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Enoturismo solidario con Roberto Verino

Verin. Ana Iglesias

Adentrarse en la bodega Gargalo, pionera de la denominación de origen Monterrei, es adentrarse en el universo de Roberto Verino, uno de los diseñadores más reconocidos de Galicia, que ha sabido hacer que moda y vino, profesión la primera y hobby lo segundo, caminen juntos. Para él, ambos comparten su filosofía vital, hacer productos que dejen huella, apostar por la diferenciación y buscar la excelencia. “No me conformo con la mediocridad”, afirma con rotundidad mientras paseamos entre sus viñedos, enumerando sus tres máximas para ambos mundos y para su propia vida: “Sorprender, seducir y emocionar”.

Su bodega, Gargalo, galardonada con varios premios, entre ellos el reciente Baco de Oro, se alza junto al Castillo de Monterrei. “Me inspiró mucho hace veinte años”, recuerda. “Por aquel entonces era una zona sin valor y mi bodega era la cuarta que se abría por aquí; ahora somos 27. Estamos a 45 minutos de Portugal y se puede hacer turismo de naturaleza y conocer la riqueza histórica y paisajística del entorno”.

Cautivado por este proyecto que comenzó hace dos décadas, Verino heredó su interés por el vino de sus abuelos maternos, cultivadores de viñas en la zona de la Ribeira Sacra, entendiéndolo siempre como “un placer para compartir alrededor de una mesa y de la buena conversación con amigos”. Y precisamente de estos momentos nace la bodega Gargalo, “con cariño y con el empeño de romper la dinámica negativa del vino, y de recuperar la dignidad del trabajador del campo”.

Me lo cuenta caminando entre viñedos, hablando de su filosofía del trabajo, del respeto por el entorno, “de ahí que la bodega esté enterrada y sea un edificio muy sencillo. Me gusta el racionalismo orgánico, la sencillez y la calidad, lo verdadero, y con una curiosidad añadida, “con los puntos cardinales identificados para no perder el norte”, dice sonriendo el modista, que insiste en la necesidad de “respetar la naturaleza y las tradiciones”, y poner de manifiesto su interés por “aprender del pasado si se sabe mirar”, de “no pasar de puntillas ante los problemas” y de “sentir orgullo de país, como sucede en Portugal. También de turismo cualitativo y de su compromiso por la sociedad y su entorno.

Y de ahí, de hecho, muchas de las acciones llevadas a cabo por la compañía. Porque si durante el principio de la crisis del covid-19 la empresa se volcó fabricando batas para los sanitarios, este verano con la bodega Roberto ha querido contribuir a paliar, en la medida de los posible, las consecuencias de la pandemia, desarrollando una importante acción solidaria en colaboración con Cáritas de Verín para recaudar fondos y ayudar a las familias más desfavorecidas de la comarca, mediante visitas guiadas a sus instalaciones.

“Enoturismo solidario 100 %”, me dice Verino, ya que el importe de los tiques vendidos hasta el 31 de diciembre 2020 será donado íntegramente a esta oenegé verinense.

La acción benéfica está teniendo una acogida muy positiva. “Son visitas que veníamos haciendo desde hace tiempo para dar a conocer la zona y el producto, pero que tras la crisis sanitaria, reanudamos con carácter solidario. Y estamos muy contentos”, asegura. “Agradecemos de corazón la visita de los que vienen a disfrutar de esta experiencia enoturística”. Además, han contagiado su entusiasmo a Consejo Regulador de Monterrei, y a otros establecimientos de la zona, que se han incorporado también a este proyecto.

La experiencia incluye paseo guiado por los viñedos que se encuentran en la ladera del castillo de Monterrei, con una breve explicación histórica incluida; una visita a las instalaciones de la bodega para conocer el proceso de elaboración; una cata degustación, y el obsequio de una botella de Gargalo por entrada, siendo el importe de 12 euros.

SEDUCCIÓN. “A la gente le encanta ver las diferentes uvas, godello, treixadura, mencía, arauxa... apreciar las variedades, la tierra rojiza...”, cuenta Verino mientras recorremos las 12 hectáreas de viñedos. Es entonces cuando reflexiona y bromea diciendo que “la moda y el vino están muy unidos; existe el color burdeos, y el primer vestido fue la hoja de parra de Eva”. También, ya más en serio, que con ambos “se seducen los sentidos, que tienen sus temporadas y”, en su caso personal, que para los dos busca que “tengan personalidad y capacidad de seducir”.

Una conversación que continúa en el interior de la bodega, decorada con fotografías de catálogos antiguos de la marca de moda, protagonizados por algunas de las top model más famosas de los ochenta como Helena Christensen o Yasmeen Ghauri, y con piezas tan curiosas como una máquina de vendimiar francesa de 1790 o una cepa centenaria convertida en escultura.

“Una cepa es como una mujer. De los 15 a los 20 tienen sus maneras, sus formas. A los 30 ya demuestran su capacidad de a dónde quieren llegar; a los 40 y 50 están en su plenitud, y a partir de ahí, pierden su capacidad de producción, pero ganan en calidad”.

“Cada vino tiene su personalidad; la excelencia tiene que ser una marca que añada valor a todos”, remarca al hablar de las buenas relaciones y sinergias entre los bodegueros de la zona.

La visita se realiza con todas las garantías sanitarias y en grupos reducidos de hasta 10 personas, y los tiques se pueden adquirir con antelación en la web www.gargalo.es, seleccionando hora y fecha de la visita y teniendo la posibilidad de disfrutarlo hasta el 31 de diciembre.

Finalmente, y ante dos copas de diferentes vinos, Roberto Verino explica que “cada añada es única. El vino no es como la cerveza, que se fabrica usando siempre la misma fórmula. El vino se elabora, y en el proceso intervienen muchos factores”, finalizando la visita con un deseo dicho en voz alta, “hay que ser respetuoso. El vino tiene que estar vivo”.

11 ago 2020 / 00:15
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