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Consejo de Administración de ECG en su etapa compostelana

X. Salgado / Santiago.

No es preciso recurrir a la ejemplificadora moda de las puertas giratorias que con tanta fruición acostumbran a traspasar los políticos jubilados para significar la relevancia que en toda empresa tiene su Consejo de Administración donde, además de la lógica representación del capital, se busca la coincidencia de figuras de excepcional renombre para que su bagaje personal aporte las complementarias dosis de credibilidad, solvencia y rigor a la firma que representan.

Tratándose de una empresa informativa, la búsqueda de esa singularidad adquiere doble relevancia, no en vano son las ideas, las propuestas, las sugerencias, el activo más valioso que la empresa pone en la calle, en su voluntad de hacer llegar al lector su modo de interpretar la realidad, con el ánimo de granjearse su comprensión.

En la particular historia de EL CORREO GALLEGO, título que concreta las principales ambiciones de lo que desde su llegada a Santiago es formalmente Editorial Compostela S. A., la empresa se ha dotado de destacadas figuras tanto en la presidencia del Consejo como en la conformación del mismo. Una buena parte de ellos en representación de la familia que durante muchos años fue principal accionista, Barrera Fernández, completando su conformación destacados prohombres y mujeres de Compostela, empeñados con el Editor de Honor y principal valedor de la firma, Feliciano Barrera, en la tarea de servir a los intereses de Compostela y Galicia.

Fue, antes que Feliciano Barrera, el representante de una de las familias más conocidas de la ciudad vinculada a la banca y al comercio, Juan Sáenz-Díez, quien obró la certera iniciativa de trasladar la cabecera del periódico desde el Ferrol en el que había nacido en 1878 a un Santiago ya en los estertores últimos de la guerra civil, 1938. Una decisión largamente meditada y en la que jugó un papel importante su repetida presencia en Estados Unidos y que se materializó con la compra de una rotativa y el resto de maquinaria, linotipias, la tipográfica Minerva y guillotinas que coinvertirían al nuevo periódico compostelano en el más moderno técnicamente frente a sus competidores El Diario de Galicia, El Eco de Santiago y el Compostelano. Desaparecido aquel, éstos acabarían por integrarse en Editorial Compostela.

CON SÁENZ-DÍEZ AL FRENTE DEL CONSEJO DURANTE DÉCADAS y con su sucesor, Luis Sánchez-Harguindey, miembro asimismo de otra conocida saga familiar compostelana vinculada con la Medicina, Editorial Compostela, empresa editora del periódico, puso también en la calle La Noche, el único vespertino que se editaba en Galicia y que acogió en sus páginas durante más de veinte años lo más relevante de la cultura y el sentimiento galleguista y que todavía hoy se considera como una insólita y afortunada referencia en la afirmación de lo propio.

En los inicios de los años sesenta un fracasado propósito de fusión entre los diarios Faro de Vigo y El Correo Gallego-La Noche llevó al cargo de Consejero Delegado a Amado de Lema, nieto del fundador de Faro, al mismo tiempo que María Victoria Fernández España, más conocida como Victoria Armesto y esposa de Felipe Fernández Armesto –Augusto Assia- se hizo con un paquete de acciones. Ambas permanencias serían efímeras en la empresa compostelana.

La fallida experiencia con Faro de Vigo posibilitó la compra de un importante paquete de acciones por parte de Feliciano Barrera que, el 20 de diciembre de 1965, le llevarían a los cargos de consejero-delegado y presidente de la Junta de Fundadores. Con él, completaban el consejo Sánchez-Harguindey como presidente, además de Francisco Vázquez Méndez, Juan Sáenz-Díez, el ex alcalde de la ciudad y presidente de la diputación provincial Ángel Porto Anido, Javier Vázquez Sánchez Puga, el “director perpetuo” Manuel Pola Vaquerizo y José Luis Galovart, Delegado de Sindicatos en Vigo, que actuó como asesor del consejero delegado durante los primeros años de la nueva etapa.

