Se dispara el número de nidos de avispa velutina retirados, con el 17,5% localizados en la comarca

De los casi 30.000 eliminados en 2023 en Galicia, 5.244 estaban en alguno de los ayuntamientos del entorno de Compostela

Lidera la lista A Estrada, con 529, seguido de los 400 de Arzúa, mientras que se encontraron menos en la costa

Imagen de archivo de miembros de Protección Civil de Cabranes retirando un gran nido de vespa velutina

Imagen de archivo de miembros de Protección Civil de Cabranes retirando un gran nido de vespa velutina / Paula Fernández

La retirada de nidos de avispa velutina se disparó el pasado año un 35% en comparación con los eliminados en 2022 (casi 30.000 frente a 22.223). Y de este total, 5.244 se localizaron en alguno de los municipios que integran el área de influencia compostelana, lo que supone el 17,5 % del total en Galicia.

Entre los concellos en los que se detectó una mayor cantidad de estos nidos destaca, por mucho, A Estrada, donde acabaron con 529 de estos avisperos. Pero son varios los ayuntamientos que superaron la cifra de los 200, como Arzúa (con 400), Carballo (394), Boqueixón (202), Silleda (283), Lalín (264), Ames (210), A Laracha (239), Melide (261), O Pino (230), Vedra (207) y Teo (241). 

Las cifras, por contra, caen en los territorios que dan al mar o están próximos al Atlántico y, por ejemplo, en Cabana de Bergantiños fueron 71, en Camariñas 23, en Carnota 24, en Cee 23, en Corcubión 8, en Dumbría 26, en Fisterra 29, en Laxe 18, en Lousame 31, en Malpica 35, en Cabana 71, en Muros 27, en Muxía 37, en Noia 38, en A Pobra 79, en Mazaricos 64, en Catoira 37, en Dodro 42, en Coristanco 76, en Ponteceso 56, en Outes 59, en O Son 81, en Ribeira 96, en Valga 46, en Rianxo 120, en Pontecesures 44 y en Portas 59.

Completan el listado municipal, con una amplia variedad de cifras, los 167 de A Baña, 185 en Boiro, 110 en Brión, 81 en Caldas, 91 en Frades, 131 en Negreira, 140 en Ordes, 109 en Oroso, 105 en Padrón y 191 en el municipio dezano de Vila de Cruces.  

Hay que recordar que la Xunta renovó en 2023 la colaboración con la empresa pública Seaga para la ejecución del programa gallego de vigilancia y control frente a la avispa velutina acordado en 2020 entre el Gobierno gallego y Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp). El Gobierno gallego ya venía trabajando desde 2014 en un programa de vigilancia y control para minimizar el impacto de la avispa asiática en la comunidad y, ante el aumento de su presencia, decidió redoblar a partir de 2020 sus esfuerzos y actuar con la Fegamp. Y lo hizo poniendo en marcha un plan centralizado en el que se trabaja de forma coordinada con los ayuntamientos en las labores de retirada y extinción de los nidos para luchar contra esta especie invasora y reducir la inquietud que ocasiona su presencia.

Con este plan centralizado de lucha contra la avispa velutina, la Administración autonómica asegura que ofrece en los últimos años “unha solución homoxénea” en las zonas afectadas para alcanzar una mayor eficacia en la retirada y neutralización de los nidos. Y a día de hoy, están adheridos prácticamente la totalidad de los ayuntamientos gallegos, con un total de 311, incluyendo los cinco que se sumaron el pasado año (fueron Monterrei, Ortigueira, Ponte Caldelas, Vilalba y Ribeira). 

La empresa Seaga cuenta con un equipo de coordinación que organiza los equipos de intervención, a los que la Xunta viene dotando del equipamiento necesario para garantizar las máximas condiciones de seguridad de sus efectivos durante los operativos. Por eso, en los meses de verano de mayor incidencia de este insecto, y con el objetivo de atender de forma urgente el aumento extraordinario de avisos, se reforzó la contratación de efectivos (se duplicó, al pasar de 42 a 85) con la dotación de más medios materiales. Por provincias, el balance de 2023 fue de 12.294 nidos retirados en la de A Coruña, 4.638 en la de Lugo, 3.707 en la de Ourense y 8.876 en la de Pontevedra. 

En realidad, según aportaban fuentes de la Consellería de Presidencia, no todos los desplazamientos de los efectivos implican la retirada de los nidos. Por ejemplo, en determinados avisos atendidos se trata de asentamientos inactivos y en otros no procede actuar por tratarse de especies distintas de la avispa velutina, por no poder visualizarse de forma directa o por avisos duplicados ya comunicados por otras personas. 

NUEVO SISTEMA. Casi desde el momento que se detectaron velutinas en Galicia comenzaron a divulgarse sistemas para atraparlas, la mayoría basados en botellas de plástico con agujeros y líquidos atrayentes en su interior. El problema, como recuerda el experto asturiano José Manuel Vigil, “es que la mayoría de las trampas suponen un asesinato, porque capturan de todo al no estar pensadas ecológicamente”, algo ajeno a su sistema EVA.

Precisamente, EVA fue evaluado por investigadores de la Universidade de Vigo a través del artículo Comparación de la eficacia y selectividad de las trampas cebadas para la captura del avispón invasor vespa velutina, donde se destaca que el de Vigil fue el sistema que tuvo “una mayor efectividad y una mayor selectividad” entre los distintos que pudieron comprobar. “En resumen –aporta el propio Vigil–, con el mío de cada 106 insectos que caen, 100n son velutinas”, trasladaba, situando el siguiente clasificado a mucha distancia, ya que “de cada cuatrocientos que captura, apenas un centenar corresponden a ejemplares de esta especie invasora”.

El funcionamiento es sencillo, y se basa en que el tamaño de entrada está diseñado para las velutinas que, cuando acceden, se posan en unas varillas que se doblan por su peso, acabando con la avispa asiática sumergida. Incluye, asimismo, una suerte de boyas para que otros insectos puedan subirse y escapar por las salidas habilitadas. Además, el atrayente genera alcohol, “que no les gusta nada a las abejas, por ejemplo, pero sí a las velutinas”.

Su precio es económico (unos 15 euros), dura 3 años y lo puede montar un niño. A partir de esta época del año ya se pueden instalar para aprovechar la eclosión de los nidos primarios (los pequeños que albergan a las reinas) y dejarlo funcionando todo el año para los secundarios. Según el protagonista de estas líneas, empezó hace tres años a diseñar una trampa selectiva (EVA es el acrónimo de Eliminación de Velutina Asiática). El único problema que reconoce (común al resto de artefactos) es que también atrae al avispón europeo, la Vespa crabro. Pero no se da por vencido, y ya está preparando una nanotrampa muy útil para trabajar en las aulas.