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Franciscanos. El padre Honrubia dirige unas instalaciones declaradas Bien de Interés Cultural con más de seis siglos de historia que esconden la magia de un entorno solemne, pero muy vivo// Los religiosos nunca rentabilizaron su hallazgo, traído desde tierras mexicanas.

Solo tres frailes mantienen vivo el convento donde se fraguó el ‘milagro’ del pimiento de Herbón

Un portalón eléctrico se abre lentamente y libera el paso al enorme recinto del convento. Seis siglos de historia imponen respeto. Silencio absoluto, y nadie a la vista. Ya desde los primeros pasos, en pendiente hacia el río Ulla, impresiona el despliegue de piedra noble enraizada en el terreno y en la biografía de Galicia. Al cabo de unos minutos, y tras una llamada teléfonica a modo de GPS para ubicarse entre tanta superficie, llega el padre Francisco Honrubia, que está al frente de San Antonio de Herbón. Camina apoyado en un bastón por una operación de cadera, pero desborda agilidad a la hora de expresarse. En un primer recorrido resulta inevitable que los pasos se encaminen hasta la zona de la huerta.

El pimiento de Padrón es conocido y apreciado en todo el mundo, por mucho que su denominación real sea la de Herbón. Porque aquí es donde nació, “sin ningún género de duda”, asegura fray Honrubia. Fueron los frailes franciscanos quienes trajeron los primeros pimientos, probablemente con semillas de chile mexicano, “igual que importaron las patatas”. Pero los frailes nunca los vendieron ni rentabilizaron su hallazgo. “El aguardiente sí, pero ahora ya no lo elaboramos”. También introdujeron el kiwi en Galicia. América dio para mucho.

Toda la propiedad, declarada Bien de Interés Cultural, está ahora en manos de solo tres frailes, que se encargan del mantenimiento y de los quehaceres diarios. Además del propio Honrubia, allí viven sus compañeros Jesús Calvo y José Luis Soto. Tienen apoyo desinteresado “de unas cuantas familias de la zona que nos ayudan con la huerta, por ejemplo”, en la que siguen cultivando sus apreciados pimientos. También cuentan con una cocinera, que llega a media mañana y se encarga de sacarle partido a los productos que cosechan.

En la actualidad, además de su producto estrella, plantan pimientos de piquillo, lechugas, calabazas, judías o fresas, además de rosales. Fue tradición durante décadas el cultivo de aguacates mexicanos, el árbol del tomate, curuba o parchita, nasis, kumquat, feijoas, guayabos...

El pimiento nacido en estos terrenos ha colonizado los gustos de medio mundo. En ciudades tan glamurosas como Londres, los Padrón Peppers arrasan entre los modernos de barrios posh con ganas de experimentarlo todo. Lástima que, en realidad, provengan en su mayoría de Marruecos y no puedan tan siquiera imaginar el sabor de los originales. Estrellas de Hollywood como Robert Downey Jr. aparecen en Youtube degustando en un restaurante alemán los pimientos de Padrón precipitadamente, quizá por el riesgo de que alguno picase más de la cuenta. La culpable de ese aguijón en la garganta es la capsaicina, segregada para espantar a insectos y animales herbívoros, aunque no les sirva de mucho con los humanos. Se le atribuyen propiedades terapéuticas e incluso efectos afrodisíacos.

El prior desvela detalles y misterios de su hogar mientras camina de una estancia a otra. La zona de la residencia, donde duermen los tres moradores, es la más moderna y mejor acondicionada. Aún conserva su nombre la Zona del Cardenal, en donde había una habitación permanentemente reservada a esta autoridad o al arzobispo de turno. El recorrido incluye varias cocinas espaciosas y un gran comedor, zonas de almacenaje y un mundo de recovecos y piedras solemnes... Hasta llegar a la espléndida iglesia, con un retablo recientemente restaurado que merece bastantes minutos de la visita. El claustro, que es la parte más antigua del convento actual, también se benefició de una restauración. Data del año 1629, aunque en 1711 lo reformó Domingo Rodríguez Seoane para reparar los daños producidos por la reconstrucción de la iglesia. Queda una pequeña zona en la que se enterraba a los frailes, aunque la costumbre se abandonó a principios del pasado siglo.

El recorrido concluye cuando se acaba el tiempo, y no porque se agoten las historias de un lugar asombroso.

DOCUMENTACIÓN
Primera cosecha de patatas, pero “bastardas”

··· El convento se fundó en el

año 1396 por fray Gonzalo Mariño y fray Pedro Nemancos para vivir “en la más rígida observancia”. Los terrenos fueron donados por canónigos de la Colegiata de Iria. Fernando Bermúdez de Castro aportó además dos casas en 1509.

··· Entre 1396 y 1700 se dedicó a la vida de retiro, para posteriormente mantenerse como Colegio de Misiones, hasta 1835. Luego llegó una época de 49 años en la que no hubo frailes en Herbón. A partir de 1885, únicamente durante cuatro años, fue convento de los padres franciscanos, “aunque el arzobispado se reserva una parte”. A partir de 1891 fue seminario franciscano.

··· No solo fueron precursores en el cultivo del pimiento, sino que también introdujeron el kiwi en Galicia. Herbón fue, asimismo, de los primeros lugares en Galicia en que se cultivó la patata para consumo doméstico. En un manuscrito conservado en archivos del Arzobispado de Santiago se cuenta que el cardenal del Hoyo (siglo XVI), canónigo de la Catedral compostelana, afirma que en Herbón se había cultivado ya la patata, y que en la primera cosecha habían “salido muchas, pero bastardas”.

··· El río Ulla está pegado al convento, pero además cuentan con una importante reserva de agua permanente. De una de las fuentes que tradicionalmente surtían al recinto, la de San Francisco, explica Herosa (1756) que “se asegura, y lo confirma la experiencia, que es útil para deshacer y expulsar la piedra de la orina”. Esas propiedades se mantuvieron hasta la etapa actual.

12 feb 2023 / 06:00
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