Fueron, sin embargo, épocas de penurias que afectaron muy directamente al proceso de confección de los diarios, con la continua oscilación cuando no caída del fluido eléctrico, las averías mecánicas que tantas noches hubo que resolver por la generosidad de una fundición dispuesta a atender de madrugada a la empresa, la escasez de papel y hasta unos transportes anticuados los que afectaron seriamente a una cuenta de resultados que obligó a que el 11 de septiembre de 1967 el Consejo decidiera la fusión de EL CORREO GALLEGO y la Noche en un solo diario vespertino, que salió a la calle el 1 de diciembre y duraría poco más de un año para hacerse a partir de ahí matutino.

PRESIDÍA AQUEL CONSEJO EL YA CITADO LUIS SÁNCHEZ-HARGUINDEY MIRAMONTES, médico de prestigio internacional, promotor y fundador del Sanatorio La Esperanza y fomentador de instituciones y sociedades destinadas a la promoción del progreso compostelano. Junto a él, figuraban en el Consejo un recién incorporado Feliciano Barrera, como consejero-delegado.

Por aquellas décadas integraron también en sucesivas etapas el Consejo de Administración personalidades como el censor eclesiástico Manuel Capón Fernández, Julio Reguera, el Marques de Figueroa y ex alcalde compostelano Juan Gil Armada, Francisco Ron, Cándido Varela de Limia, José Viña Iglesias, el notario Francisco Terrer de la Riva, Aquilino Bartolomé Martínez, el presidente de la Fundación Rosalía de Castro Octavio Sanmartín Domínguez, Jesús Fontán Lobe, Diego Murillo Carrasco, José María Sobrino Manzanares, Manuel Cerezales González o el que fuera alcalde de Vilagarcía y presidente de FECA José Luis Nogueira Rodríguez.

Posteriormente ocuparían similar cargo en el Consejo otras personalidades del relieve del intelectual e investigador Xosé Filgueira Valverde, el general Constantino Lobo, considerado el “cónsul de los gallegos en Madrid” por su destacada labor de intermediación por todas las causas de esta tierra; Buenaventura Castro Rial, catedrático de Derecho Mercantil y consejero de banca; Juan José Bartolomé Martínez, como consejero editorial; el presidente de la Sociedad de Cirugía de Galicia, Manuel Conde Corbal; el comandante auditor de la Armada, José Ramón Fernández Areal; el catedrático de la Facultad de Derecho de la USC Francisco Puy Muñoz, Manuel Rego Nieto; José María Dávila Zurita, general auditor de la Armada, o Luis Suárez Llanos, decano de la Facultad de Económicas de la Universidad de Santiago que Feliciano Barrera había ayudado a crear con aportación de capital propio.

LA CELEBRACIÓN DEL PRIMER CENTENARIO DE VIDA DEL PERIÓDICO, en 1978, fue decisivo en la evolución que habría de experimentar la empresa periodística a partir de entonces, decidida a salir de los limitativos márgenes de difusión en Santiago y Ferrol para abrirse definitivamente a Galicia en consonancia con los aires democráticos recién recuperados y con las ansias de autogobierno autonómico, por el que apostó desde el primer momento. Así se haría constar en la reunión del Consejo que presidiría Luis Sánchez-Harguindey y en el que Feliciano Barrera ocupaba el cargo de presidente de la Junta de Fundadores. Los achaques propios de su avanzada edad hicieron que al año siguiente, en 1979, Sánchez-Harguindey abandonara el Consejo cuya presidencia pasó a ocupar desde entonces y hasta su muerte, en 1987, el ex senador y ex rector de la Universidad compostelana, José María David Suárez Núñez.

Nacido en Compostela en 1932, Suárez Núñez, perteneciente a una afamada generación de médicos odontólogos, se licenció en Medicina por la USC con los premios Nacional de Fin de Carrera, Extraordinario de Fin de Carrera, Extraordinario de Examen de Estado y Carolina Díaz de Medicina. Presentado a senador en las generales de 1977 obtuvo la representación por A Coruña alcanzando el mayor número de votos. Fue también vicepresidente de la Asamblea de Parlamentarios de Galicia que tuvo cometido la elaboración del Estatuto de Autonomía de Galicia y dos votos y ciertas intrigas palaciegas le apartaron de ser el primer presidente de la Xunta de Galicia. Como rector de la Universidad compostelana, su labor se considera determinante en el despegue de la institución de los últimos años, con la creación de las facultades de Física y Veterinaria, además de ser autor de un certero estudio que proponía un distrito único de la Universidad gallega con la creación de cinco campos especializados y que intereses políticos abortaron dando origen a dos nuevas universidades en Vigo y A Coruña.

