Santiago

O Son, el festival que deseó volver a brillar

  • 19 jun 2022 / 14:27
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“Si llueve, nos vamos”. Ese órdago lanzó mirando al cielo Dani Martín en el tercer y último día de O Son do Camiño. Se había encapotado el cielo, caían las primeras gotas, y las previsiones no ayudaban. Pero también esa apuesta la ganó el cantante madrileño, que tiró de sus clásicos de El Canto del Loco para conectar con el público. En una unión intergeneracional a la que llegaron pocos de los otros artistas del cartel, “La suerte de mi vida”, “Volverá” y “Son sueños” amarraron el éxito de un concierto que Martín quiso dedicarle a los operarios heridos en el montaje del escenario.

Sin alardes en el envoltorio, la conexión con los asistentes trazó la progresión de una cita en la que se atrevió a interactuar varias veces en gallego -con entrenamiento, como reconoció, de su amigo Manuel Jabois- para acordarse del pasado con “No, no vuelve” -integrada en su disco homenaje a El Canto del Loco, compuesta en periodo de confinamiento y con la que quiso rendir homenaje a Liam Gallagher- y de quién ya no está -su hermana- “Cómo me gustaría contarte”. Para el artista madrileño, la amalgama de estilos presentes en el festival es prueba de una evolución social: “Me gusta que estemos en un momento para tener la cabeza abierta para escuchar de todo. Me encanta que haya rock, dj’s, trap. Para mí es el sentimiento: la música. Que les jodan a quienes le pongan etiquetas”. Aguantó el tipo durante la hora y media y con el punch de “Zapatillas” e “Insoportables” se metió en el bolsillo a sus fans y dejó convencidos a los más escépticos.

Había calentado previamente el ambiente La M.O.D.A. con “1932” y “Héroes del sábado,” sus dos mejores balas, que aparecieron cuando el reloj obligaba a encarar el traslado al escenario principal, donde, en el turno anterior que Martín, Nicky Nicole ya había demostrado ser un diamante en bruto y tener un recurso tan valioso -su voz- como una enorme falta de cuajo sobre el escenario. No le salvó la papeleta tampoco el regreso de Duki, uno de los que más atención aglutinó en la segunda jornada, para “YaMeFui”.

Rompió la dinámica de continuidad en las actuaciones Jason Derulo, que ya se mueve en otra órbita. También en otra década. Tiró de un animador para amenizar la espera -25 minutos- con un batiburrillo de hits de lista de radio comercial.

“Wacha say” abrió una actuación en la que el hilo de temas estaba amortizado hace años. Con más preponderancia de la puesta en escena -con coreografías de alto nivel-, que de la voz, el show del artista estadounidense tuvo dos borrones: la técnica le falló con el micrófono de diadema con el que cantó los primeros temas y un problema en el audio de la base le obligó a parar en seco “Wiggle”. También penalizó a Derulo el exceso de voces pregrabadas. “Take you dancing”, ”In my head” y especialmente “Swala”, ya con micro de mano, le hicieron recuperar enteros. Pero también se animó a dar un salto a la actualidad presentando “Slidin’”, su flamante nuevo single, publicado el mes pasado, y con el fenómeno TikTok ”Sauvage love” para terminar, limándole más de diez minutos a la actuación prevista, con “Want to want me”.

Contra la lluvia, que irrumpió a los segundos de la despedida del Derulo, y el horario solapado -fue la mala franja la que dejó también en la sombra a Rigoberta Bandini- luchó Natty Peluso con “Delito”, “Mafiosa” o “Bzrp music sessions” conjuntadas con un buen juego de luces con su escurridiza silueta como imán. La ecléctica artista de origen argentino, “enamorada de Galicia”, puso el broche con su recreación de “Vivir así es morir de amor”.

Para los que ya no tenían fuerzas fue el final. Los que quisieron apurar el festival -que fueron muchos más de los que estiraron las dos noches precedentes- se vieron agraciados con que el fin de la lluvia cuando Tiësto, recién aterrizado de actuar en el “A summer story” de Arganda del Rey, ya había echado a andar la fiesta con “Baila conmigo”, “Jackie Chan -con un gran soporte en vídeo-” y “Don’t be shy”. El dj neerlandés brilló para encajar una sesión redonda, con buenos remixes -“Midnight city”-, con producciones propias -“The bussines” y “The motto”-. Con el canto de todo el auditorio del Monte do Gozo del “A sky full of stars”, de Coldplay, puso el broche a un festival que, tras dos ediciones canceladas por la pandemia, deseaba volver a brillar.

SAMUEL GARCÍA

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