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Navidad con objetos desechables y luces

Iglesias, de Ourense, recrea desde hace cuatro décadas la magia de estas fiestas en su vivienda

María del Carmen Iglesias es una vecina de Ourense y abuela que, después de más de cuarenta años sin fallar a una cita, ya puede compartir con su nieta su sueño: recrear la magia de la Navidad en su pedacito de jardín. Reutiliza para ello todo tipo de objetos y mobiliario, y de este modo consigue alargar su vida útil.

Hoy puede decir que es la dueña de la casa de la Navidad, en la zona de Santa Mariña, un espectáculo que cada año atrae a decenas de curiosos para admirar las luces y hacerle fotos mientras disfrutan de su colección de muñecos que se inflan y luces, todo un clásico.

Pero el mérito es si cabe es todavía mayor: buena parte de la decoración la hace con sus propias manos, lo que requiere preparar todo con meses de antelación.

La máxima de Mari Carmen es clara: no desaprovechar nada y reutilizar todo tipo de materiales, desde varillas de paraguas hasta palos de madera o churros de natación, todo con el único fin de crear su propio alumbrado.

Cuando el pasado abril, en plena pandemia, un vehículo se estrelló contra el cierre de su casa, poco se imaginaba que le daría nuevas ideas. Al buzón-panera que se rompió le ha dado un nuevo uso, tal y como ella misma explica.

“Teníamos un buzón que era una panera, que se rompió y entonces, pensé: qué hago con eso, así que decidí aprovecharlo como depósito para las cartas de los niños a Papá Noel y los Reyes Magos”, mientras piensa cómo llevarlas hasta el Polo Norte.

Pese a llevar cuatro décadas decorando, esta vecina no pierde la ilusión y ya medita cómo seguir sorprendiendo a niños y adultos, algo que hace cambiando objetos de sitio e incorporando otros nuevos.

Una ardua labor que comenzó hace ya 44 años con ayuda de su familia.

La afición por las luces viene de lejos: “Al principio, no era tanto. Colocaba con mi marido un arbolito y unos detalles”, algo que con el paso del tiempo ha ido aumentando y transformando, con la ayuda de las nuevas generaciones. Desde entonces, la casa se ha ido llenando de muñecos inflables, luces y todo tipo de figuras, afición que no perdió en el confinamiento.

El resultado es un lugar rodeado de magia, procedente de las lucecitas que cuelgan de los árboles y de la fachada de la casa, que se completa con todo un universo de figuras mágicas, donde no falta el Nacimiento ni un Papá Noel.

Por el momento, esta mujer, admiradora del alcalde de Vigo, Abel Caballero, no cesa en el deseo de seguir llevando un poco de alegría a esta zona. Tanta es su admiración por el regidor que esperó a que Vigo encendiese las luces para hacer ella lo propio, al día siguiente en su hogar.

La recompensa está asegurada al ver “las caras de felicidad de las familias que se acercan a hacer fotos”. “La gente lo agradece”, abunda.

Los vecinos están “encantados y vienen muchos curiosos”. De hecho ni siquiera la subida de la luz la ha hecho desistir. “He bajado las horas de encendido para no tener que pagar tanto”, pero insiste en que le encanta ver “cómo los niños disfrutan”.

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