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ENTREVISTA
ESTHER PANIAGUA / Periodista

“Los ciudadanos corrientes somos ajenos a la darkweb”

Incluso muchas de esas personas o las tribus de la desconexión admiten no estar 100 % desconectadas

Periodista y autora especializada en ciencia y tecnología. Colabora con El País, El Español (D+I), Xataka o Muy Interesante, entre otros medios. Es profesora en el Máster Ejecutivo en Inteligencia Artificial del Instituto de Inteligencia Artificial.

Arantxa Serantes. Santiago de Compostela // Cuanto más nos conectamos y cuantas más cosas conectamos, más vulnerables somos, pero mañana podríamos quedarnos sin nada. Esther Paniagua se planteaba en 2014 esta idea: ¿Qué pasará el día en que la red caiga y cómo reaccionaremos los usuarios?¿El cambio sería para mejor o un detonante para nuestra extinción? Y su libro Error 404 es la respuesta motivada al posible giro que darían nuestras vidas sin Internet. Para unos sería un verdadero reencuentro con lo esencial y para otros una auténtica tragedia económica y social. Hasta el momento, la idea de una red más abierta y descentralizada se ha convertido en una promesa rota para los que creen en que un marco democrático respetuoso con los Derechos Humanos, todavía es posible. La realidad nos muestra todo lo contrario, con el incremento de la ciberdelincuencia y con la debilidad del sistema para garantizar su integridad.

También, desde el punto de vista de las relaciones interpersonales, ha debilitado la calidad de nuestra comunicación y atención provocando adicciones, desinformación y noticias falsas, captología e incluso discriminación y prejuicios, porque en el fondo es una herramienta más de la sociedad de la vigilancia, pero ¿Todavía es posible orientar la tecnología hacia el bien común? Preguntamos a la autora del libro cuáles son sus vaticinios al respecto.

Si tuviésemos que hacer balance de la historia del progreso humano, ¿Internet sería el invento más revolucionario? ¿Hemos evolucionado o involucionado en el proceso?

Internet es sin duda un invento revolucionario, hasta tal punto que parece muy difícil imaginar la vida sin la conectividad. Incluso cuesta recordar cómo era la vida preinternet. No me atrevería a generalizar algo con tanto peso como evolucionar o involucionar, pero sin duda tenemos ejemplos en ambos sentidos.

Tener acceso casi gratuito (salvo el ancho de banda) a tanto conocimiento, personas y recursos a golpe de clic, de forma instantánea, en tiempo real es un lujo que nunca imaginamos y que hasta habría resultado increíble, cosa de magia.

La otra cara de la moneda es el pecado original de internet: su gratuidad y la falta de un modelo de negocio, que han derivado en la mercantilización de nuestra vida privada, reforzando la fragmentación social y socavando la democracia.

En tu libro adviertes sobre los posibles apagones de Internet, presentes y futuros, ¿Podremos sobrevivir en el mundo analógico?¿Por qué nos preocupa tanto la ciberseguridad cuando no podemos garantizar la supervivencia?

Un apagón que amenace la supervivencia de algunas personas es posible, uno que extinga a la humanidad no (salvo caída de un meteorito). La ciberseguridad es el primer paso obligado para protegernos ante ciberataques y fallos que puedan tirar abajo la red.

¿Crees que la red se ha polarizado y politizado tanto que apenas queda sitio para explorar sus posibilidades?¿Se podrían redefinir sus usos?

Siempre hay oportunidades para la creatividad, la innovación y la reconstrucción de los espacios online. Podemos redefinir todo lo que queramos. Lo que se necesita es voluntad, exigencia y acción.

¿Qué sabemos realmente de la darknet? ¿Podría generarse algún movimiento desde dentro que la destruyera por completo?

Los ciudadanos corrientes y molientes (no así los gobiernos y empresas) somos ajenos a la dark web, un espacio online anónimo solo accesible mediante autorización o a través de programas específicos. Se crean y destruyen dark webs constantemente, pero acabar con toda la darknet es algo que no interesa ni se plantea.

¿Qué podemos esperar del Metaverso?

En el metaverso seguirán presentes muchos problemas del mundo físico y los asociados a nuestras vidas conectadas. Es más, muchos de ellos, como el de la adicción a internet, se exacerbarán. Las violaciones sistemáticas de la privacidad y los derechos humanos continuarán y se agravarán. Los ciberataques aumentarán (desde avatares pirateados hasta estafadores que suplanten otras identidades mediante tecnologías de falsificación hiperrealista o deepfakes). Los ciberdelincuentes aprovecharán las vulnerabilidades de esos mundos emergentes.

Existen pocos lugares libres de Internet: son países con censura, en conflicto e incluso paraísos naturales, ¿Es difícil permanecer desconectado en medio de drones, satélites y antenas?¿Por qué crees que nació el movimiento sin internet en favor de la desconexión y por qué se ve como un privilegio?

Hay muchos motivos por los cuales nos es difícil escapar a la conectividad, y uno de los más poderosos es que realmente no queremos porque, a pesar de las miserias que pueda traer, nos aporta cosas a las que no estamos dispuestos a renunciar, ya sea por dependencia, comodidad, conveniencia, adicción, eficiencia...

Incluso muchas de esas personas o las tribus de la desconexión admiten no estar 100 % desconectadas. Esta perspectiva es, claro está, muy occidental y hasta cierto punto urbanita y edadista, puesto que en muchos lugares y contextos ni siquiera es posible acceder a internet o se vive al margen de la red.

¿Estamos en la sociedad de la hipervigilancia?¿No es este el motivo por el que nació Internet?

Internet no nació para vigilarnos sino para conectar a personas y conocimiento. Su uso y explotación ha derivado en lo que Shoshana Zuboff denomina el ‘capitalismo de la vigilancia’, que mercantiliza la experiencia humana privada mediante el registro de datos de comportamiento de cada usuario: cómo navegamos en internet, qué buscamos o cómo nos com­portamos en redes sociales; cada sonido, cada texto e imagen, cada movimiento, cada conversación y cada expresión facial.

Un sistema que busca, rastrea, extrae, almacena y procesa sin parar datos conductuales, que luego los transforma en predicciones sobre cómo se comportarán los usuarios.

¿Con qué mensaje quieres que se queden los lectores de tu libro?

En lugar de pensar en llevar el mundo virtual que conocemos a un siguiente nivel, reproduciendo y perpetuando sus lacras, debemos centrarnos en arreglarlo primero: en hacer que funcione para todo el mundo.

Es decir, en construir espacios democráticos, cívicos y saludables basados en el respeto a los derechos humanos, con reglas dirigidas a evitar que unas pocas grandes empresas -que basan su modelo de negocio en la violación de nuestra intimidad- controlen los recursos de internet. En Error 404 propongo casi 80 medidas para ello.

27 dic 2021 / 01:00
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