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|| nosotros y cía ||

Una extraña y peligrosa sensación

Creía que era una neura, una falsa percepción sin mayor fundamento, una de esas jugadas que nos hace la mente. Por eso no les dije nada.

Hasta hoy, claro, cuando he constatado que no soy el único que ha percibido algo así como una pérdida de libertad. No sé, es difícil de explicar, es como si día a día nos fueran rascando con la uña en la base de nuestros derechos fundamentales.

Supongo que será por eso de la pandemia, de los confinamientos perimetrales, de toques de queda, de medidas absurdas a las que no vemos ningún sentido ni justificación y contra las que no podemos luchar gracias a ese extensísimo estado de alarma con que nos ató de pies y manos nuestro presidente, el ínclito Pedro Sánchez, con el beneplácito de Pablo Iglesias y una buena parte del arco parlamentario. ¡Así nos va!

Y todo en aras de una convivencia mejor, en beneficio de un mecanismo ágil con el que ponernos a salvo de caer en las garras de la COVID-19.

Pero qué quieren que les diga. Yo sigo sin verlo.

Miren, hasta la actitud de los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado ha mermado en calidad y deferencia en el trato hacia los ciudadanos.

No hablo de falta de educación, ni de malos modos; muchos percibimos una cierta falta de delicadeza. No son las palabras, es el tono imperativo con el que últimamente siempre se dirigen a uno de nosotros en los controles organizados para luchar contra la pandemia. Que no los critico, son necesarios e imprescindibles para evitar que los descerebrados que no cumplen las normas no nos contagien a todos y puedan llevarnos de cabeza a una UCI.

Pero sí que cuando nos paran y nos interrogan sobre origen, destino y motivo del desplazamiento nos queda esa sensación de que estamos haciendo algo malo.

En ocasiones, incluso no nos desplazamos para asuntos importantes por el temor a ser multados y luego tenernos que enzarzar en una refriega legal para intentar anular la onerosa sanción que puedan imponernos por no llevar los papeles adecuados o no ser capaces de transmitir al policía nuestra inocencia y buena voluntad.

Desgraciadamente, parece que hoy en día no somos inocentes de un viaje inadecuado mientras no demostremos lo contrario. ¡Qué triste!

¡Allá va nuestro Estado de derecho, allá va nuestra libertad, allá van nuestras garantías constitucionales!

No me digan que ustedes no tienen esa sensación de desprotección, de abandono, del “no pintas nada en un estado de alarma”.

Un estado de alarma como este que, por cierto, se pasó por el arco del triunfo el artículo 116 de la Constitución Española y la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio de ese año, que regula ese estado y los de excepción y sitio.

Como había mayoría en el Congreso, los que lo aprobaron decidieron saltarse eso de que como máximo puede durar 15 días y si hay que extenderlo, pues se hará a base de prórrogas, y, por supuesto, con la consabida comparecencia del Gobierno para dar cuenta ante los españoles de cómo se desarrolla esa excepcional situación, si necesita mejoras, si ya no es necesaria o tantos aspectos que habría que someter al control de las Cortes y, en su caso, recibir la aquiescencia o rechazar la actuación del Ejecutivo.

Pero que si quieres arroz, Catalina.

¿Recuerdan ustedes no hace tanto tiempo cuando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias criticaban a Mariano Rajoy porque consideraban que comparecía poco en las cámaras? Y tenían razón.

Pues al ahora presidente es que ni le vemos, ni en el Congreso, ni en el Senado, ni en ningún lado. Cuando aparece lo hace en una grabación o por videoconferencia y, eso sí, sin preguntas, no vaya a ser que a los periodistas se les ocurra insistir en alguna cuestión capciosa.

Y motivos para que hable a los españoles ha habido más que de sobra.

Las decenas de miles de muertos que llevamos sobre nuestras espaldas merecen un respeto mínimo del Gobierno, los graves errores y contradicciones puestas de manifiesto requieren al menos una explicación, que los españoles estemos hartos de todo precisa, por lo menos, un poco de comprensión.

