Una oportunidad a una generación afectada por la crisis
Soy una de las benjaminas de EL CORREO GALLEGO. Mi trayectoria se remonta cinco años atrás, lo que para mí, que aún no he alcanzado la treintena, supone un gran logro. Y digo esto porque, como todos sabemos, mi generación no ha sido precisamente afortunada... Empezamos a estudiar Periodismo en plena crisis económica y, a pesar de las ganas e ilusión que le hemos puesto, la vida no nos ha tendido la mano a la hora de ejercer nuestra profesión. Las puertas se cierran cuando eres un joven sin experiencia, pero irónicamente jamás la obtendrás si nadie arriesga y decide confiar en ti. Y fue precisamente este periódico el que me brindó la oportunidad. Y lo hizo cuando el único bagaje laboral que tenía a mis espaldas eran las prácticas de la facultad y del máster.
Allá por el 2011 y 2013 había pasado fugazmente por la redacción y por Correo TV, precisamente como estudiante en prácticas, y poco después, en el 2015, cuando acababa de cumplir 25 años y ya empezaba a asustarme la idea de no ejercer nunca el periodismo, la suerte llamó a mi puerta y empecé como becaria Feuga en la televisión. Allí pude hacer mis pinitos como presentadora, me divertí siendo reportera cada día en las calles de Santiago e incluso probé el mundo de la edición, todo un descubrimiento.
Me percaté de que a pesar de haber estudiado esta carrera persiguiendo mi devoción por la escritura (creo que si hubiese existido una facultad para formar novelistas, no me lo habría pensado dos veces) tenía una faceta oculta en el mundo audiovisual. De hecho, me fascinó tanto que desde entonces siempre he dicho que la televisión se ha convertido en mi medio predilecto. Fueron dos años entre cámaras y micrófonos, y donde además, cosas de la vida, conocí a mi marido. ¿Qué más se puede pedir?
Después, mi trayectoria me llevó hasta la redacción, a la sección de Área de Compostela, en la que actualmente trabajo y en la que he conseguido mi primer contrato laboral. Se abrió ante mí un nuevo reto, que al principio tengo que reconocer que me asustó, pero al que rápidamente me adapté. Tengo la gran suerte de poder decir que desde que terminé mis estudios no he pasado un solo día sin Periodismo, una profesión muchas veces dura y poco gratificante, pero tan fundamental hoy en día, donde internet nos confunde y no nos permite filtrar lo que es veraz de lo que no. Creo que es de hecho el mejor momento para apreciar a los verdaderos profesionales de la información y valorar un oficio lleno de intrusismo. Porque no, no todo el mundo que escribe es periodista, y no, no todo el mundo está capacitado para serlo. EL CORREO GALLEGO celebra nada menos que 50.000 ejemplares y solo puedo desear que siga cumpliendo años, éxitos, sueños y metas.