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ALFONSO FREIRE BENITO / Periodista y editor de libros

Periodismo a golpe de tecla

La primera vez que subí al altillo de Altamira y crucé la puerta de cristal me quedé flipao: un centenar de periodistas de diverso pelaje vomitaban sin cesár sus artículos en el DinaA4 a través de aquellas estruendosas máquinas de escribir.

¡¡Dios mío!! Qué sonido celestial ofrecían aquellos artefactos a mis oídos: no fue hasta ese momento que me di cuenta que quería ser uno de ellos. Lo que estaba viendo no era esa ingente teoría que en la facultad me habían echado a la mochila: lo que estaba viendo era periodismo vivo: profesionales con noticias en su cabeza volcando sin cesar segundo a segundo historias de todo lo que acontecía en la ciudad, en Galicia, en España, en el mundo.

Me ofrecieron una oportunidad y me metí de lleno en aquel océano de historias, de letras, de llamadas telefónicas, de contactos, de viajes intempestivos, de ir de aquí para allá en busca de la noticia.

Y conte historias, todas contrastadas, todas vividas, todas sufridas, con aquel equipo de Comarcas que me llevaba en volandas hacia las mejores y más apasionantes noticias que jamás había vivido nunca. Y (creo) me hice (gracias a Benito, José Antonio y Elisa) periodista.

Y contamos historias:

Nunca olvidaré el día que aquel magnífico y atrevido garganta profunda nos pasó el dosier con las conversaciones pinchadas de la Guardia Civil sobre el contrabando de tabaco; como nunca podré olvidar el día en que Sito Miñanco llamó a Benito Leiro para decirnos que Garzón iba a hacer una redada, y me tocó responder a mí (¡¡qué acojone dios!!!); nunca olvidaré el día que tomando unos vinos ya rematada mi jornada laboral (un periodista con horarios, jajajaja) me incorporo de nuevo a redacción porque un barco llamado Casón se incendia en las costas de Fisterra; nunca olvidaré aquel puñetazo que el líder del PP de Negreira propinó al alcalde del PSOE una vez acabado el pleno y lo mandó rodando escaleras abajo del Ayuntamiento directo al CHUS... nunca olvidaré cuando llamó Cebrián para decirnos personalmente que habíamos logrado el Premio Ortega y Gasset de Periodismo o cuando Julio Iglesias entró en la redacción y, echándome la mano al hombro, me dijo a carcajada limpia (hey): “Buen periodista que no me perdió de vista ni un momento” En fin...

Sin ellos (sin los genios de Comarcas) yo no sería periodista. Hace años que ya no ejerzo pero sigo sintiéndome periodista. Sin ellos, y sin todo el equipo que integraba esa maldita redacción que tantas horas de nuestras vidas consumía.

Cariño especial a los compañeros de las secciones cercanas, Roberto Qumata, quizás el mejor interpretador de noticias del periodismo gallego; Revilla, que siempre que se mantenía firme, sacaba las mejores crónicas del fútbol aficionado de la comarca; a Mayte, que elaboraba unas noticias de salud que pa qué te cuento...; Roberto, que aún no siendo periodista, cortaba como nadie el teletipo; a la Bugallal, mujer de raza y sutil escritura; a Andrés Hermida, un crac; a Pousa, a Tobío, a Salgado, y, como no, a Rey. A todos ellos, y aún habiendo tenido momentos para todo, lógicamente, gracias.

Os deseo lo mejor del periodismo escrito: la oportunidad de seguir escribiendo en un xornal que como el Barça lo es el fútbol, más que un xornal, es una institución que no podemos permitirnos el lujo de perderlo.

16 jun 2020 / 00:24
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