cuentan que hace referencia a un importante grupo de enfermedades  –según la OMS más de un centenar, incluido la propensión o peor pronóstico de algunos cánceres– que se asocian con carácter causal a la obesidad, de manera univoca. En ese listado en el que podemos encontrar los problemas articulares, las dificultades para la deambulación, los trastornos del sueño (dificultad para dormir e incluso bloqueos de la respiración durante el sueño, que provocan somnolencia durante el día), alteraciones de las hormonas o de las vitaminas y por tanto de los metabolismos que no percibimos pero que tanto afectan a nuestros huesos o nuestro riñón, por ejemplo; también la incapacidad de gestación en las mujeres fértiles; y también, los otros trastornos metabólicos asociados (colesterol y triglicéridos alterados, ácido úrico), ...; pero sobre todo en esa lista, en primer lugar nuevamente la diabetes mellitus, en la que el sistema de control de la glucosa en sangre se ve alterado porque nuestra insulina es incapaz de controlar las ingentes cantidades de grasas y glucosa que se incorporan en la alimentación asociado a la resistencia de los tejidos a sus acción de acumulación y metabolización.

En la misma aplicación de la red, que hemos usado para conocer nuestro índice de masa corporal, nos informan publicitariamente, de la utilidad de los balones gástricos para perder peso y retornar a la “normalidad”. A buen precio, en un centro próximo con buenos resultados y con pocos esfuerzos... ¡Qué buena solución!, pensamos: fácil, segura y barata.

Salimos a comer fuera de casa o a comprar a las grandes superficies y las estrellas de los expositores son siempre las comidas altamente procesadas, ricas en hidratos de carbono, que inundan nuestras dietas con calorías y falta de residuos (otro gran problema de nuestra sociedad, “gorda y con estreñimiento”). Entramos, con esto, directamente en que somos lo que comemos... Nadie se plantea lo fácil que es alimentar a una persona con la “comida rápida”, sabrosa, especiada y poco digerible.

Dietas, dietas, dietas..., más dietas: la madre de un compañero del colegio, un familiar, alguien que vive cerca de nosotros ..., nos dicen que está consiguiendo controlar el peso, incluso bajarlo con milagrosas dietas, no infrecuentemente acompañadas de infusiones, pastillas o alimentos manufacturados. Incluso nos dicen que han conseguido controlar la diabetes que estaba empezando... otra vez la diabetes relacionada con la obesidad, con la inadecuada alimentación, con la comida rápida.

Estados Unidos es un país lleno de enfermos con obesidad mórbida, a estas alturas ya sabemos que son aquellos cuyo cociente entre peso y altura al cuadrado supera los 35 y además son portadores de enfermedades sistémicas graves, nuevamente la diabetes, como principal, encabezando el “top ten”. Pero además en Estado Unidos, son líderes en super-obesos: las sociedades científicas ya tienen problemas para catalogar a la población cada vez más abundante de personas cuyo índice no solo supera los 35 sino que supera los 50 Kg/m2; eso suponen pesos por encima de los 160 Kg con una talla promedio. Son personas que viven muchas veces aisladas por las grandes limitaciones que imponen su propia situación física, que no vemos habitualmente por la calle y que tienen un gasto insostenible en antidiabéticos orales, en análogos de insulina y en insulina propia para el control de esas desbastadoras cifras de diabetes: factura económica, física y psicológica. Nuevamente la diabetes triangula los problemas en ellas.

diabetes mellitus y obesidad. Sí, la diabetes mellitus tipo II, asociada a la obesidad y sobre todo a la obesidad mórbida, se constituye en la principal causa de mortalidad y morbilidad de estos pacientes y de todos los que cataloguemos como obesos mórbidos e incluso con cierto grado de evidencia científica los que tienen sobrepeso (IMC en torno a 30 Kg/m2). ¿Qué significa esto?: ellos vivirán menos tiempo que los coetáneos, pero además vivirán, con más enfermedades, “con más diabetes” y con más complicaciones de la diabetes y de mayor gravedad, que supondrá un empeoramiento de la calidad de vida.

Seguimos con la valoración de diabetes mellitus y obesidad y cuando profundizamos en las estadísticas vemos además que hay un grupo cada vez más importante de personas que son más jóvenes de lo habitual –la diabetes asociada a la obesidad “empezaba” clásicamente, en las etapas avanzadas de la vida–, que no son especialmente obesos (sus índices se mueven en torno a 30 Kg/m2) pero que tienen grandes dificultades para el control de su glucemia en sangre, que requieren estrictos controles de insulina y que además las enfermedades subsiguientes a la diabetes, –fundamentalmente promovidas por el rápido deterioro de los arboles arteriales en sentido centrifugo y centrípeto– como: ceguera, gangrena de extremidades, deterioro función renal, infarto cardiaco o cerebral –por arterioesclerosis severa–, crecen exponencialmente.

edades. Estamos viendo también más adolescentes con diabetes mellitus, pero sobre todo con obesidad mórbida. ¿Cómo actuar en estos pacientes entre los 14 y 20 años, donde los procesos de crecimiento están en marcha y que las carencias que pueden asociarse a la obesidad y a la diabetes pueden determinar de manera definitiva la expectativa de vida y la calidad de vida? Donde, además, las acciones médicas deben ser equilibradas, medidas y sobre todo probadas para un buen control de estas incidencias, sin perjudicar el desarrollo físico e incluso neurológico.

