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Tonia Vázquez: El universo feminista de una artista multidisciplinar

Hace pocas semanas nos dejó Tonia, una artista polifacética con un importante legado de índole social que supo plasmar en sus cuadros y escritos mostrando el universo femenino y feminista con ese profundo lirismo que sorprende por la cálida intensidad de su exótico aliento. Detrás de su bello rostro, que me sorprendía por su capacidad para reinventarse en tantos personajes como las actrices del cine, alimentó una naturaleza profundamente distinguida rompiendo los moldes de una sociedad que todavía permanecía atada a un oscurantismo ensordecedor con el que establecía innumerables batallas en los tonos más singulares que todavía hoy nos provocan interrogantes.

Su gran bagaje como profesora de dibujo fue solamente el marco de una gran producción plástica y literaria que, en una pequeña parte, vio la luz durante más de cinco décadas de trabajo a través de las numerosas exposiciones con las que consiguió sorprender por su empleo de la línea y el color y de los libros, recitales y coloquios que ofreció en organismos y centros culturales acompañada de voces como: Cristina Amenedo, Luz Pozo Garza, Pura y Dora Vázquez, Maruxa Orjales o Clementina y Aurora Vidal con las que creó el grupo Tambo. Fruto de aquella colaboración apareció una importante antología poética recogida en Follas Novas.

Una adelantada que rompía moldes. Tonia era una aristócrata de los sentimientos, una creadora que luchaba a través de las palabras por los derechos de la mujer para la que exigía la verdadera igualdad de oportunidades sin temor a un verdadero posicionamiento. Ya desde su etapa juvenil, en el Colegio del Sagrado Corazón en Ferrol, su personalidad la posicionaba casi como una revolucionaria que pretendía hacer las cosas de otra manera ante la sorprendida mirada de unas compañeras que la consideraban una abanderada de la modernidad y de unas monjas a las que con su simpatía conseguía, muchas veces, llevar a su terreno, a pesar de las circunstancias y de su negativa a llamarlas “madre”. Mamá alcanzaba siempre lo que quería con una sonrisa que no te dejaba muchas más opciones que la simple rendición a unos gustos curiosos y exquisitos para los que siempre tenía una explicación de lo más sugerente.

En su horizonte, la defensa de la justicia a través de lo artístico la convertía en una artista profundamente reivindicativa que trataba de huir de los sepulcros blanqueados con los que no comulgaba, muchas veces en contra de sus propios intereses que dejaba siempre a un lado en favor de los oprimidos. Su profunda mirada le ofrecía un afrodisíaco abanico de posibilidades para la creación que la proyectaba hacia la esencia del ser humano con mayúsculas en el que creyó hasta sus últimos días, a pesar de que los dos últimos años fueron difíciles por la aparición de un verdadero terrorista de los sentimientos que provocó, de forma involuntaria, su desgraciado final.

Tomás Barros, su primer gran profesor. Con apenas quince años y recién cortada su trenza, que la posicionó en una nueva dimensión juvenil, recibió sus primeras clases de dibujo de ese gran creador que fue Tomás Barros que le inculcó un importante código estético impregnado de una ética muy avanzada para el momento y que causó en ella una profunda impresión que le permitió asomarse a otras lecturas de naturaleza oriental. Aquellos primeros pasos la catapultaron hacia un expresionismo que después derivó en diversas manifestaciones estéticas que enarbolaron su poderosa fuente creativa que ahora es necesario revisar con especial atención. Como decía Goytisolo: “La distancia limpia la mirada” y la mirada de Tonia iba siempre por delante, incluso de cada uno de sus impulsos a los que muchas veces sorprendía con un nuevo requiebro. Mamá era cercana y distante, diva y compañera... con una personalidad inquietante que no podía dejar a nadie indiferente en las distancias cortas.