Y no la hay, ni, como decía antes, tampoco respeto.

Porque sales a la calle con el recibo de la luz para justificar que vives aquí o allí, y si no vale, te multan y si encima te quejas o levantas la voz, te acusan de desacato.

Vamos mal. ¡Y lo que nos queda! El estado de alarma estará vigente hasta las 00.00 horas del 9 de mayo, y ya les adelanto que Sánchez no lo va a levantar antes.

Les facilito la hora por si a alguien le apetece en ese momento salir a la ventana y hacer un corte de mangas.

¡Va por ustedes!

|| las claves una a una ||

1 Muy peligroso. La actitud que está mostrando Unidas Podemos como parte de la coalición de Gobierno pasa ya de la anécdota o la gracieta. Están mostrando más tintes de antisistema que de populistas, que ya les vale. A ellos les debe de parecer divertido, jocoso, pero están jugando con nuestra democracia, nuestra libertad y nuestro Estado de derecho.

2 ¿Oposición? Cómo vemos todos los días, Pablo Iglesias, Irene Montero, Rafael Mayoral o Pablo Echenique están haciendo una labor de oposición, y dura, a Pedro Sánchez, rebatiendo, discutiendo y negando los principios de la coalición.

3 ¡Y qué! Pero ahí tenemos al presidente del Gobierno y al resto de sus ministros, como si todo esto no fuera con ellos. Parece como si les diera lo mismo, o peor aún, como si ignorando los ataques y bravuconerías de los miembros de la formación morada estas tuvieran menos sentido o peligro.

4 Pablo Hasél Porque su postura en lo del rapero Pablo Hasél no tiene perdón de Dios (tampoco lo querrán). Pero no olvidemos que ese joven es, además de músico, un delincuente. De hecho, el jueves fue condenado a otros dos años y medio por amenazas a un testigo. Y no es la primera vez que pasa por un juzgado. Otra cosa es que haya que legislar sobre la libertad de expresión.

|| Lo mejor ||

‘perseverance’ Qué emoción ver llegar al rover de la NASA a Marte. Y con tecnología española y siendo la base que la agencia estadounidense tiene en España, la de Robledo de Chavela, la primera en recibir la señal. Ah, por cierto, el delegado de la NASA en nuestro país es un coruñés de Ortigueira, Anthony Carro, un aventurero que con tan solo 18 años se fue al país de las oportunidades para formarse y doctorarse en Física Matemática, Ingeniería Eléctrica y Derecho. ¡Olé!

|| Lo peor ||

vacunación. No sé aún si la próxima semana me explayaré en este asunto. Pero hay muchas cosas sobre el plan de vacunación que no me gustan, ni a mí ni a la mayoría. Por ejemplo, que los enfermos crónicos queden relegados a un cuarto o quinto lugar para ser inmunizados, cuando a ellos cualquier tipo de infección, ya sea de COVID o cualquier otro tipo de virus o bacteria, les pone en un peligro cierto, real y mortal. No sé en qué estarán pensando las autoridades sanitarias

|| La foto de la semana ||
Battiato: ‘Voglio vederti danzare’

Mi mente, como casi todas, parece que en ocasiones funciona sin sentido. Será por eso que el otro día cuando Antonio Hernández me ofreció esta fotografía visto y no visto empecé a tararear una de mis canciones preferidas: Voglio vederti danzare, del grandísimo Franco Battiato. Me siento arrullado, envuelto, acunado, abrazado por su música y su letra. La letra en italiano es como un tul, una fina seda que despierta mis sentidos. “Yo quiero verte danzar como los cíngaros del desierto/ Con candelabros encima(...)/ Y gira todo en torno a la estancia mientras se danza, danza/ Y gira todo en torno a la estancia mientres se danza/ Y radio tirana transmite música balcánica”. Sencillamente maravillosa.

21 feb 2021 / 01:00
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