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Ningún país, rico o pobre, es inmune al empeoramiento de la actual crisis climática

Joaquín Trinañes, de la Universidade de Santiago, es uno de los 120 expertos implicados en elaborar el informe Countdown

Ningún país, rico o pobre, es inmune al impacto en la salud del empeoramiento de la crisis climática, según un informe que examina más de 40 indicadores y que advierte de que Europa tiene la puntuación más alta en el índice de vulnerabilidad al calor, colocando a sus ciudadanos en un riesgo cada vez mayor.

“A menos que se tomen medidas urgentes, el cambio climático amenazará cada vez más la salud mundial, alterará las vidas y los medios de subsistencia y desbordará los sistemas de atención de salud”, concluye el informe Countdown publicado en The Lancet, que recuerda que en las dos últimas décadas las muertes relacionados con el calor en aquellas personas de más edad han aumentado HASTA un 54 %.

Los 120 expertos mundiales de distintas disciplinas, entre ellos Joaquín Trinañes, de la Universidade de Santiago (USC), apuntan que la recuperación de la pandemia COVID ofrece un momento clave para actuar sobre la emergencia climática: una respuesta conjunta a las crisis convergentes ofrece la oportunidad de mejorar la salud pública, crear una economía sostenible y proteger el medioambiente.

En el año 2017, el investigador grovense Joaquín Triñanes, profesor de Electrónica y Computación, recibió un premio por sus estudios sobre los océanos, ejemplo del prestigio de este docente de la USC.

Y es que, según los autores, si se toman medidas urgentes para hacer frente al cambio climático (con planes para cumplir los compromisos de limitar el aumento de la temperatura mundial a muy por debajo de los 2°C) se pueden mitigar estas perturbaciones y lograr en su lugar beneficios sanitarios y económicos.

Al mismo tiempo, estas medidas podrían reducir el riesgo de futuras pandemias porque los factores que impulsan el cambio climático también pueden impulsar el riesgo de pandemias zoonóticas. Pero, de no poner medidas en marcha, desde islas pequeñas hasta grandes ciudades pueden sufrir en el futuro “choques sanitarios” relacionados con el clima, debido a las dificultades para anticipar los impactos del calor extremo y encontrar formas de adaptación.

Entre los efectos figuran los crecientes niveles de mortalidad vinculada con el calor entre personas vulnerables de todo el planeta, que en 2018 se cobraron 296.000 vidas.

Los medios de vida también corren peligro, ya que el calor afecta cada vez más a la capacidad de las personas para trabajar al aire libre en regiones en desarrollo, lo que tiene importantes repercusiones económicas; el año pasado, por ejemplo, India representó el 40% del total de las 302.000 millones de horas de trabajo perdidas.

Europa, con una población urbana que envejece, tiene la puntuación más alta de todas las regiones, con un 41 %, en el índice de vulnerabilidad al calor, que combina la exposición a las olas de calor con datos sobre la susceptibilidad de la población y la capacidad de los sistemas de salud para hacer frente a ellas.

También es responsable de más de un tercio de la mortalidad relacionada con el calor en los ancianos, con 104.000 de las 296.000 muertes en 2018.

La región también sufrió las mayores repercusiones económicas de esas muertes, con costos equivalentes al ingreso medio de 11 millones de ciudadanos o al 1,2% del ingreso nacional bruto; los costos más altos de todo ello se observaron en Alemania. EFE

04 dic 2020 / 00:00
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