Pero además nuestro mayores son también “más gordos” que antes; las sociedades especializadas se ven incapaces de manejar a enfermos con índices de masa corporal superior a 40 por encima de los 70 años, con diabetes severa y resto de enfermedades graves ya comentadas y asociada a ella y que van a deteriorar su calidad de vida y que los recursos para rescatarlos, se agotan condicionados por la edad y dichas enfermedades asociadas (ictus previos, infartos, fracaso renal) impidiendo la puesta en marcha de tratamiento agresivos habituales, ... aparece el concepto de “sarcopenia”: gran peso graso, ausencia de proteínas, situación extrema de desnutrición asociada, curiosamente.

Ejercicio y gimnasios y aparatos y bicicletas y running por las calles y publicidad de ropa deportiva y de actividades deportivas en interior y exterior..., pero en cambio nuestras estadísticas nuevamente nos dicen que nuestra sociedad es más diabética, más vieja, más gorda (ya lo sabemos) y además “más sedentaria”. Los diabéticos, los obesos han de quemar glucosa, y calorías en general con ello ajustamos las dosis de insulina internas o exógenas y además perdemos peso y con ellos mejoramos la respuesta de la insulina.

Buf, buf, buf... –perdón por lo coloquial del término–, y si revisamos los datos referidos a la ansiedad, al estrés, al desorden familiar condicionado por el trabajo, por las cargas familiares, por las situaciones económicas, por las necesidades de desarrollo, vemos que la ansiedad, mal gestionada, se constituye en la principal causa “de visita al frigorífico”. Nuestra sociedad, además, por tanto llena cada vez más el frigorífico, porque “esta muy estresada”, además de lo que ya sabemos: más gorda. Y como vimos antes, lo llenamos con productos altamente procesados, muy ricos en hidratos de carbonos, acompañado de las famosas bebidas que patrocinan nuestras películas preferidas en la red o en el cine y que son autenticas “cazuelas” de azucarillos. Nuestra sociedad es diabética y es vieja y sedentaria y gorda y ... también, está ansiosa.

acción multidisciplinar. Volvamos al balón, podemos creer que todo esto se puede resolver con un balón, con una dieta equilibrada con algunas infusiones biensonantes, con una buena ropa deportiva y unos paseos al parque y con una ayuda en casa para que la ansiedad fluya mejor... Sí, lo creemos, y es lo que ponemos en marcha ... aparece el efecto “yo-yo”: perdemos peso y después de esfuerzo, de tiempo, de constancia ... constantemente recuperamos el peso de inicio y nuestro ejercicio cae y la ansiedad se combate con “más azúcar”, envejeciendo al tiempo y haciéndonos cada vez “más diabéticos” y “más gordos”.

La obesidad es una enfermedad que necesita una acción multidisciplinar y por ende la diabetes. Que integre todos estos factores causales que conviven con nosotros y que dirijan el esfuerzo hacia lo que ha demostrado ser el único tratamiento eficaz, capaz de producir a corto plazo un descenso del exceso de peso ponderal, un ajuste de las cifras de diabetes y una mejoría progresiva y mantenida de las comorbilidades con un alargamiento de la calidad y la cantidad de vida: las acciones quirúrgicas si nos curan.

Lo hacen acompañadas de un ejercicio que permita el control del equilibrio, provoque un aumento de la masa muscular pareja al descenso del nivel graso, un incremento de la preservación de la cardiotonicidad y una quema de calorías; a la intervención psicológica que reconduzca la ansiedad y controle los trastornos primarios que pueden llevarnos al exceso, al atracón o a la purga; que influya redirigiendo esfuerzos en el adiestramiento en la ingesta (comer deprisa, sin orden, sin hambre), en la regulación de rutinas (pasividad ante la situación, desorden, fracaso escolar) y por ende en las relaciones familiares (mentiras, discusiones, robo de comida) o relaciones interpersonales (evitación de comidas sociales, dependencia, relaciones inestables) y como no en las relaciones de pareja (sexuales, de dependencia). Las dietas de apoyo que equilibren ingestas en cantidades y en calidades... el obeso, el diabético habrá de tomar de todo en ajustadas dosis y combinadas con un buen control del ejercicio.

Este artículo quiere decirnos que las más actuales técnicas quirúrgicas que bloquean el apetito, además de bloquear físicamente la ingesta (por reducción del estómago), y también, disminuir la absorción para establecer una recirculación de los principios inmediatos equilibrada y ajustada al devenir de la función de las hormonas implicadas, fundamentalmente la insulina, son la única solución. Se constituye en la esperanza de los obesos y diabéticos en cualquier tramo de edad (también para los ancianos y los adolescentes), de cualquier grado de obesidad y de enfermedad asociadas.

La obesidad mórbida y la diabetes mellitus se pueden curar: unidades multidisciplinares y cirugía adaptada ... más vida, mejor vida.... una segunda oportunidad una ilusión, pero profesional.

27 jun 2020 / 12:20
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