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Viseu. Lejanía en piedra antigua

viseu con su catedral, claustro y edificios cercanos amanece con vetusta calma, en que las luces del sol se van encendiendo para alumbrar, una vez más, la escena diaria de esta ciudad serrana. Dentro de Viseu la “Porta do Soar “ (s. XV ) señala la separación y también la transición entre la ciudad medieval y la moderna, en una prolongación pensada y cuidada con construcciones para necesidades nuevas, como una prueba directa, ya desde mediados del siglo XlX, de los estilos de los tiempos modernos : un parque, el de Aquilino Ribeiro, con gran estanque y jardines cuidados incluídos, y calles comerciales elegantes donde el modernismo se alterna con fachadas dieciochescas, con urbanos ornamentos para deleite de la mirada. Viseu, como conjunto, es un tanque pétreo--y labrado-- que impone. Magia y atracción surgen de él. Como también atrae por su historia y museos. Allí nació el rey D. Duarte y allí tiene su estatua en una plaza muy acogedora y debajo del “ Balçao dos Canónigos : un pasillo aéreo cubierto de columnas y colocado sobre un resto de la muralla medieval . Su origen proviene de la Italia del Renacimiento. Ingeniosa construcción para el descanso y también para controlar el tránsito de las gentes.

EL MUSEO GRAO VASCO. Este Museo, fundado en 1916, lleva el nombre del más grande pintor de Viseu : Grâo Vasco (1475-1542 );y su primer director fué Francisco de Almeida Moreira, quien fué su director hasta 1939, en que falleció. Se conserva un relieve en bronce del mismo, obra de Benlliure, inaugurado en 1941. Este director no fué un director administrativo, instalado sólo en su cargo, en hueca vanidad (como muchos ). Fué acumulando a lo largo de toda su vida obras importantes de pintores portugueses, así como multitud de objetos artísticos. Del empeño como idea inicial pasó a la multiplicidad, de los géneros pasó a la diversidad, de los proyectos pasó a los logros. Era, además, profesor y crítico de arte, y un exquisito y cuidadoso coleccionista. Si en la actualidad Viseu se conoce no sólo por ser una ciudad portuguesa con entidad y con historia centenaria, este Museo, alimentado por él con tenacidad e ilusión, es una referencia para todos estudiosos del arte. Además a él de debe el descubrimiento, en 1918, de una gran puerta con arcadas románico--góticas en el interior del claustro, a partir de tirar paredes encaladas , como una manera de mejora.

Almeida Moreira tenía un elevado sentido práctico. A su muerte donó su casa a la ciudad de Viseu. Ël sabía que sólo así las cosas perduran y son conocidas. Por su casa, convertida en Museo, pasaron figuras emblemáticas del siglo XX , como Raúl Lino o Bordalho Piñeiro, y me explicaron que allí se organizaron multitud de tertulias literarias, certámenes poéticos, reuniones musicales y veladas donde la cultura y la amistad se juntaban en raíz plena. Era pues, la suya, una casa vivida, una casa donde la vida cotidiana se desenvolvía entre el buen gusto y el real disfrute de la vida. Era el hogar de una sensibilidad. El profesor Almeida Moreira tuvo, a no dudarlo, una vida interesante y rica. Es necesario decir que él también publicó. Quizá la clave de su éxito, a nivel antropológico, a modo de equilibrio suyo, haya sido una combinación de cosmopolitismo y tradición ( portuguesa ). Es decir : un viajar frecuente a Lisboa y una expansión a otros países y un elevar a calidad su propia ciudad natal. Realizó así una sabia dialéctica.

ASPECTOS DE LA CATEDRAL. Su fachada (1640) es de una pesada austeridad castellana, llena de renuncias ornamentales. Sin embargo el interior es por completo diferente, pues la creatividad, el estilo, el acierto y la innovación constituyen sus magníficos aspectos. El obispo D. Diogo Ortiz de Vilhegas , hacia 1513, decidió construir la famosa “abóbada dos nós “, es decir, bóveda de nudos, nervios en forma de cruz , con el nudo como centro y solución material y técnica , y también como ornamentación formal (e idea ) elegantísima del manuelino portugués. Las cuerdas marineras de la expansión ultramarina portuguesa de la época ingresan como forma , solución y triunfo a la hora de construir esta bóveda (después vendrían otras ). Un atributo náutico se convierte en genialidad constructiva (y decorativa ), simplemente. Es, además, un homenaje indirecto a los grandes viajes marítimos de ese siglo. Esta catedral, su interior, marca un capítulo en el arte de Portugal. Nos encontramos aquí ante un enfrentamiento fructífero, y que provocó un adelanto : de una parte la arquitectura de estilos, que implica repetición, serie, obediencia, costumbre, y de otra parte la arquitectura de ideas, que implica la inventiva, la ocurrencia, la idea, el añadido y que , a la vez, creará asimismo, un estilo, como solución arquitectónica y técnica acertada, y como aprobación social. Los años y los éxitos siguientes así lo permitieron. Pero hay más : el mar nos trae la vida, nos anima abolutamente; yo mismo mirando estas bóvedas “ recordaba “ el mar y “sentía “ su brisa. He aquí el efecto psicológico y fascinante del arte. Una doble visión de percepción y recuerdo.

Detrás de la catedral recorrí una calle estrecha, creo que es la Rúa Direita, con pequeñas fachadas renacentistas alternadas con fachadas sobrias múltiplemente centenarias, me aislaba y protegía, por así decirlo, de la impresionante sierra cercana, en un caminar reposado y atento. Hasta desembocar, más o menos, en las Rúas Alexandre Herculano y Miguel Bombarda: zona de restaurantes y donde el vino tinto de Dâo conjugó muy bien aquella jornada con una buena tarde en compañía de Pepe, Uxía y Dori...que me estaban esperando.

14 mar 2021 / 01:00
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