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Inmunidad en la pandemia COVID 19

África González Fernández / Doctora en Medicina y Cirugía; Especialista en Inmunología / Catedrática de Inmunología. CINBIO, Universidad de Vigo. Académica de la RAFG

Nuestro organismo se defiende frente a los microorganismos que producen enfermedades (patógenos), gracias a un sistema muy complejo denominado sistema inmunitario. Está constituido por todo un conjunto de células, sustancias solubles, órganos y sistemas circulatorios (linfa y sangre), en estrecha relación y cooperación.

Este sistema funciona como un ejército con distintos soldados, con jerarquías, con soldados que se mandan señales de alarma para avisar del enemigo, preparados algunos en la muralla para detectar la entrada de posibles invasores, mientras que otros, mucho más específicos, esperan a actuar más tardíamente.

La infección por el coronavirus suele ser bien resuelta en la mayoría de los casos (80% son leves o incluso asintomáticos, hay un 15% de personas con enfermedad moderada y un 5% con enfermedad crítica, algunos de los cuales fallecen). El principal factor de riesgo se ha visto que es la edad avanzada y el sexo masculino, así como otras co-morbilidades (diabetes, obesidad, problemas cardiacos, inmunodeficiencias, síndrome de Down).

Hoy sabemos que las personas que se infectaron con el coronavirus desarrollan inmunidad, con anticuerpos y linfocitos T y B de memoria que recordarán al virus, si éste llegara de nuevo.

Pero podemos evitar que una persona se infecte, gracias a la vacunación.

¿QUÉ HACEN LAS VACUNAS?. Las vacunas intentan “engañar” al sistema inmunitario para que crea que ha entrado un organismo extraño y poner la maquinaria en marcha. Se introduce el microorganismo completo atenuado, muerto, o partes del mismo (proteínas, RNA, etc.) y nuestro organismo lo detecta y lo intenta eliminar.

En este proceso, se ponen en marcha todo un ejército de células inmunitarias y de señales de alarma, que finalizan con la eliminación del posible patógeno, y la generación de una respuesta protectora y de memoria. Una vez que la persona está correctamente vacunada, su sistema inmunitario ya ha aprendido (es como si le hubieran enseñado una foto del enemigo) y sabe perfectamente a quién tiene que eliminar la próxima vez que lo vea. En la mayoría de los casos, las personas vacunadas no enfermarán si se ponen en contacto con ese patógeno, y si lo hacen, lo harán de forma mucho más leve.

Las vacunas protegen de la muerte, enfermedad y secuelas, pero no necesariamente evitan que una persona se contagie. Si bien es cierto que su carga viral será más baja, puede contagiar a otras personas, por lo que, aunque esté vacunado, deber seguir cumpliendo las normas de higiene, distancia, uso de mascarillas en interiores o exteriores cuando haya gente.

VACUNAS FRENTE AL SARS-COV-2. En menos de un año, hemos asistido a una de las grandes revoluciones en esta pandemia: las primeras vacunas a partir de secuencias de RNA del virus. Estas vacunas permiten que nuestro organismo produzca elementos similares a los del virus (la proteína S) y se desencadene una potente respuesta protectora frente al virus real (protección por encima del 90%). Esto ha sido posible gracias a una mujer, la Dra. Katalin Karikó, que llevaba investigando más de 30 años, que el RNA podría ser empleado en vacunas para agentes infecciosos y para otras enfermedades. No solo es posible hacer vacunas de RNA, sino que su eficacia es altísima, como lo están demostrando las vacunas ya administradas de las empresas Pfizer-Biontech y Moderna. Espero que le concedan el Premio Nobel.

Luego llegarían las vacunas basadas en adenovirus de Oxford-AstraZeneca y Janssen a ser autorizadas por la agencia europea, aunque ya Rusia, y China, llevaban tiempo administrando las suyas.

¿HEMOS APRENDIDO ALGO EN ESTA PANDEMIA?. No estábamos preparados para una pandemia como esta, y no sé si lo estaremos tras finalizarla, pero hay miles de cosas pendientes. Pero deben ser grupos multidisciplinares los que analicen e indiquen todos los puntos críticos. Es importante evaluar lo que se ha hecho, si es posible mejorarlo para el futuro y si viene otra pandemia, que nos coja mejor preparados.

Este año hemos aprendido un poco más sobre una de las ciencias básicas más desconocidas y de enorme implicación en la base de muchas enfermedades, la Inmunología. Su enseñanza debería incrementarse a diferentes niveles, tanto en los colegios e institutos como en la Universidad. Al igual que existen Centros Nacionales de Epidemiología, Microbiología, Investigaciones Oncológicas y Cardiovasculares, no tenemos un centro Nacional de Inmunología. Es una de las tareas pendientes.

24 jul 2021 / 19:41
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