Santiago

Contrarreloj en la vuelta al cole y muchas dudas por la falta de espacio

Equipos directivos y profesado apuran para terminar a tiempo la preparación de las aulas // Limpieza y distancias, puntos sensibles

  • 08 sep 2020 / 00:00
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Seis meses después de que el alumnado abandonase las aulas por la teledocencia, pasado mañana arranca un curso escolar en el que la incertidumbre y el miedo de padres y profesores serán protagonistas. Mientras, directivos y equipos docentes de los centros intentan cumplir las normas enviadas por Educación hace unos días.

CEIP VITE. La primera imagen al llegar al colegio del barrio de Vite es la de un padre y una abuela que entregan a los profesores una caja con material escolar. Dentro, además de estuches y libretas, van paños, mascarillas y gel desinfectante. Es la manera de evitar el “préstame un lápiz” que se suele dar día tras día entre compañeros.

“Temos secuenciadas as entradas por diferentes portas, e a maiores temos espazo propio para os que veñen en transporte escolar e para os que utilizan o servizo de madrugadores. Sobre todo para que os grupos de convivencia estable -los llamados grupos burbuja- non se xunten co resto”, explica la secretaria del centro, Carmela Rodríguez. Para garantizar que todos los niños sigan el camino marcado, los profesores empezarán la jornada algo antes con el fin de acompañarlos hasta el aula. En los baños, han decidido colocar un biombo para diferenciar los aseos por cursos.

Todavía se puede ver a operarios terminando alguna obra. Hoy está previsto que finalice la instalación de la red de Internet. Dentro de las aulas de primaria, las mesas están ya separadas y tienen encima las cajas de material. “Inda que teñen que estar coa máscara, hai nenos con algún problema, como os de espectro autista, que non a aguantan. E con eles hai que traballar moi de preto”, señala Rodríguez como una de sus principales preocupaciones.

A esto se suma “que non nos dá o presuposto para mercar máscaras FPP2 que tamén nos protexan a nós, e temos menos presuposto para material que un ano atrás”, añade la secretaria. Les queda pendiente acabar de solucionar el protocolo en el comedor. Desde el Concello, les han prometido el envío de pantallas para que la hora de la comida sea lo más individualizada posible.

PÍO XII. En este centro, la estampa es la del reparto de horarios al profesorado. Mientras ultiman detalles, en las aulas de infantil las profesoras intentan solucionar la falta de mobiliario para formar grupos de cinco. “Tenemos cuatro mesas de ocho, pero son 25 alumnos, necesitaríamos alguna más”, explica la jefa de estudios, Marta Veleiro. En este centro, todo el colegio es grupo burbuja, ya que los diferentes cursos no se juntarán en ningún momento. Las entradas al colegio se harán en una escala de veinte minutos, entre nueve menos diez e y diez, con franjas de cinco minutos por curso.

En primaria, la distancia de metro y medio se complica. “Non dá, estiven onte medindo, e queda cerca do metro e medio, pero e que non hai máis espazo”, detalla Veleiro. En Pío XII, la gestión del comedor corresponde al ANPA, que ya ha colocado las pantallas separatorias y ha fijado dos turnos de comidas.

MONTE DOS POSTES. Ni profesores organizando horarios ni padres llevando material. En este CEIP predomina la imagen de los obreros que realizan trabajos relacionados con la eficiencia energética, y que ralentizan el proceso de preparación para comenzar el nuevo curso. Como en este, hay obras en casi una decena de colegios a pocos días de que se vuelva al pupitre.

Así comenzó ayer Peleteiro: alfombras de desinfección y entrada escalonada

Santiago. La vuelta al cole ya es una realidad en el Colexio Peleteiro, de carácter privado. Los primeros en entrar en las aulas han sido los alumnos de infantil y primaria. Ya en julio, la dirección del centro dividió el colegio en zonas, con el fin de garantizar que los distintos cursos no se cruzan en ningún momento, ni en pasillos ni en las puertas de entrada; sin olvidar las aulas-bungaló instaladas para el alumnado de bachillerato.

Ayer los más pequeños comenzaron el proceso de adaptación durante unas horas. “En el caso de 3 años dividimos las aulas en tres tercios, y cada uno tiene una franja horaria, uno de ellos por la tarde. Así hay menos niños, y pueden entrar los padres con ellos”, detalla la coordinadora de infantil, Mallo Rodríguez. Antes de entrar, todos los alumnos deben pisar las alfombras desinfectantes distribuidas por las puertas de acceso, y utilizar el gel hidroalcohólico en las manos.

En primaria, el arranque fue para los alumnos de 1º, 2º, 3º y 4º. Su entrada se hizo de forma escalonada, con una diferencia de entrada de una hora. Los padres los pueden acompañar al edificio, pero no entrar a su interior. Desde Peleteiro afirman que todo salió sin incidentes.

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