Así es el perfil del preso en Galicia: mayoría de hombres y el 80% españoles

A Lama, Bonxe, Monterroso, Teixeiro y Pereiro de Aguiar. Esos son los nombres de las cinco prisiones activas actualmente en la comunidad gallega, a las que hay que sumar dos centros de inserción social (CIS): el Carmen Avendaño, situado en Pontevedra, y el Carmela Arias y Díaz de Rábago, con sede en A Coruña. En estas siete instalaciones residían a cierre del pasado año 3.010 presos, entre aquellos que están cumpliendo una pena y los que se encuentran allí por prevención, es decir, aquellos que permanecen en una prisión antes de ser juzgados.

Se trata de la sexta población penintenciaria de mayor tamaño de todo el Estado, tan solo por detrás de Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León y Canarias, según los últimos datos facilitados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

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El número de internos ascendía el pasado mes de enero hasta las 56.979 personas si se tienen en cuenta todos los centros que hay repartidos por el territorio español, una cifra que se redujo en más de 10.000 reclusos con respecto a hace una década.

Aún así, el Consejo de Europa apunta en su último informe, correspondiente a los datos de 2022, que se trata de uno de los 48 países que forman parte de la organización con mayor población presa, situándose en sexto lugar. En lo referido a la ocupación de las cárceles, la tasa es de 73 presos por cada cien plazas disponibles en el conjunto del país.

El grueso de los internos en España se encontraban en diciembre del pasado año entre los 31 y los 50 años, y es que seis de cada diez está en este rango de edad, teniendo en cuenta tanto a la población reclusa penada como a aquella que lo está por prevención. Por su parte, los jóvenes de entre 18 y 20 años representaban apenas el 1,47% del total. Además, en el caso gallego, la mayoría de reclusos son españoles, concretamente ocho de cada diez.

Población estable

La población reclusa en la comunidad gallega se ha mantenido relativamente estable en el último lustro, con variaciones que no superan los 200 encarcelados por año, moviéndose entre un máximo de 3.188 y un mínimo de 2.818.

Con todo, sí que se produjo un descenso de presos notable con respecto a hace una década. En 2013, el Consejo Superior del Poder Judial registraba 3.688 personas en las cárceles gallegas, una cifra que ascendió hasta los 3.750 al año siguiente. A partir de ese momento, el número de encarcelados empezó a caer de manera progresiva. 

Esta bajada en el número de encarcelados tuvo lugar no solo en la comunidad gallega, sino en todo el conjunto del Estado. En el año 2009, España contabilizó 73.832 internos en sus prisiones, el índice de ocupación más alto que se conoce en el país. Desde entonces, con variaciones, han ido descendiendo. Entre otras cuestiones, esto se debe a las múltiples reformas efectuadas en el Código Penal.

En lo referido a la tipología delictiva de la población reclusa penada, a finales del primer mes de este año, 17.425 personas estaban internas por delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico, entre los que se incluyen blanqueo de capitales, robos, hurtos, extorsiones o vulneraciones de la propiedad intelectual. Los delitos contra la salud pública, como el tráfico de drogas o los fraudes alimentarios, son los segundos por los que más se cumple condena, con 7.444 internos en esta situación.

Apenas hay mujeres

Llama la atención en las estadísticas del CGPJ las diferencias por género de aquellos que se encuentran entre rejas. En la última década, las mujeres nunca han supuesto más del 8% de las personas internas en las cárceles o centros de inserción social. Entre 2013 y 2023, el porcentaje de mujeres en las prisiones de la comunidad se situó de media en el 7,26%.

Esto ocurre de manera igualitaria en todo el Estado. Al final del pasado año las mujeres representaban el 7,1% de los presos. En Aragón, Ceuta y Melilla se reducía hasta el 4%, la tasa más baja del país. Mientras, en la Comunidad de Madrid y el Principado de Asturias una de cada diez personas internas son mujeres. 

Con todo, España se sitúa como uno de los países de Europa con mayor número de féminas en sus cárceles. Además, cuenta con cuatro prisiones exclusivamente para mujeres, con el propósito de cubrir las necesidades de una población considerada vulnerable en este contexto.

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