De 42,3 hectáreas a 293 en 23 años: así crece el cultivo de Rías Baixas en la ribera del Ulla

La denominación de origen aún no baraja datos de la subzona, que en la última cosecha rozó los dos millones de kilos

La mayoría de los viticultores ya completó la vendimia

Una de las nuevas plantaciones de viñedo en A Estrada / ecg

Una de las nuevas plantaciones de viñedo en A Estrada / ecg / Ana Cela

Ana Cela

Podría decirse que es la hermana pequeña de la Denominación de Origen (D.O.) Rías Baixas. No por extensión, sino porque la subzona Ribeira do Ulla ha sido la última en incorporarse a esta demarcación. Lo hizo en el año 2000 y, aunque siga siendo la más joven, es también una de las más grandes en términos de extensión. En 23 años, el cultivo de los vinos amparados por este sello ha pasado de condensar 42,3 hectáreas en las tierras que baña el río Ulla a superar las 293, siendo este último dato el correspondiente al ejercicio 2022. La subzona despliega la viticultura entre las provincias de Pontevedra y A Coruña, extendiéndose el cultivo de la vid por los municipios de A Estrada, Vila de Cruces, Silleda, Vedra, Boqueixón, Padrón, Teo y Touro. Buena parte de los viticultores tenían ayer completada la vendimia de este año, si bien desde Rías Baixas no se barajan todavía datos del volumen de uva recogido en esta campaña.

La subzona comenzó su andadura en esta Denominación de Origen con 93.606 kilos de uva recogidos en la vendimia del año 2000. Tenía entonces una única bodega y 24 viticultores para las 42,3 hectáreas iniciales. Los últimos datos que barajan desde el Consello Regulador apuntan a la existencia de 11 bodegas, 92 viticultores y 1.906.649 kilos de uva cosechados en la campaña de 2022, con un volumen inferior al recolectado en 2021. Esa vendimia obtuvo la cifra récord para Ribeira do Ulla hasta el momento: 2.058.995 kilos de fruta.

La zona de producción de vinos protegidos por la denominación de origen Rías Baixas está constituida por los terrenos que el citado organismo regulador estima aptos para la producción de uvas con la calidad necesaria para obtener vinos de las características específicas de los amparados por la denominación y que se encuentren en los términos municipales y lugares que integran las distintas subzonas: Val do Salnés, Condado do Tea, O Rosal, Soutomaior y Ribeira do Ulla. De este modo, la producción está localizada en la provincia de Pontevedra y en el sur de la provincia de A Coruña. En el caso de A Estrada, quedaría amparado por esta denominación de origen vino que se produce con las uvas recogidas en parroquias como las de Arnois, Couso, Cora, Oca, Santeles, Paradela, Berres, San Miguel de Castro, San Xurxo de Vea, Ribeira, Riobó, Santa Cristina de Vea, Baloira o Santa Mariña de Barcala. Por su parte, en Vila de Cruces se incluyen parroquias como Camanzo, Gres y Añobre, mientras que en el caso del término municipal de Silleda es la parroquia de Cira la que apostó más fuerte por la viticultura.

Desde su integración en esta denominación, la subzona Ribeira do Ulla no ha parado de crecer. Cada año son más las hectáreas y, aunque a un ritmo más lento, su aumento se ve acompañado de nuevos proyectos empresariales ligados a esta actividad económica. Por tanto, van aumentando bodegas, viticultores y, si las condiciones de la campaña vinícola lo permiten, también la cosecha de la uva que se convertirá en vino. Se trata de caldos plurivarietales, con un mínimo de un 70% de variedades Albariño, Loureira, Treixadura y Caiño Blanco. Sin duda, se trata de vinos condicionados por su entorno, de suelos, en general, graníticos y arenosos, a lo que se suma el hecho de que esta sea la subzona con mayores oscilaciones de temperatura. Se reconoce que, el hecho de ser el entorno de la DO más alejado de la costa y con mayor altitud, se traduce en unos vinos “con sabores afrutados y frescos”.

El emparrado es el sistema escogido en la zona para la ordenación de las vides, buscando una mayor exposición solar para el cultivo, si bien se ha incorporado también el sistema de espalderas.

“Ha sido una cosecha bastante buena en cantidad y maravillosa en calidad”, indicaron ayer desde Adega Castro Brey, en Camanzo (Vila de Cruces), una de las que ya completó la vendimia de este año. Sus impresiones hacen prever que el ejercicio se cierre con una buena cosecha que convertir en vino.

Por otro lado, desde la Denominación de Origen Rías Baixas se declinó ayer la invitación a valorar la recogida de firmas por parte de vecinos del valle del Ulla contra la implantación masiva de viñedos de albariño.

Aumenta el interés por este cultivo en A Estrada

Las parroquias estradenses de Ribeira, Paradela y San Miguel de Castro comienzan a ser el foco de las miradas de bodegas y viticultores que desean extender el cultivo de la vid en tierras de A Estrada. Empezaron a serlo hace unos años y el atractivo para ampliar la base territorial de algunas de estas explotaciones vitivinícolas se está incrementando. Firmas como Hábita Inmobiliaria ejercen como intermediarias entre los propietarios de los terrenos y los empresarios interesados en plantar vides en estas tierras próximas al caudaloso Ulla.

“Estamos trabajando con varios productores que están plantando en la zona de A Estrada”, explica desde Hábita Alejandro García Ríos. Indica que algunas de estas propiedades se encuentran ya plantadas y en crecimiento, si bien se espera que de aquí a final de año las plantaciones de viñedos se vean nuevamente incrementadas. En concreto, indica que en los últimos tiempos la firma movilizó como intermediaria unas 25 hectáreas de terreno en esta zona de A Estrada. “Y seguimos sumando”, apuntó. De este volumen de tierras, 15 hectáreas se encontrarían ya plantadas para comenzar a producir, cuando el ciclo lo permita, uvas amparadas por la Denominación de Origen R ías Baixas, dentro de la Subzona Ribeira do Ulla. La previsión con la que se trabaja es llegar a final de año con 21 plantadas. Hasta que transcurran tres años no están en condiciones de sumarse a la citada D.O. “Hay muchos interesados en la zona”, expuso el gerente de Hábita, que precisó que se tata de bodegas, directamente, o de viticultores que precisan más extensión para cultivar las uva que luego comercializan con las bodegas.