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Rogelio Puente: escenarios con historia

    EL PINTOR ROGELIO PUENTE ( La Habana- 1936- A Coruña, 1996 ) , elegía cuidadosamente los escenarios para su obra; pocos artistas han reflejado como él determinados espacios en los que pervive la historia, lo que queda de antaño, para transcribirlo en sus cuadros, en las composiciones siempre impregnadas de un halo de misterio.

    No extraña que la cultura inglesa, en sus amplias vertientes, literaria y monumental, esencialmente la arquitectura de las épocas barroca o neoclásica fueran objeto de su interés; a raíz de las primeras visitas a Londres y mas tarde durante el largo tiempo pasado en Bournemouth, accedió al conocimiento de la vida y sociedad británicas; asistió con frecuencia a debates del Parlamento inglés y conoció el país a lo largo y ancho, deteniéndose en la observación de jardines y mansiones guardianas de valores estéticos que supusieron para el artista toda una revelación; se adentró en el estudio de las artes decorativas y en la misma medida que crece el deseo de adquirir una sólida formación artística, no solamente en lo que atañe a técnicas, pues para Rogelio Puente, eran imprescindibles los conocimientos en torno a la historia del arte, irá adentrándose en la recreación de lugares, sitios históricos, escenas de interiores , balnearios, bibliotecas en donde el tiempo se resiste a desaparecer; para la configuración de su universo serían primordiales, la definición de ambientes y la presencia de los objetos.

    Detrás de las pensadas selecciones y de las cuidadas composiciones había introspección, reflexión, calma en la contemplación, viajes cuidadosamente elegidos; notas y apuntes sobre la historia de cada lugar, alentado por autores literarios y por los vínculos de cada uno con el tema elegido. Su cuidada educación había comenzado en la esplendorosa capital de la isla de Cuba en los años cuarenta, continuando en Atlanta ( EE.UU ) enfocada hacia horizontes ajenos al arte por decisiones familiares; mas tarde en la adolescencia y primera juventud, el descubrimiento de Paris, Londres y Florencia harían posible la afirmación de una vocación que tendría en la arquitectura, el diseño y la pintura, los fundamentos necesarios. Pero antes de producirse la dedicación plena al mundo de la creación pictórica hecho que sucede a una edad adulta, pasada la treintena, y atendiendo a deseos paternos, Rogelio Puente estudió la carrera de Derecho en Santiago de Compostela; una vez terminada, tomaría la decisión de abandonar ese campo para seguir la verdadera inclinación ; en el afán de perfeccionamiento, le serían útiles los estudios de arquitectura en la ETSA de Madrid y la inmersión en el diseño contemporáneo que le llevará a viajar por Alemania y países escandinavos siguiendo la estela de la Bauhaus, del diseño nórdico.

    Partiendo de tantas experiencias acumuladas y con la suficiente información sobre lo que ocurría en torno al arte de su tiempo, inició un viaje estético al pasado buscando su propia esencia; una suerte de recuperación proustiana que unida al bagaje de vivencias acumuladas en las tres décadas de vida, darían paso a una pintura nacida con clara madurez. A finales de los años setenta y ochenta su obra irrumpía con fuerza, no solamente en Galicia; fruto de ese largo y difícil proceso interior, dentro del realismo español que en aquellos momentos se hacía eco de la producción de Matías Quetglás, Antonio López y María Moreno, con quienes mantuvo amistad, su pintura estaba presente en las galerias Heller y Leandro Navarro de Madrid; en la década de los ochenta sería representada por la Wally Findlay Gallery de Nueva York.

    La realidad que Rogelio Puente ofrece en sus cuadros tamizada a través de ventanas y puertas de cristal, del reflejo de los espejos incluidos en las escenas, devuelve historias secretas; los temas abordados expresan la idea de construir un diario existencial desarrollado por medio de series sobre lugares significativos de ciudades europeas; los Cafés Viena de Madrid y Florián de Venecia; el Palacio de la Música de Barcelona , las Bibliotecas de Chiswick y Fontainebleau, los interiores de Blenheim Palace, los Jardines Kew de Londres, los Balnearios Gellért y Vidago o los invernaderos de Lisboa y el Bronx fijan un recorrido emocional y son muestra palpable de su espíritu de búsqueda.

    25 sep 2022 / 23:09
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