Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

Mujeres y hombres a pie de guerra

Hoy no es noticia que Fulanito o Menganita hayan alcanzado cien años de vida, tiempo en el que vivieron pequeños y grandes sucesos y acontecimientos, descubrimientos, cambios de vida y costumbres.

Luchamos por un trato igualitario que no se quede en mera teoría. Aun así, se hacen distinciones peculiares o entre quienes piensan de una manera u otra, y cosas peores.

Ahora, chavales casi imberbes van resolviendo a su manera cuestiones de modo sorprendente. Por ej., les sobran letras del abecedario y números arábigos, o eso parece. La antigua escritura es mezcolanza de siglas, abreviaturas y códigos ininteligibles.

Esos jóvenes ya no necesitan tinta, carboncillo, papel, ni lápiz. Con un simple artefacto-saben a qué me refiero- hacen virguerías que corren como balas, sin calcular su alcance.

Todo esto choca con lo que se vivía y apreciaba no hace mucho. Echo en falta -y eso que no las he vivido- las tertulias o encuentros en casas o lugares singulares (boticas, almacenes) o en salones burgueses o de menos rango, para tratar de lo más trivial a lo más sublime. Y también aquellas cartas que recibíamos y contestábamos con agrado.

No aludiré a la Bazán y sus corrillos porque ya acaparó múltiples titulares. Otros coetáneos suyos y personajes, anteriores o posteriores, se movían en esos círculos y trataban de todo (política, artes, temas sociales, etc.) y de ahí salían fortalecidos para exponer, a nivel individual o colectivo, ideas que proponían o asumían como suyas.

Tengo en mente a otra gallega, amiga de Dña. Emilia, igualmente escritora. Nació y vivió etapas en esta tierra, usó la pluma como un lince y una lucidez notoria, fue adelantada a su época, viajó sin desmayo, fue madre (casi en solitario) y murió siendo centenaria, ciega y cuidada por su nieta. Es el perfil incompleto de Sofía [Pérez] Casanova (A Coruña, 1861-Varsovia, 1958).

Me atraen todas las facetas de su vida y me apena que no cultivara la música, pero sobre todo que, como a otros, se la cite con fines partidistas. Alguien me comentaba que nuestra Rosalía está [presente] siendo muy manipulada ¿Qué añadir? Es cierto, y muy nuestro.

Sofía Guadalupe Pérez Casanova, hija de Rosa Casanova Estomper y Vicente Pérez Eguía, sufrió el abandono en que dejó su padre a toda la familia. Pronto se fue a Madrid, donde estudió en buenos colegios y dio a conocer sus primeros poemas, género afín a las féminas. Se relacionó con personas que pronto advirtieron su genio con la pluma. Publicó cuentos, relatos y rimas en varios idiomas (apenas en gallego, del que disfrutaba y bien conocía) siendo la primera corresponsal de guerra española. Viajó y retornó siempre a su refugio de Mera (Oleiros). Incluso para cuidar a sus cuatro hijas (una murió en 1895) llevó consigo a Pepa (Josefa López Calvo), mujer de confianza que aprendió el polaco y el francés antes que el castellano.

Quisiera contarles su azarosa vida, pero les remito a lo mucho publicado, pese a que hay quien dice no conocerla o que son escasas las fuentes para estudiarla. Lo evidente es que sus 96 años no se resumen en dos líneas y, en consecuencia, lo coherente es buscar información veraz y rigurosa.

Nadie duda de la valía de Sofía como persona. Tampoco de su entrega como periodista y enfermera de la Cruz Roja, moviéndose en trincheras y cárceles, entre rusos y polacos, por y para el bien de todos, sin distinción alguna.

Impresionan sus desvelos de madre, su vida sencilla, el aprecio a la lengua gallega y su compromiso con los niños y los necesitados, a quienes proporcionó dinero y cobijo, dedicó letras, tiempo y vida. Sus virajes entre el conservadurismo y contactos con los monarcas españoles y los zares rusos, así como con Franco, Stalin o Trostski y un largo etcétera, no fueron impedimento para no borrar totalmente sus convicciones –heridas de muerte- aunque dieron pie a coetáneos y posteriores estudiosos a etiquetarla equívoca o sesgadamente.

El apellido Lutoslawski quedó unido a Galicia desde que se casó en 1887 con el filósofo y escritor Wincenty Lutoslawski (Varsovia 1863-Cracovia 1954). Tras nacer su cuarta hija se separaron.

Un medio nieto polaco de ambos, Witold Roman Lutoslawski (Varsovia, 1913-1994), pianista, compositor y director de orquesta, es su heredero más visible. En lo personal y en lo profesional sufrió los vaivenes políticos de Polonia y la construcción de una nueva Europa.

En su trayectoria musical experimentó las técnicas y estilos de la segunda mitad del s. XX. Sus obras -muchas perdidas en la II Guerra Mundial- le hacen merecedor de ser uno de los grandes compositores del siglo pasado.

Las Variaciones sobre un tema de Paganini y la serie de Partitas para Violín y Orquesta son muestra de su maestría.

¿Cómo ver el legado de tres generaciones? Cada uno en su contexto, reflejo de la época en la que han vivido. Es lo mínimo que merecen, ellos y sus ancestros. Y también nosotros y los nuestros.

05 mar 2022 / 01:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
TEMAS
Tema marcado como favorito
Selecciona los que más te interesen y verás todas las noticias relacionadas con ellos en Mi Correo Gallego.