El sendero descubre las antiguas papeleras que antaño fueron historia intrínseca del territorio gallego. Está llena de saltos de agua, puentes, molinos y canales que conforman un complejo sistema de aprovechamiento del agua. Apta para toda la familia, circular y de unos aproximadamente 20 kilómetros, que dependerán del punto de partida, es, sin duda, una ruta que invita a perderse.