EL NUEVO CONSEJO

El nuevo consejo, en el que mantendría su determinante continuidad el que desde 1976 era consejero delegado, José Manuel Rey, cuya tarea fue determinante en el resurgir de la empresa periodística, nacía como consecuencia de una ambiciosa ampliación de capital y la incorporación a la Junta de Accionistas y Consejo de personalidades de extraordinaria proyección social como era el caso del notario lucense afincado en Vigo Alberto Casal Rivas, medalla de oro de su ciudad adoptiva en 1992; el notario, corredor de comercio y profesor mercantil Alfredo Goyanes Vilariño, el malogrado Ildefonso Sánchez Mera, también notario y fallecido a temprana edad; el reconocido médico natural de O Pino Julio Souto Boo, director de la clínica que llevaba su nombre; Enrique Suárez Noche, que fuera presidente y consejero delegado del Hotel Peregrino y propietario del restaurante Alameda; Manuel Martínez Antelo, abogado, veterinario y experto en sanidad, y el que fuera alcalde de Chantada y diputado provincial Joaquín Yebra-Pimentel. Un Consejo que completaba Fernando Barrera Morate, hijo de Feliciano Barrera, periodista y economista nacido en Madrid, junto a Ramón Taboada Soto como secretario del Consejo hasta su muerte en 1995.

Posteriormente, la secretaría del consejo sería cubierta por el teniente coronel de Intendencia de la Armada, Juan Antonio Rodríguez-Villasante, mientras la vacante de Ramón Taboada fue cubierta por el prestigioso catedrático de Pediatría de la USC, José Peña Guitián, una de las figuras más relevantes de la moderna Medicina gallega. También formaron parte del Consejo el empresario y médico propietario de la productora audiovisual CTV Ghaleb Jaber Ibrahim; Ramón Domínguez Rego, director general de CTV y profesor de Economía Financiera; el médico cirujano y vicepresidente de la Fundación Araguaney, Javier Hernández Pasín; la ex directora general de Xustiza y secretaria general del Valedor do Pobo, Pepa Castro Carballal, hija de Antonio Castro García, ex alcalde de Compostela e ilustre jurista que ocupó el cargo de presidente del Consejo de Administración de Editorial Compostela desde junio de 1991 hasta su muerte, en octubre de 2011.

Castro García, natural de Ordes, prestigioso abogado compostelano de amplia experiencia política, había sido director general de Xustiza del Gobierno de Gerardo Fernández Albor en los primeros años del proceso autonómico gallego. Fue, además, presidente del Club de Baloncesto Obradoiro. Durante los últimos años, el cargo de secretario del Consejo recayó en la persona de José Félix Talegón, licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y asesor jurídico desde 1979 del Grupo Barrera, Construcciones Grubar, La Sagra y Candea Industrias Plásticas, entre otras.

Como se señalaba más arriba, la presencia de la familia Barrera-Morate en el Consejo de Administración se sucedió, por épocas, con la presencia de otros integrantes, además de los ya citados Feliciano y Fernando, que fue editor además de consejero y presidente. También ocupó los cargos de editor y consejero José Luis Barrera Morate, licenciado en Ciencias Geológicas y vicepresidente de los geólogos españoles, hermano de Fernando y de Pilar, titulada en interiorismo, que también accede a consejera en 2009 y en 2016 como vicepresidenta, junto al representante de la tercera generación, Javier Cabrerizo, economista y directivo de firmas multinacionales, además de director general de Unidad Editorial. Otras incorporaciones de la familia Barrera al Consejo estuvieron protagonizadas por Isabel y Manuel Cabrerizo, éste como vicepresidente primero, además de consejero.

La última renovación del consejo se produjo en 2018 y quedó constituido por José Manuel Rey Nóvoa, Alfredo Goyanes Vilariño, Alberto Tajes Rey y María Almodóvar Picón. El secretario no consejero es el letrado Félix Talegón Fernández.

16 jun 2020 / 01:29
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