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AUDIOVISUAL. El productor Roi Carballido narra cómo se hizo ‘Manoliño Nguema’, el retrato de un actor africano no que estudió en la USC. TEXTO Xabier Sanmartín C.

Ourense, Santiago y Guinea, ejes de un premiado reto audiovisual

Hacer cine o televisión en África es un quimera cuyas dificultades no cura ni la era digital. “Internet allí casi no existe, va a pedales. Teníamos que ir a un hotel de la cadena Hilton que hay en Malabo para enviar lo que íbamos grabando y que lo pudieran supervisar las ONGs colaboradoras”, asegura Roi Carballido, productor del documental Manoliño Nguema,

Dirigido por Antonio Grunfeld sobre un guión de Rocío Cadahía, fue premiado en el reciente Festival de Cine y Televisión del Reino de León antes de ir al festival OUFF de Ourense, tierra especial para su protagonista, Marcelo Ndong, que llegó allí en 1969 tras ganar una beca.

Y al enrolarse entonces en el circo de la Ciudad de los Muchachos, en Bemposta, en aquel sueño impulsado por el padre Silva, todo cambió.

Ese es uno de los detalles que jalonan la peculiar vida de Ndong, al que Grunfeld conoció en Guinea en un proyecto amateur de cine cayéndose al suelo de la impresión al saber que el actor de ese corto era Marcelo, alguien que allí mismo le cantó el himno gallego al saber que él venía desde Galicia.

Roi Carballido detalla para EL CORREO el viaje a Guinea Ecuatorial para grabar esta biografía producida por Filmika Galaika y la ONG Waka films, con la colaboración de Agareso (Reporteiros galegos solidarios).

“En Guinea no hay casi nada para grabar, solo una asociación de cine que está empezando. Es un país donde no se puede comprar material, debes ir a Camerún. En nuestro caso llevamos todo el equipo desde aquí. Ya habíamos estado allí, en 2014, haciendo spots, y volvimos en 2017 para trabajar en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y hacer unos vídeos sobre las áreas protegidas de los montes de Guinea para no perder la biodiversidad que tienen, y pensamos que además podíamos aprovechar el viaje para hacer un documental sobre la vida de Marcelo”, aclara.

VÍNCULOS CON COMPOSTELA Y allí, se quedaron “impresionados” por la vida de quien viajó a Galicia con solo 14 años y acabó siendo parte del Circo de los Muchachos, dando con ellos dos vueltas al mundo”.

Marcelo saltó luego al Santiago de los años 70 y se matriculó en la Facultad de Medicina, estudios que no concluyó pero sí los de Enfermería en parte de sus 25 años en Galicia antes de regresar a su país, entre otros periplos de su canto al arte más allá de las dificultades, las que exige vivir en el corazón de África, y avivar su vocación, mostrada hace tres años en el Teatro Principal con la obra de teatro biográfica que hila el largometraje.

Carballido detalla más esta aventura audiovisual.

“En 2017 volvimos a Guinea y, ya que teníamos cierta infraestructura de 2014 para grabar, y también los permisos para hacerlo, algo muy difícil de conseguir, empezamos el documental. Desde 2014 nos conocen en el Ministerio de Turismo e Información de Guinea porque grabamos publicidad para una productora de Madrid que hace los spots para la televisión guineana de la marca canaria Hermanos Martínez, el mayor proveedor de alimentos de Guinea”.

Otro punto a favor fue el terreno caminado a nivel sanitario. “Nos duraba el efecto de las seis o siete vacunas que precisa ir hasta allá porque varias te protegen hasta cinco años. Nos pusimos para combatir la malaria, la polio, la fiebre amarilla... y algunas más”, explica Carballido.

Aparte de la subvención “de 30.000 euros” de la Axencia Galega das Industrias Culturais (Agadic), tuvieron la colaboración de la Aecid, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, “para los billetes de avión”, aclara Roi, responsable de producción junto a María Becerra, en un reto coral hasta decir basta.

“En Malabo, la Casa de Cultura Española nos ayudó con comidas y los transportes. También nos ayudó Agareso, prestando apoyo, y también colaboró el Concello de Santiago al cedernos teatros para los ensayos... Sin duda, es el proyecto más complicado en el que he trabajado porque la logística, desplazarse, gestionar los visados y demás, suponen muchos problemas añadidos”, revela este productor, formado en la Escola de Imaxe e Son de A Coruña, y con veinte años de experiencia.

Gorsy Duc, persona vinculada a la Embajada de Guinea en España, fue otro alfil importante de este ajedrez llamado Manoliño Nguema.

“Gorsy hizo de eficaz mediador para los visados”.

El trabajo de sonido directo del documental fue de Rodrigo Nkogo, la fotografía de Rodrigo Vázquez y el montaje de Gaspar Broullón y Álvaro Ayala para 85 minutos que abren puentes y... mentes con el coraje propio de Manoliño.

xsanmartin@elcorreogallego.es

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11 oct 2020 / 01:01
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