“Nos vemos en los bares...”, siempre que no cierren

Según el INE, en Galicia se perdieron más de 3.500 establecimientos de comida y bebida durante los últimos diez años mientras que los locales de alojamiento se mantienen al alza

Una terraza de la zona vieja de Santiago, abarrotada de gente

Una terraza de la zona vieja de Santiago, abarrotada de gente / Xoán Álvarez

Cuando en el 1997 los vallisoletanos Celtas Cortos decidieron bautizar su octavo álbum con la frase Nos vemos en los bares, lo más probable es que no fueran capaces de imaginar el futuro que les depararía a estos locales 26 años después, porque lo cierto es que, lamentablemente, los bares no pasan por su mejor momento. Así se refleja en los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), donde se muestra que el número de “establecimientos de comidas y bebidas”, que es como se registran en la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE), descendió en más de 3.500 locales activos en Galicia durante los últimos diez años; concretamente, 3.551.Así, la comunidad gallega protagoniza el mayor declive de bares de todo el conjunto del país.

Con todo, los datos exponen que en Galicia aún no es complicado encontrar un buen sitio para tomarse una caña. A nivel estatal, la autonomía se mantiene como la quinta con más bares de todo el país (16.674 a cierre de 2023), después de Madrid, Valencia,Cataluña y Andalucía, que ostenta el primer puesto con 49.271 locales de hostelería en funcionamiento.

En el desglose por provincias, la mayor caída se vivió en A Coruña, que a pesar de ser la región gallega con más bares (7.038 a cierre de 2023), la bajada fue de 1.513 en los últimos diez años. Le sigue Pontevedra, con el cierre de 1.005 y 5.661 locales activos desde el 2013; Lugo, con 507 establecimientos menos en el mismo periodo y 1.981 en ejercicio, y Ourense, que experimentó el menor declive de la comunidad con la pérdida de 476 bares frente a los 2.044 que tiene en marcha.

La pandemia, un duro golpe

A tenor de los datos del INE, la curva de los bares gallegos tiene su punto de inflexión en el principio de la pandemia. A pesar de arrastrar una dinámica a la baja desde el año 2013, el descenso se pronuncia entre el 2020 y 2021, cuando se perdieron 790 locales en Galicia.

No obstante, el peor dato de los últimos diez años corresponde al intervalo entre el 2022 y 2023, donde se registró la pérdida de más de un millar de establecimientos; concretamente, 1.021.

El sector del alojamiento, al alza

De manera paralela al descenso de la hostelería, el sector del hospedaje no ha hecho más que crecer durante estos últimos años. Según las cifras del INE, desde el 2013 los servicios de alojamiento activos en Galicia (clasificación del CNAE) aumentó en 781 locales, pasando de 1.710 hace diez años a los 2.491 que hay a día de hoy.En este grupo se engloban hoteles, pisos turísticos y campings o aparcamientos de caravanas, entre otros.

Un ámbito “muy dinámico”

Desde la hostelería gallega achacan este descenso al alto dinamismo que existe dentro del ámbito hostelero. Así lo afirma el presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de Galicia, Cheché Real. “Es normal que los bares abran y cierren en periodos de tiempo cortos.Además, muchos sufren traspasos y cambian de propiedad”, indica el representante, que también destaca la alta empleabilidad que hay en el sector.“Este año batimos récord con más de seis millones de empleos creados en Galicia”, detalla.

En cuanto al auge de la comunidad como destino predilecto para pasar las vacaciones, Real achaca este fenómeno al cambio climático. “Dentro de lo pernicioso que es, no podemos negar que nos favorece como opción turística, y es algo que reflejan los datos”, señala el hostelero, que recalca la necesidad preparar al territorio ante el apogeo del sector. “Necesitamos más formación, tanto trabajadores como empresarios, y esto es algo que debe implementar la Administración”, zanja. 

Inés Cuíñas detrás de la barra del antiguo Casa Inés, en Cotobade

Inés Cuíñas detrás de la barra del antiguo Casa Inés, en Cotobade / Cedida

Inés Cuíñas, expropietaria de Casa Inés: “Ya necesitaba tomarme un respiro”

En Galicia, el bar es una institución. Muchos de ellos arrastran décadas y generaciones a sus espaldas, pero como todo, la historia de los bares también implica un punto y final. Inés Cuíñas tiene 68 años y es de Cotobade. A finales del año pasado decidió jubilarse, poniendo fin a más de cien años de trayectoria del que fue, toda la vida, el bar de su familia: el icónico Casa Inés. “Lo cierto es que ya necesitaba un respiro”, comenta a este diario la hostelera.

El Casa Inés fue fundado en el año 1918 por la abuela de la última dueña, Andrea Lois. Desde entonces, el bar solo fue regentando por mujeres. “Antes que yo lo heredó mi madre en los años 90”, incide Inés, que rememora con nostalgia cuando el Concello de Lalín concedió a su progenitora el premio de Gastronomía de Galicia en el 2015 “por toda una vida dedicada a la cocina”.

Inés confiesa que “un poquito de pena sí se siente” al cerrar el bar de toda su vida. “Estaba acostumbrada a la presencia de la gente que venía a comer y beber aquí. Ahora no tengo eso”, apunta la hostelera, que rememora los momentos más gloriosos vividos durante su regencia. “Cuando había fiestas en el pueblo, era apoteósico. Eso sí, las de antes de los años 70”, exclama entre risas.

En cuanto al cierre del Casa Inés, la exdueña confiesa que ya no hay relevo generacional para continuar el legado y el traspaso no era una opción. “Vivimos justo encima de lo que era el bar y no tenemos cocina en la parte de arriba”, señala Inés, que confiesa que ahora dedica su tiempo libre a cosas muy distintas a la labor de la hostelería. “Suelo dar muchos paseos e intento ver lo máximo posible a mis hijos y familia. Además, ahora estamos desmantelando lo que era el antiguo bar para dejar libre el piso de abajo de la casa”, apostilla.