Al servicio de la información local
Me licencié en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid en 1980, por lo que formo parte de la novena promoción de esa facultad. Tras unos años trabajando en diferentes campos, en 1987 decido retomar mi carrera, trasladarme a Galicia y empezar desde cero realizando prácticas en un periódico territorial. Posteriormente trabajaría en una emisora de radio nacional y también como corresponsal, al tiempo que iniciaría colaboraciones con EL CORREO GALLEGO, periódico en el que recalé a finales de 1990 gracias al apoyo de una buena amiga, fallecida hace años: Chicha, por entonces delegada del diario de la capital de Galicia en Ferrol. Ella me gestionó una entrevista con su jefe, Luis Pousa, que enseguida me mandó a cubrir mi primera información: una rueda de prensa del entonces conselleiro de Ordenación del Territorio, Xosé Cuiña, sobre unos problemas existentes con unas viviendas de protección social en Vite.
Por entonces la redacción estaba en la planta superior de Preguntoiro, y en la inferior funcionaba la histórica rotativa. Unos meses más tarde, en 1991, los responsables del periódico me dieron su confianza y por primera vez tuve, a los 31 años, un contrato fijo, de esos que hoy en día ya no existen. Durante cuatro años trabajé en la sección de local, donde me tocó cubrir gran parte de los actos del exitoso Xacobeo 93. Siempre recordaré el suplemento que entre varios compañeros hicimos sobre el concierto de Bruce Springsteen, bajo la supervisión de Caetano Díaz; se agotó el mismo día en que salió publicado.
Posteriormente trabajaría durante una larga temporada en la sección de Economía y más tarde en el periódico gratuito Tierras de Santiago, hasta entrar en la sección de Comarcas en la que estoy hoy en día. A lo largo de mis ya 30 años en Editorial Compostela, toda una vida laboral, he pasado por muy buenas épocas y otras de gran incertidumbre. He conocido y tenido muy buenos compañeros y compañeras, algunos que se han quedado por el camino, por mor de las consecuencias de las crisis que todos de una u otra forma hemos padecido, y otros que decidieron desarrollar su profesión en otras empresas. A todos mi agradecimiento por haberme permitido trabajar en lo que un día elegí como profesión, algo de lo que desgraciadamente muy pocos pueden presumir.