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Experto. Rial Boubeta, profesor en la Facultad de Psicología de la USC, cree que la comunicación con los padres es fundamental, y son ellos los que deben ser conscientes de cuando el menor tiene un riesgo utilizando las nuevas tecnologías TEXTO L. Rey

“Si educas bien a tu hijo sería menos vulnerable en la red”

Antonio Rial Boubeta, profesor titular del Área de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la USC y responsable científico del estudio que habla de la adolescencia y la tecnología hace una valoración a EL CORREO GALLEGO sobre el papel que juegan las nuevas tecnologías en los jóvenes.

Asegura Boubeta que el impacto es “brutal” a muchos niveles. “En primer lugar porque Internet es el principal agente de socialización e incluso educador en estos momentos de las nuevas generaciones. El modelo aspiracional, lo que es deseable, e incluso el listón de la felicidad viene marcado por las redes sociales. También la propia identidad de géneroy la libertad emocional depende de cómo me relaciono con la red y en la red”, detalla.

En ese sentido recuerda el profesor de la USC que el mes pasado la OMS dedicó el Día de la Salud Mental a los adolescentes. “Lo que se pone encima de la mesa es que éstos tienen unas dificultades a nivel emocional muy grandes”, añade.

Para el psicólogo quien tiene que ser consciente de que existe un problema no es el niño o el adolescente, sino la sociedad y los padres. “Ellos son mucho más conscientes de lo que nosotros pensamos. Lo que pasa es que en muchos casos son conscientes pero no tienen las herramientas para poder desenvolverse adecuadamente y vencer las dificultades. Somos la sociedad, las instituciones educativas y los padres los que tenemos que dárselas y a mayores tenemos que protegerlos”, confiesa.

Tal y como se refleja en el estudio “Adolescencia, Tecnología, Salud y Convivencia” la tecnología tiene un impacto muy grande en las edades más tempranas lo que obliga a ocuparse del tema. “Pensamos que comprándole el móvil y que nos firmen un contrato de que van a utilizarlo bien ya soluciona, pero realmente eso no vale para nada. Implica un acompañamiento, una supervisión y un esfuerzo diario. Ser capaces de asumir un riesgo, de que tiene que haber conflictos, siempre teniendo en cuenta su edad”, explica.

Ante los comentarios de muchos padres que dicen ser imposible controlar las nuevas tecnologías y lo que hacen sus hijos, Boubeta dice que se puede fomentar una buena higiene digital, lo que se traduciría en establecer normas y límites. “Desde pequeños no tienen que dormir con el móvil en la habitación. Hay el dato de que la mitad de los que lo hacen dicen que lo utilizan de madrugada y en ese punto los problemas de riesgo online se multiplican por tres o cuatro. Si tiene 18 años es una cosa y si tiene 12 es otra”, pone como ejemplo.

Para el profesor sería conveniente además dar un buen ejemplo. “En las encuestas preguntamos si los padres utilizan el móvil a la hora de comer. Cuando la respuesta es afirmativa los problemas son mayores. Damos mal ejemplo y nos quitamos todo tipo de autoridad para imponer normas. Como mínimo uno de cada cinco padres no da un buen ejemplo”, sostiene.

Asimismo otro consejo que da sería retardar o racionalizar la edad de acceso al primer móvil, a cuando el menor esté preparado. “La vulnerabilidad de un niño de diez años con relación a los líos en los que se puede meter y la capacidad que tiene de engancharse a todo lo que hay detrás de un móvil es mayor que con catorce años. Diría que no deberían tenerlo antes de los 12 y a partir de ahí tiene que tener gradual”, cuenta.

Lo más importante para él quizás sea la supervisión y por lo tanto la preocupación de los progenitores. “La comunicación que hay entre padres e hijos es fundamental. Pero resulta que uno de cada cinco adolescentes afirma que ante un problema no se lo contaría a sus padres”, comenta. A lo que añade: “Para que eso cambie hay que generar confianza. Hay que estar atentos a lo que va más allá del rendimiento académico de nuestros hijos. El cómo se relaciona con los demás es fundamental y eso se traduce en el uso que va a hacer de Internet y las redes sociales”.

Considera, así, que cuanta más vulnerabilidad más riesgo hay en la red. “Hay que hacer es un esfuerzo por dotar de competencias humanas. Si educas bien a tu hijo y le inculcas unos valores sería menos vulnerable y en eso fallamos las familias y el sistema educativo”, piensa.

El problema existe y las cifras son preocupantes pero Boubeta cree que cada vez más las familias son conscientes del cuidado que hay que tener con los hijos cuando manejan las Tecnologías de las Relaciones, la Información y la Comunicación. “Soy optimista en que esto solo puede mejorar porque de lo contrario sería más que preocupante. Pero hay mucho margen de mejora”, comenta.

Boubeta pide hacer un ejercicio de responsabilidad social como hace la Fundación Barrié en el estudio para posteriormente transmitir a las instituciones, a las familias, al sector del videojuego, a la consellería de Sanidad y Educación, etc.

01 dic 2022 / 01:00
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