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Los Goya, entre luz y sombra

De una monografía de 1990, obra de J. B. Varela de Vega (1933-2014) copio este párrafo lapidario: La figura de Montes (...) es desconocida desde hace demasiado tiempo; es desconocida de las nuevas generaciones. Hoy ni tan siquiera se le recuerda como el autor de ‘Negra Sombra’, sagrada canción para todo gallego, patética expresión del alma atormentada de Rosalía.

Reparé en cada frase y, aun habiendo transcurrido ya tiempo o por eso mismo, conviene matizarlo.

La figura de Montes. Como en pasión de gavilanes, algunos dirán: ¿Quién es ese hoombree? No tiene parentesco con el personaje de Rosario Montes. Es alguien más cercano a nosotros, al menos por la sangre de sus venas: Juan Montes Capón (Lugo, 1844-1899), el más renombrado autor de toda una esplendorosa era de la música gallega.

... desconocida desde hace demasiado tiempo. Contando los años desde su muerte, puede parecerlo. No obstante, ya en vida y después de su deceso, fue recordado y añorado no solo por su familia o músicos que conocían su valía, sino por los elogios de prensa de toda clase y condición, gallega y foránea. Basta tirar de hemeroteca.

... es desconocida de las nuevas generaciones. Hubo etapas en que se lo citaba, pero como de pasada, sin fijarse en quién era. Por tanto, las nuevas generaciones, con deformaciones o informaciones sesgadas, ni reparaban en su nombre. Para unos fue clave en el Rexurdimento musical. Para otros, músico de iglesia, promotor de orfeones, excelente director de bandas, folklorista... Un poco de todo y, al final, mucho de nada.

(...) autor de Negra Sombra. Esto suena más, pero dirán ¿no es un tema de Luz Casal, Carlos Núñez, Amancio Prada o de las mil y una caras de intérpretes de ahora? ¿No es la “canción” que no consiguió dar brillo a los últimos Premios Goya? Emotivo recuerdo con banda sonora acompañando desaparecidas caras de profesionales del gremio, con destellos de estrellas en blanco y negro, contrastando con el multicolor escenario y la voz (¿emocionada?) de la de Boimorto ¿y?... Podría serlo, pero ese tema tiene siglo y medio de vida.

Sagrada canción para todo gallego. Hay más, igual de sagradas, pero esta despuntó entre ellas. Montes la hizo más popular, o a la inversa, pues se duda de si él -al igual que Adalid o Casto Sampedro- se hicieron eco de un alalá popular de Incio o si el lucense amoldó cada nota a la poesía de Rosalía. Está claro que usó esa melodía en 1892, en una pieza para orfeón, destinada a un certamen de Pontevedra, y que casi al tiempo, lo presentó en su Fantasía para gran orquesta sobre aires populares gallegos en La Habana. Triunfó y se convirtió en todo un conmovedor himno gallego.

(...) patética expresión del alma atormentada de Rosalía. Es la poetisa por antonomasia de la melancolía galega. Pero surge la duda de si Montes escogió sus versos como altavoz del lamento de la musa o si surgió de otro modo. Casan bien juntas, aunque el lugués se llevó el misterio a la tumba. No apuntaba fechas ni datos, ni tenía diarios, ni registros, ni numeraba sus piezas. La balada Negra Sombra quedó inmortalizada desde el IV Centenario del descubrimiento de América y la interpretación promovida por la Sociedad Recreativa Aires d’a Miña Terra en el Gran Teatro de la capital cubana. Luego sería impresa en A Coruña por Canuto Berea & Cía.

Apunto otro dato para mayor rompedero de cabeza, sin entrar en polémica ni pretender esclarecer nada.

En carta dirigida a Eduardo Puig, socio de los Berea, Montes escribe: (...) le remito la fantasía premiada en La Habana, que según las personas inteligentes que la han visto, resulta la mejor en su género, ¡qué modesto soy! / Lugo, 10 Octubre 1895.

Modesto y con retranca. El hecho es que le envió la fantasía -ni balada, ni versión para orfeón ni banda- en la que se encuadra Negra Sombra, premiada ciertamente en La Habana en 1892. Se la dedica a su amigo Eduardo Arana, distinguido director que ha sido de la brillante y numerosa Banda de música de Infantería de Marina.

Montes, considerado por décadas cual seminarista que colgó los hábitos, compositor de obras piadosas (para la catedral o para su sobrina-ahijada clarisa de Monforte) fue autor de piezas de géneros más mundanos destinados a la sociedad lucense y, en época tardía, fervoroso seguidor del folklore popular, que él mismo recogió e intercambió con otros personajes como Arana o Pedrell.

Infatigable trabajador y no muy agraciado, sus biógrafos lo presentan más cerca del cielo que del mundanal ruido. Flaco favor le hacen. Sus cartas -hay muchas y abarcan décadas- muestran lo contrario. Una edición de las mismas, como se hizo con las de otros, haría arrancar más de una carcajada o cándido sonrojo.

De Negra Sombra hay mil versiones. Desde la primera grabada en 1929 por el Coro De Ruada, a la del Trío Evoéh (Ariana Barrabés, voz; Arabela Fernández, viola; Jesús Olivares, guitarra). Escojan la suya, pero quede claro: de su origen y autoría no hay duda.

20 feb 2022 / 00:01
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