Ejercicios militares

China, Rusia e Irán realizarán maniobras navales conjuntas en marzo

Según Teherán, los ejercicios buscan reforzar la "seguridad regional" en un momento de máxima tensión en Oriente Próximo

Concluyen los ejercicios navales de Rusia, China e Irán en el golfo de Omán

Concluyen los ejercicios navales de Rusia, China e Irán en el golfo de Omán / EFE - Archivo

Adrián Foncillas

ChinaRusia Irán realizarán maniobras navales conjuntas el mes de marzo. El anuncio, que llega cuando la coalición liderada por Washington acentúa su presión sobre objetivos hutíes, subraya las opuestas perspectivas de China y Estados Unidos en el conflicto de Oriente Próximo.

Las maniobras pretenden reforzar "la seguridad regional", según el contralmirante Shahram Irani, jefe de la Marina iraní. La agencia oficial, Tasnim, habla de "juegos de guerra" y adelanta que PakistánBrasilIndia Sudáfrica serán invitados como observadores. No aclara el escenario pero los analistas apuestan por el golfo de Omán porque los tres países ya celebraron ahí sus ejercicios el pasado año. Duraron cinco días e incluyeron maniobras con fuego real y ensayos para repeler ataques de terroristas y piratas. El delicado contexto regional enfatizará el simbolismo de las maniobras inminentes.

Estados Unidos lanzó el sábado su tercera ronda de bombardeos sobre intereses hutíes en Yemen. Washington los justifica por los ataques sobre barcos comerciales en el mar Rojo y los hutíes legitiman estos como castigo a los sufrimientos de los gazatíes. No se intuye el fin a una crisis que también ha atrapado a China. Ninguno de sus cargueros ha sido asaltado pero sus navieras, incluida el gigante Cosco, han suspendido sus tránsitos por ese corredor. No hay país más afectado que la mayor potencia comercial pero, a pesar de las encarecidas tarifas marítimas, Pekín se ha movido con cautela. Ve la violencia hutí como una réplica del terremoto israelí-palestino. Y este, en su opinión, ha sido alimentado por la terca inclinación occidental hacia Israel en general y, más en concreto, por el boicot estadounidense a la propuesta de alto el fuego. No parece errada cuando pronostica que los bombardeos sólo agigantarán el conflicto. Irán los ha calificado como "una repetida violación de la integridad territorial de Yemen y una enorme violación de la ley internacional". "La perpetuación de esos ataques arbitrarios son una insolente temeridad política y una amenaza a la paz y seguridad internacional", ha afirmado su Ministerio de Exteriores.

Petición de Washington a Pekín

Estados Unidos ha insistido a Pekín en que pida a Teherán que ate en corto a los rebeldes hutíes. El mar Rojo fue un asunto prioritario en la reciente reunión de Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional estadounidense, y Wang Yi, jefe de la diplomacia china. "Pueden mantener conversaciones con los líderes iraníes que a nosotros nos son imposibles", razonó el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby. La prensa estadounidense habla de "peticiones reiteradas" en los últimos tres meses.

No es nuevo que Washington recurra a China para que apague los incendios globales, ya los cause Rusia, Corea del Norte o presuntamente Irán. Son peticiones lógicas porque Pekín disfruta con esos gobiernos de vínculos que Washington carece pero sobrevaloran la influencia china sobre la política exterior de países soberanos y, en los tres casos, sobrados de orgullo.

La influencia real de China sobre Teherán se descubrirá pronto. La agencia Reuters reveló la semana pasada que Pekín está maniobrando tras su equidistancia pública y ya ha pedido a los representantes iraníes que contribuyan al fin de los ataques a barcos. "Básicamente, China nos dice: si nuestros intereses resultan dañados, eso impactará a nuestros negocios con Teherán. Así que decidles a los hutíes que muestren moderación", habría dicho una de las fuentes iraníes consultadas.