El elitismo del concepto y de la selección. Si hay algo verdaderamente paradójico en Tonia es la dicotomía que se establecía con una naturaleza más que poliédrica que se enseñoreaba en cada uno de los pasos que se elevaban hacia los campos azules en los que soñaba con abandonarse y ese elitismo que le hacía adorar la alta costura y ser amiga de Elio Berhanyer o tomar el té con Mercedes Salisachs a la que yo le presenté. Deambular por los salones de la alta sociedad madrileña o por el Club Náutico de La Coruña o el Casino de Ferrol era algo cotidiano. Esos ambientes en los que se desenvolvía con peculiar destreza eran el marco de una vida social intensa para luego regresar a la pluma y a los pinceles con toda la energía sin caer nunca en el desaliento. Mamá era siempre una desconocida para todos, incluso para su familia y para mí también. Ahora, en estos días en los que he podido y he querido navegar por algunos de sus recuerdos con absoluta libertad, me encuentro con una ingente correspondencia con escritores, con fotografías y con una inmensa obra de la que no tenía ningún tipo de referencia y que me deja perplejo y admirado por su volumen y calidad.

Cada una de las mañanas de Tonia ha sido aprovechada, hasta perder los límites de la prudencia, por un trabajo exhaustivo, perfectamente organizado y preconcebido que abandonaba en silencio para enfundarse en un abrigo de piel, que la convertía en una mujer profundamente distinta, y caminar hacia lo mundano. Las dos caras de Eva estaban presentes en una mujer, en esa artista que creyó en ella misma y en un ideario que chocaba con la ramplonería de los que no tienen criterio y miran de soslayo. Recuerdo siempre sus palabras: ¿comparado con qué José?, ¿comparado con qué?

La importancia de Gloria Fuertes y Carmen Conde. Su estrecha relación con Gloria Fuertes fomentó el mayor desarrollo de una fina ironía que llevaba incluso a lo cotidiano sin que la mayoría se diese cuenta de su verdadera intención. En muchos de sus versos ese sutil “sarcasmo” se tornaba más radical y descarnado para reivindicar la verdadera realidad social que, en su caso, le acercaban a una nausea compulsiva cuando se trataba de afrontar la verdadera injusticia especialmente en el ámbito femenino. Gloria afirmaba que su poesía social era su mejor carta de presentación para llegar a los lectores y a las mujeres con las que podía lograr una fuerte empatía. Sus escritos eran directos y profundos, delicados y rotundos, manejando una sutileza en la palabra que entroncaba con las verdaderas raíces de lo importante que para ella era el día a día.

Con Carmen Conde también tuvo una especial relación que queda de manifiesto en las numerosas cartas que existen de la década de los ochenta en las que la autora la anima a desarrollar sus facultades para el ensayo y el teatro. Hasta ahora yo no era conocedor de la existencia de diferentes obras de ensayo, dos novelas y cuatro obras teatrales, tres de ellas en gallego. Nunca me dijo nada. Tampoco de tantos poemarios inéditos. Sabía que escribía mucho, sí, pero todo esto... Realmente, estoy abrumado con su producción literaria y pictórica que sorprenderá cuando salga a la luz.

Mamá, siempre fuiste esa eterna desconocida para todos, también para tu hijo que ahora empieza a descubrirte mucho más gracias a tu obra artística. Tu elegancia en la vida se proyecta de forma exquisita en cada uno de tus trabajos que abren las murallas. Gracias Tonia, Tonu, por enseñarme a defender y a mirar lo verdaderamente importante.

Limpieza general

Limpieza general:

Todo en revuelo,

Cortinas, suelos, muebles,

metales y ropero.

Que todo luzca mucho,

que nadie manche quiero,

que todo huela a limpio

a manzana, a romero.

Los niños, relucientes;

el orden, lo primero;

las ropas los vestidos

el perro y el florero

¡Mujer! ¡Que bien lo has hecho!

Felicitarte quiero.

Solo te pido ahora

que limpies tu cerebro

de ese polvo que anida

en rincones secretos.

Tonia Vázquez.

De su libro ‘Prólogo de la esperanza’.

18 nov 2020 / 00:00
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